Battlestar Galactica (BSG) cosechó un merecido éxito. La revista Time la votó una de las mejores series televisivas de 2005: «La mayoría de ustedes probablemente piensan que esta afirmación tiene que ser una broma. El resto, han visto la serie».
Ronald D. Moore tuvo la honestidad creativa de establecer un final definido para BSG, y no dejar que languideciera hasta su cancelación, por falta de audiencia, a base de alargar estúpidamente la historia planteada inicialmente, o estancarse en una interminable cadena de episodios autoconclusivos.
Para contentar a la legión de fans que la serie había ido acumulando, y a medida que el final de la misma se acercaba, se fueron lanzando productos relacionados, como los webisodios de 2006, de varios minutos de duración y que cubrían los huecos entre temporadas.
Probablemente inspirados por el éxito de las películas con que la franquicia de Babylon 5 (1993-1998) había ido manteniéndose viva en el corazón de los fans después del cierre de la serie principal, los productores de BSG decidieron recurrir a la misma técnica, produciendo un par de telefilmes que expandían la historia principal.
Una de las mejores líneas argumentales de la segunda temporada era aquella en la que la Galáctica encontraba otra Estrella de Combate superviviente, la Pegasus, al mando de la almirante Helena Cain (Michelle Forbes). En la serie original de 1978, este personaje había sido un impulsivo oficial (interpretado por Lloyd Bridges), cuyo deseo de alcanzar la gloria ponía en peligro la unidad y seguridad de la Flota. Era, sin embargo y en esencia, una buena persona. La almirante Cain, por el contrario, mostraba una frialdad y un comportamiento claramente criminal, fusilando a los disidentes y desmantelando naves civiles para abastecer su propio navío, abandonando luego a su suerte a los infelices que viajaban en ellas. La tensión creciente entre Adama y ella terminaba con ambas Estrellas de Combate enzarzadas en combate, y con sus respectivos comandantes conspirando para asesinar a su rival.
La popularidad entre los fans del arco argumental de la almirante Cain llevó así a la producción de una primera película para televisión, Razor, estrenada el 24 de noviembre de 2007, previamente a la presentación el siguiente año de la cuarta y última temporada (que fue dividida en dos bloques de diez episodios, emitidos a partir de abril de 2008 y enero de 2009 respectivamente).
Razor fue escrita por Ronald D. Moore con la intención de que pudiera ser editada independientemente en DVD, y su visionado es opcional para quienes hayan seguido la serie, puesto que complementa y enriquece aquélla, pero su historia no resulta esencial para la línea argumental general.
Para cuando se estrenó Razor, el equipo de producción de BSG ya había alcanzado un nivel de calidad sobresaliente, y ese talento se traslada íntegro a este telefilm, cuya acción se desarrolla a tres niveles: los flashbacks al Pegasus durante el ataque Cylon inicial y las dramáticas situaciones en las que se vio la nave inmediatamente después; otra historia ambientada en el tiempo de la serie con los personajes habituales; y más flashback menores, protagonizados por un joven William Adama (Nico Cortez) durante la primera guerra Cylon.
La película no añade demasiado a lo que ya sabíamos de la almirante Cain, excepto que su particular odio hacia el modelo Caprica 6 proviene de que uno de estos ejemplares se había convertido en su amante antes de traicionarla, estando a punto de destruir la Pegasus. Pero lo que realmente importa en la película es su principal y mejor personaje: la teniente Kendra Shaw (Stephanie Jacobsen) y su particular y trágico viaje desde la bisoñez hasta el mando, de la inocencia al tormento por sus acciones y su búsqueda de la redención. Jacobsen consigue algo tan difícil como ajustar su estilo interpretativo frío e impávido a los requerimientos de su personaje.
Ya en 2009, con la serie principal finiquitada, se lanzó una nueva película, El plan (27 de octubre de 2009), destinada como la anterior a ser editada independientemente en DVD. En ella, se ofrecía una aproximación interesante: narrar los acontecimientos de la serie desde el punto de vista de los Cylones, para lo que se trajeron de vuelta a todos los actores que habían interpretado a los diferentes modelos en la serie –con la excepción de Lucy Lawless–. Los fans tenían así la ocasión de disfrutar de una película dedicada principalmente al personaje encarnado por Dean Stockwell (nº 1, Hermano Cavil), cuya interpretación seca y rayana en lo inhumano proporcionó algunos de los mejores diálogos de las tres últimas temporadas de la serie.
El plan es una película dirigida exclusivamente a los seguidores de la serie madre, puesto que de otro modo su argumento, sus cambios de puntos de vista entre los diferentes personajes y la fusión entre el metraje de la serie reutilizado y el material nuevo resultarán incomprensibles. Por otra parte, y ese fue siempre su objetivo, amplía y mejora la comprensión que teníamos del comportamiento de varios de los modelos Cylon.
A esta película le siguió una nueva serie, Caprica (22 de enero de 2010 – 30 de noviembre de 2010), una precuela escrita en tono tecno-policiaco, en la cual se contaba la génesis de los Cylones. No tuvo ni la calidad ni el éxito esperados, y fue cancelada al cabo de 18 episodios (o 19, si tenemos en cuenta que el piloto fue un episodio doble).
Posteriormente, se produjo otra serie-precuela: Battlestar Galactica: Blood & Chrome (9 de noviembre de 2012 – 7 de diciembre de 2012), protagonizada por un joven William Adama (Luke Pasqualino) y dirigida por Jonas Pate.
En febrero de 2009, el creador de la franquicia, Glen A. Larson emprendió negociaciones para rodar un largometraje. En un principio, estaba previsto que lo dirigiese Bryan Singer, a partir de un guión de John Orloff. En 2014, Universal incorporó a un nuevo guionista al proyecto, Jack Paglen. Con el paso del tiempo, la productora fue cambiando al equipo: en 2016, Lisa Joy figuraba como guionista y se rumoreaba que Francis Lawrence dirigiría la película. Dos años después, en 2018, el nuevo elegido para escribir el libreto fue Jay Basu.
Para consolidar el catálogo de su servicio de streaming Peacock, NBCUniversal anunció el 17 de septiembre de 2019 el lanzamiento de una nueva serie de Battlestar Galactica, producida por Sam Esmail.
BSG no se contentó con ofrecer a los espectadores norteamericanos una válvula de escape para las heridas psicológicas infligidas por el entonces reciente atentado del 11-S. En lugar de ello, recreó los problemas del mundo actual, invitando al espectador a reflexionar sobre el individuo, la nación y las creencias, temas que no suelen encontrar acomodo en una televisión poco dada a generar polémicas con ciertos temas.
Como parte de una nueva generación de ciencia-ficción televisiva, BSG no sólo visualizó otros mundos y especies no humanas (en este caso artificiales), sino que también consiguió utilizar esas ficciones futuristas para analizar nuestra propia naturaleza, en un momento histórico en el que la historia parece haber perdido parte de su relevancia, el futuro se presenta poco claro y nuestra humanidad se asemeja a menudo a un conglomerado de fuerzas que escapan a nuestra comprensión y control, como la genética, el peso de la tradición cultural o los grandes movimientos políticos y económicos.
Si Battlestar Galáctica, la serie original del 78, fue un producto de su tiempo tanto narrativa como visualmente, lo mismo puede decirse de la nueva BSG. Ésta es hija de una ciencia-ficción televisiva moderna y mucho más que una simple revisitación de un programa clásico.
BSG pudo haber terminado como lo que fue inicialmente: una space opera ligera y poco atrevida, que no requiriera demasiado cerebro para verla y entenderla, y que prometiera más de lo que diese. En cambio, sus numerosos niveles de discurso temático, la fuerza e intensidad de sus personajes y los exigentes valores de producción, revitalizaron decisivamente el género en su vertiente televisiva, e hicieron de ella una serie imprescindible para cualquier aficionado.
Ronald D. Moore tuvo el valor de prescindir de los efectos especiales vacuos y la tecnocháchara inverosímil, propia de space operas más veteranas, para concentrarse en lo que la ciencia-ficción hace mejor: ofrecer una mirada crítica y certera de la condición humana.
Artículos de la serie:
Galáctica, estrella de combate (Battlestar Galactica, 1978-1979)
Galáctica, estrella de combate (Battlestar Galactica, 2004-2009)
Battlestar Galactica (2004-2009): Concepción visual y diseño de producción
Battlestar Galactica (2004-2009): Un acercamiento realista a la ciencia-ficción
Battlestar Galactica (2004-2009): El desarrollo de los personajes
Battlestar Galactica (2004-2009): ¿Qué nos hace humanos?
Battlestar Galactica (2004-2009): Cultos religiosos en el espacio exterior
Battlestar Galactica (2004-2009): Ética, moral y supervivencia
Battlestar Galactica (2004-2009): Política en un mundo impredecible
Battlestar Galactica (2004-2009): Las secuelas
Copyright del artículo © Manuel Rodríguez Yagüe. Publicado previamente en Un universo de ciencia ficción y editado en Cualia con permiso del autor. Reservados todos los derechos.