En la decimoseptima entrega de la serie de Thorgal, La guardiana de las llaves (La Gardienne des clés, junio de 1991), nos reencontramos con un viejo conocido, el malvado Nichor Volsung, que en el álbum Los tres ancianos del País de Arán había desaparecido engulido en otra dimensión y que ahora lo vemos despertar en un extraño mundo, aparentemente el hogar de la Guardiana de las Llaves. Ésta, sin embargo, resulta ser la forma humana de la Serpiente Nidhogg (a la que habíamos visto en El hijo de las estrellas enfrentándose a un infantil Thorgal) y le promete a Volsung grandes riquezas si consigue arrebatarle a la auténtica Guardiana su cinturón mágico y entregárselo a ella. Para triunfar en su misión, le da la apariencia de Thorgal, el único humano en quien la Guardiana confía.
En cuanto llega a nuestro mundo, Volsung neutraliza al auténtico Thorgal y toma su lugar mientras éste caza. Ya de regreso en el pueblo con Jolan y Aaricia, con el cinturón en su poder y habiendo averiguado que éste le proporciona inmortalidad e invulnerabilidad, asesina al rey de los vikingos, Olaf Einarson, viola a su esposa y encierra a Aaricia y Loba, amenazando al Consejo si no le proclaman monarca.
Jolan, gracias a sus poderes, huye y encuentra a su padre, que ha sido informado de todo por la auténtica Guardiana. Con la ayuda de su viejo amigo, el enano Tjahzi (también presentado en El hijo de las estrellas), se aprestan a desenmascarar a Volsung y salvar a Aaricia y Loba.
Como vemos, las frecuentes referencias a aventuras anteriores y personajes presentados en álbumes pasados van colocando a Thorgal en la categoría de folletín, dado que para comprender plenamente cada episodio es necesario haber leído los precedentes. Desde que arrancara la serie habían pasado ya trece años y diecisiete volúmenes agrupados en distintos ciclos (más informales que claramente delimitados) y el final de esta historia, con el protagonista tomando la radical decisión de separarse de su familia para protegerlos del funesto destino que los dioses parecen tener designado para él, es un giro importante, el final de una larga etapa.
El guión quizá esté algo por debajo del nivel establecido por el propio Van Hamme para la serie, pero así y todo es una muy sólida historia de aventuras con buenos momentos sobre todo construidos alrededor de la confusión que provoca la usurpación de identidad de Volsung. Resulta chocante ver al intachable Thorgal –aunque sea falso– beber sin freno, asesinar, violar y tratar a los demás como esclavos.
Por lo demás, la trama sigue un desarrollo muy clásico, con el héroe viendo cómo su identidad es robada, denigrada y finalmente rehabilitada, mediando una sucesión de aventuras, tensión creciente, la ineludible confrontación final, algo de erotismo y una generosa dosis de fantasía. Es por eso que el desenlace sorprende tanto. El lector no espera que Thorgal tome la drástica decisión de abandonar a su familia, y tampoco que Aaricia acceda con resignación habida cuenta de que en ocasiones anteriores la habíamos visto más combativa a la hora de defender a los suyos y permanecer junto a su amado.
Rosinski sigue estando en plena forma, ofreciendo un gran trabajo desde la portada a la elección de colores. Destacar una vez más su talento a la hora de dibujar mujeres verosímiles, con una anatomía proporcionada y una expresividad corporal y facial creíble. Sobresale en esta ocasión, por supuesto, la Guardiana de las Llaves, quien a pesar de que aparece siempre desnuda (sus pechos y su pubis apenas están cubiertos por su largo pelo negro y un escaso cinturón), no hay rastro de vulgaridad sexual ni provocación gratuita. Por el contrario, transmite una belleza elegante, un encanto fascinante, como corresponde a una criatura primordial que ha existido desde el amanecer de los tiempos y cuya misión es vigilar los portales entre universos paralelos y dimensiones.
Un álbum, en definitiva, entretenido y muy bien dibujado, que recupera algunos personajes entrañables al tiempo que dice adiós a una etapa y emprende un sendero impredecible.
Artículos relacionados con la serie Thorgal
Thorgal: La maga traicionada (1980), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: La isla de los mares helados, de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: Los tres ancianos del país de Arán (1981) de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: La galera negra (1982), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: Más allá de las sombras (1983), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: La caída de Brek Zarith (1984), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: El hijo de las estrellas (1984), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: Alinoe (1985), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: El Ciclo del País Qa (1985-1988), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: Aaricia (1989), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: El señor de las montañas (1989), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: Loba (1990), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: La guardiana de las llaves (1991), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: La espada-sol (1992) y La fortaleza invisible (1993), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: La marca de los desterrados (1995) y La corona de Ogotai (1995), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: Gigantes (1996) y La jaula (1997), de Van Hamme y Rosinski
Copyright del artículo © Manuel Rodríguez Yagüe. Descubre otros artículos sobre cine, cómic y literatura de anticipación en nuestra sección Fantaciencia. Publicado previamente en Un universo de ciencia ficción, y editado en Cualia con permiso del autor. Reservados todos los derechos.