La continuación de La galera negra (1982), vendría un año después, en agosto de 1983, con Más allá de las sombras (Au-delà des ombres), quinta entrega de la serie de Thorgal.
Traumatizado por la pérdida de su esposa, Thorgal se ha convertido en un derelicto humano, andrajoso, vagabundo y sin siquiera la capacidad de hablar. Sometido a humillaciones verbales y físicas, su único sostén es Shaniah, que aún le ama y vive atormentada por las consecuencias que derivaron de sus actos en el álbum anterior. Es ella la que cuida de Thorgal, mendiga comida para él y lo protege.
Un anciano que les busca y que sabe que Thorgal porta la Llave del Segundo Mundo (que le entregó la Guardiana de las Llaves en Los tres ancianos del País de Arán), les ayuda a escapar de una situación apurada y les conduce a un enclave megalítico donde se les une Galathorn, el prófugo de Brek Zarith que en el álbum anterior había robado el caballo de Thorgal. La exposición a las aguas de un pozo mágico devuelve la razón al vikingo, que se presta a los planes de Galathorn. Aaricia está viva en Brek Zarith pero aquejada de una misteriosa y letal enfermedad. Thorgal accede a penetrar en el Segundo Mundo, superar sus peligros y convencer a la misma Muerte de salvar a su esposa.
Si lo consigue, a continuación acompañará a Galathorn para rescatarla de la Fortaleza de Brek Zarith, ayudando de paso a aquél a destronar al despótico Shardar. Y así, acompañado por la fiel Shaniah, Thorgal emprende su odisea más allá del espacio y el tiempo al encuentro con la Muerte para negociar la vida de Aaricia.
Con un compañero artístico tan sólido como Rosinski, Van Hamme bien podria haberse dormido en los laureles y limitarse a ir encadenando historias menos interesantes que el dibujo que las soportaba. Pero lejos de eso, el guionista avanza un paso más allá de lo que hasta ese momento había ofrecido en la serie y escribe una aventura que quizá pueda ser calificada como la más interesante de las aparecidas en la colección en ese punto. Se trata de una aventura trágica en la major tradición de la épica griega, una historia muy atmosférica con tintes místicos en la que los héroes deben enfrentarse a diversas pruebas físicas y espirituales hasta llegar al climax, donde tomarán la gran decision que cambiará sus vidas y las de aquellos a los que quieren.
Sin duda, el personaje de Shaniah es el que con diferencia más destaca en este álbum. De la joven adolescente enamorada y caprichosa que habíamos conocido en La galera negra, pasa a ser una muchacha que se ha visto obligada a crecer demasiado rápido, leal y aplastada por la carga de cuidar de un hombre al que ama pero del que no tiene ninguna esperanza de recibir el mismo sentimiento. Tan profundo es su amor, de hecho, que lo sigue al mismísimo reino de la Muerte y se sacrifica para que él pueda encontrar a su amada. A menos que se carezca totalmente de corazón, es imposible no sentirse tocado por esta trágica historia de amor doble: la de Thorgal por Aaricia y la de Shaniah por Thorgal.
Van Hamme apuesta sin ambages por la Fantasía, más aún si cabe que la segunda parte de Los tres ancianos del País de Arán. Thorgal y Aaricia, sin un momento de respiro, atravesarán un brumoso pantano plagado de monstruos; retrocederán en el tiempo y verán dinosaurios, caerán, siguiendo un arco iris, por un maelstrom; en un ilusorio edén deberán enfrentarse a sus propios miedos y anhelos; y acabarán cara a cara con un avatar de la propia Muerte, debiendo decidir si sacrifican una vida por otra en un desenlace muy emotivo y triste.
Con este álbum, el guionista demuestra al lector que cada entrega de Thorgal puede ser radicalmente diferente de la anterior. Sobre una base “histórica” y de aventuras, tanto puede derivar hacia la ciencia ficción como hacia la fantasía, el realismo más crudo o incluso, como veremos, al cuento infantil.
Rosinski, por su parte, está ya en su mejor momento, perfecto en esta peripecia en la que se va saltando continuamente de escenario y atmósfera. Empieza en un pueblo sucio y lluvioso; sigue entre unos megalitos cuyo misterio viene enfatizado por las brumas que lo rodean; continúa en los interminables y grises pantanos y luego las selvas jurásicas; el falso paraíso y, por fin, ese vacío surcado por las líneas de la vida y atravesado por una suerte de ángeles ciegos con alas de cuchilla. No se puede poner ninguna pega a su dibujo, ya sea en la construcción de parajes, ambientes y espacios, en la composición de viñeta o la representación gráfica de la psicología y emociones de los personajes (a destacar también en esta caso la maravillosa Shaniah).
Artículos relacionados con la serie Thorgal
Thorgal: La maga traicionada (1980), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: La isla de los mares helados, de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: Los tres ancianos del país de Arán (1981) de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: La galera negra (1982), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: Más allá de las sombras (1983), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: La caída de Brek Zarith (1984), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: El hijo de las estrellas (1984), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: Alinoe (1985), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: El Ciclo del País Qa (1985-1988), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: Aaricia (1989), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: El señor de las montañas (1989), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: Loba (1990), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: La guardiana de las llaves (1991), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: La espada-sol (1992) y La fortaleza invisible (1993), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: La marca de los desterrados (1995) y La corona de Ogotai (1995), de Van Hamme y Rosinski
Thorgal: Gigantes (1996) y La jaula (1997), de Van Hamme y Rosinski
Copyright del artículo © Manuel Rodríguez Yagüe. Descubre otros artículos sobre cine, cómic y literatura de anticipación en nuestra sección Fantaciencia. Publicado previamente en Un universo de ciencia ficción, y editado en Cualia con permiso del autor. Reservados todos los derechos.