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«Babylon 5» (1994-1998), de J. Michael Straczynski

El éxito cosechado por Star Trek: La nueva generación (1987–1994) supuso a la hora de la verdad poco impulso en lo que se refiere a la producción de nuevas series televisivas de ciencia ficción. De hecho, muchas cadenas seguían pensando que el género era veneno para las cifras de audiencia. Star Trek no era más que la excepción que confirmaba la regla.

A medida que transcurría la década de los noventa, los éxitos de Star Trek: Espacio Profundo Nueve (1993-1999) y Star Trek: Voyager (1995-2001) hicieron poco por cambiar la situación. Su adhesión a la franquicia de Gene Roddenberry los seguía convirtiendo en casos especiales.

Sin embargo, para cuando La nueva generación finalizó su recorrido en la primavera de 1994, ya se habían comenzado a emitir dos de las series de ciencia ficción más importantes de la historia televisiva del género. Expediente X, de la Fox, registró cifras de audiencia record, mayores aún que las conseguidas por cualquier serie de Star Trek. La segunda fue Babylon 5, aclamada por la crítica y adorada por los fans desde su primera temporada y cuya original propuesta consiguió atraer los suficientes espectadores como para que se completara su proyectado recorrido de cinco años. Estas dos series junto a la franquicia de Star Trek, hicieron de la década de los noventa la mejor de la historia hasta el momento para la ciencia ficción televisiva.

Babylon 5 es una gran saga situada en el universo del siglo XXIII, en el que humanos y alienígenas tratan de limar sus diferencias pacíficamente a bordo de la enorme estación espacial de diez kilómetros de largo que da título a la serie. Dirigida primero por el comandante Jeffrey Sinclair y más tarde el capitán John Sheridan, los miembros de la tripulación deberán luchar contra una maligna e intrigante especie alienígena conocida como Las Sombras, una facción corrupta de políticos y militares terrestres y una siniestra organización de telépatas con sus propios objetivos. Pero veamos primero su génesis.

Straczynski (al que críticos y fans se refieren como JMS para evitar equivocarse con su difícil apellido) no era a mediados de los ochenta un recién llegado a la televisión. Tras una breve carrera como periodista, Straczynski pasó a la pequeña pantalla en 1983, trabajando como guionista, editor y productor de varias series infantiles de animación como He Man and the Masters of the Universe (1983-1985), She-Ra (1985-1986), The Real Ghostbusters (1986-1991) y Captain Power (1987-1988), así como en Se ha escrito un crimenThe New Twilight ZoneJake y el Gordo y otras series de imagen real. Además, JMS pasó varios años escribiendo comic-books (Teen TitansStar Trek), y artículos de periodismo de investigación y críticas sobre cultura popular además de guiones radiofónicos. En resumen, JMS sabía escribir.

Fue durante su trabajo como guionista para The New Twilight Zone cuando un día, mientras se duchaba, experimentó su personal epifanía sobre un nuevo programa televisivo. Se sintió tan inspirado que apenas tuvo tiempo de cerrar el grifo, saltar de la ducha y ponerse a escribir sus ideas en un libro de notas. Sería una space opera en forma de saga que se prolongaría cinco años y que incluiría a un amplio reparto de humanos y alienígenas. El primer título que llevó aquel borrador fue El Proyecto Babylon .

Esto sucedió en 1986. En esa época, estaba a punto de dar comienzo una nueva era para la ciencia ficción televisiva. Pero la ambiciosa premisa de Straczynski era un arma de doble filo. ¿Estarían dispuestos los estudios y las cadenas a aceptar una idea tan ambiciosa teniendo en cuenta que el presupuesto sería forzosamente limitado? Mientras el guionista pulía los detalles, se prometió que esta vez sería diferente. Todas las historias estarían pensadas y engarzadas unas con otras de antemano, algo que suponía toda una novedad en el medio televisivo, en el que las series se iban escribiendo sobre la marcha hasta que el público dejaba de responder. Ahora se trataría de una serie con un principio, un desarrollo y un final claramente definidos.

En la primavera de 1987, con una completa biblia sobre el universo que había imaginado y un borrador completo de la historia, Straczynski mostró su proyecto a John Copeland y Douglas Netter, un dúo de productores con quienes ya había trabajado anteriormente en Captain Power and the Soldiers of the Future, un programa infantil de imagen real. Se enviaron propuestas a HBO, ABC y CBS, pero las puertas parecían cerradas. Straczynski estaba convencido de que su idea era buena, pero estaba claro que eso no era suficiente para sacarla adelante. «Me costó cinco años vender el programa porque nadie quería competir con Star Trek, nadie pensaba que podía hacerse. Todos creían que sería demasiado caro. Cuatro años después, incluso mi agente empezó a decirme: Déjalo. En ese tiempo podrías haber vendido dos o tres ideas más convencionales». Pero yo estaba obsesionado con esta historia en particular. Sabía que podía hacerse. Quería hacer una saga como las que yo había crecido leyendo.

Efectivamente, las cadenas pensaban que una serie que no se ajustara al modelo de episodios autoconclusivos impediría que nuevo público fuera incorporándose una vez el programa se hubiera iniciado, lo que reduciría excesivamente su nicho de mercado. En realidad, JMS estaba recurriendo al formato de serial tan habitual ya en los culebrones: la línea narrativa principal, con sus múltiples capas y temas, permitiría hacer evolucionar a los personajes de una forma muy raramente vista en la televisión.

Por fin, en marzo de 1989, las estrategias de mercado de las cadenas jugaron a su favor. Chris-Craft Television era un consorcio de cadenas de televisión independientes distribuidas por todo Estados Unidos. Uno de sus propósitos era convencer a Warner Bros para crear una nueva cadena, por lo que pensaron que Babylon 5 les vendría bien para tal objetivo. Los productores consiguieron interesar a los ejecutivos del consorcio gracias principalmente a dos propuestas con implicaciones presupuestarias: por un lado, la decisión de situar la acción en una estación espacial y, por otro el recurso a efectos digitales –una muestra de los cuales, elaborada por ordenador por el mago de los efectos especiales Ron Thornton, fue exhibida para demostrar su factibilidad–. Al no necesitar múltiples decorados y maquetas, el ámbito financiero podría mantenerse siempre bajo un relativo control.

Sin embargo, las cosas se dilataron más de la cuenta. En el verano de 1989, Paramount rechazó la serie y, por fin, en diciembre de ese mismo año, Warner Bros puso en marcha la anunciada cadena sindicada, PTEN (Prime-Time Entertainment Network) con tres series, Kung Fu: The Legend ContinuesTime Trax … y Babylon 5 .

Straczynski fue muy específico en su declaración de principios incluida en el borrador que envió a Warner Bros, tal y como afirmó él mismo en un post de internet: «Había visto tantos programas de ciencia ficción de presupuesto ajustado que siempre acababan sobrepasándolo, que quería desafiarme a mí mismo creando uno que cumpliera varios puntos importantes.

1) Tendría que ser buena ciencia-ficción.

2) Debería ser buena televisión, y rara vez los programas de ciencia ficción eran al tiempo buena ciencia ficción y buena televisión. Generalmente son una cosa o la otra.

3) Adoptaría un enfoque adulto, intentando ser para la ciencia ficción televisiva lo que Canción Triste de Hill Street fue para las series policiacas.

4) Sería financieramente asequible, realizado con un presupuesto razonable.

5) No tendría que parecerse a nada de lo visto hasta la fecha en TV y presentaría no solo historias independientes, sino situadas sobre un tapiz mucho más amplio. El resultado es Babylon 5.

Durante años, en las convenciones, he escuchado a los aficionados lamentarse e incluso organizar coloquios titulados ¿Por qué no pueden hacerlo bien? Esta, creo firmemente, es la oportunidad de conseguir exactamente eso… hacerlo bien, tomarse la ciencia ficción en serio, crear personajes para un público adulto, incorporar auténtica ciencia pero mantener a los personajes en el centro de la historia».

Escribir esto antes incluso de que el episodio piloto se hubiera finalizado, significó una toma de posición nueva, diferente, una señal de que algo iba a cambiar en la ficción televisiva.

Entre agosto y septiembre de 1992 se filmó el episodio piloto, La reunión, que se emitió el 22 de febrero de 1993 como parte de la nueva programación del recién nacido consorcio PTEN. Los resultados de audiencia fueron buenos y la noticia comenzó a circular con rapidez entre la comunidad de fans de la ciencia ficción. La fe que la cadena depositó en el resultado del programa aseguró la financiación de la serie regular, que empezó su producción en unos estudios de Sun Valley, California, estrenándose en enero de 1994.

Babylon 5 comienza en 2258, diez años después del final de la guerra que enfrentó a la Tierra y los Minbari. La estación espacial del título está situada en territorio neutral, y cumple el papel de las actuales Naciones Unidas, pero a escala galáctica. En ella todas las razas alienígenas pueden reunirse, intercambiar mercancías e ideas, resolver sus asuntos diplomáticos y, en definitiva, tratar de alcanzar un entendimiento mutuo que impida el estallido de nuevos conflictos.

El constructor y principal promotor del proyecto fue la Tierra. Como en el universo de Star Trek, la Tierra parece disponer de un gobierno mundial, que en este caso controla, además, cierto número de colonias en otros planetas. Pero, a diferencia del utópico futuro imaginado por Gene Roddenberry para su Star Trek, el de B5 está plagado de problemas sociales, políticos y económicos.

La especie humana está menos avanzada (especialmente en lo que a tecnología se refiere) que muchas de las otras especies con las que ha contactado. De hecho, una de las razones del establecimiento del proyecto Babylon fue la mencionada guerra Tierra–Minbari, que estalló debido a un simple malentendido después de que una nave terrestre, al contactar por primera vez con una Minbari, interpretara mal sus señales, abriendo fuego y matando a su principal líder. En el conflicto que siguió, la propia Tierra fue casi aniquilada por la superioridad tecnológica de la Federación Minbari. Sin embargo, éstos –tal y como se nos informa en el transcurso de la serie– detuvieron inexplicablemente su avance cuando estaban a punto de llegar a la misma Tierra, ofreciendo en cambio su rendición y poniendo punto final a la guerra. Algunos terrestres consideraron tal resultado como una victoria, pero la mayoría de los líderes humanos se dieron cuenta de que las fuerzas terrestres no eran rivales para la mayoría de las civilizaciones alienígenas de la galaxia. El proyecto Babylon fue así concebido como un intento de evitar futuros conflictos entre especies.

Babylon 5 tiene una fuerte dimensión utópica en su visión de cooperación y comprensión entre especies. De hecho, las voces en off que abren los episodios de la primera temporada definen a la estación como nuestra última y mejor esperanza para la paz, haciéndose eco de las palabras elegidas por John F. Kennedy para describir a las Naciones Unidas en su discurso inaugural de 1961. El proyecto está apoyado con igual decisión por otras especies, particularmente los Minbari.

La estación tiene una población estable de 250.000 personas de más de veinte especies distintas, todas tratadas, al menos teóricamente, como iguales. De ese número, el 42% son alienígenas, por lo que los humanos constituyen sólo una ligera mayoría. Por otra parte, el proyecto Babylon ha estado marcado por el desastre desde sus inicios. Por una parte, hay quien, en la Tierra, lo ve como una táctica dilatoria que retrasará una nueva e inevitable guerra, danto tiempo a los humanos para que reconstruyan y amplíen sus fuerzas a un nivel que les permita enfrentarse a los Minbari con posibilidades de éxito.

Por otra, Babylon 5 lleva ese número porque es la quinta en una serie de estaciones con un destino trágico. Las tres primeras fueron destruidas misteriosamente hallándose aún en fase de construcción, mientras que la cuarta desapareció sin dejar rastro justo antes de entrar en servicio. Así, Babylon 5 comienza su misión rodeada de un aura de peligro que sugiere que hay fuerzas misteriosas que se oponen a su objetivo.

La misma estación es un gran trabajo de ingeniería en la mejor tradición del género, dando por sentado que la tecnología en el año 2258 habrá avanzado más allá de lo imaginable en estos momentos. Con casi diez kilómetros de longitud y un peso de 25 millones de toneladas, Babylon 5 es básicamente una ciudad girando sobre su eje para conseguir gravedad interior, dotada de diferentes espacios con atmósferas específicas para acomodar a especies no respiradoras de oxígeno y un impresionante catálogo de instrumentos de comunicación, armamento y soporte vital que ayudan a dirigir la estación.

La serie presenta también una tecnología de viaje espacial muy avanzada, necesaria para mantener un contacto regular con otras especies alienígenas y que éstas puedan viajar con facilidad desde sus respectivos mundos a Babylon 5 y viceversa. En este caso, el viaje interestelar se consigue mediante el uso de portales al hiperespacio, una zona inestable que permite trasladarse a gran velocidad entre puntos distantes del espacio normal.

Uno estaría tentado de afirmar que Babylon es un milagro de la tecnología si no fuera porque, a diferencia de muchos otros programas de ciencia ficción, aquí se deja claro que la estación se construyó con un enorme esfuerzo humano y económico. De hecho, debido a problemas presupuestarios, algunas zonas de la misma se dejaron sin terminar. Además, problemas de índole práctica marcan el día a día, lo que exige una ingente cantidad de trabajo. Por ejemplo, el continuo flujo de naves que llegan a la estación para comerciar deben ser cargadas y descargadas por los operarios por mucho que máquinas de avanzada tecnología les ayuden en la tarea. Uno de los momentos clave en la primera temporada acontece en el episodio Por cualquier medio necesario (mayo 1994), cuando los trabajadores de los muelles amenazan con ir a la huelga por los bajos salarios y las peligrosas condiciones del servicio.

La primera temporada se centra principalmente en presentar a la estación y los personajes que la habitan. Conocemos así al comandante Jeffrey Sinclair (Michael O’Hare) y los cuatro embajadores alienígenas: Kosh, del Imperio Vorlon; Londo Mollari (Peter Jurasik), del Imperio Centauri; Delenn (Mira Furlan), de los Minbari; y G’Kar (Andreas Katsulas), de Narn. Todos ellos tienen sus propias culturas, costumbres, creencias y marcadas personalidades. Es éste uno de los muchos aspectos que distanció a Babylon 5 de otras space operas televisivas anteriores y posteriores: los alienígenas son retratados como seres complejos, individuos claramente diferenciados unos de otros en lugar de servir de representantes genéricos de sus razas. Éstas, por otra parte, son más complejas y variadas cultural y socialmente que, por ejemplo, en Star Trek.

Por ejemplo, G’Kar, el embajador Narn en las dos primeras temporadas, comienza siendo el representante truculento, amoral y conspirador de una raza guerrera vagamente similar a los Klingons de Star Trek. Sin embargo, a medida que la serie avanza, G’Kar se convierte en un personaje mucho más positivo, incluso espiritual, una vez que se hace evidente que la agresividad de los Narn es básicamente una respuesta a la brutal conquista y esclavización de su especie por los Centauri. De hecho, cuando estalla la guerra entre ambas civilizaciones en la segunda temporada, rápidamente queda claro que los verdaderos agresores son los Centauri. La rápida victoria de éstos, conseguida gracias a la utilización de armamento prohibido por su capacidad destructiva, hace de G’Kar un personaje trágico. Despojado de su estatus diplomático al caer el gobierno Narn, permanece a bordo de Babylon 5 tratando de mantener unida a su gente.

Los Centauri (modelados claramente a partir del Imperio Romano) son una raza antigua y muy avanzada, aunque su antaño gran imperio se halla, en el momento en que transcurre la serie, en fase de grave declive. Es más, la política Centauri parece consistir en una serie interminable de intrigas palaciegas. Los Centauri contactaron con la Tierra cien años antes de la acción narrada, aportando el conocimiento de varias tecnologías, incluida la del viaje hiperespacial.

Los Minbari son probablemente los más importantes y avanzados de todos los alienígenas. Son una especie antigua y muy sofisticada cuya tecnología se encuentra muy por delante de la terrestre. Además, son una de las pocas razas de ese universo que parece tener un sistema político y social relativamente eficiente. Su sociedad está estrictamente dividida en tres castas: religiosa, guerrera y trabajadora, cada una de las cuales atesora valores y filosofías diferentes. Teóricamente, las tres tienen igual estatus y poder, si bien se habla poco de la de los trabajadores, estando la Federación dominada por las otras dos. Su tejido social se halla equilibrado por un cuidadoso y complejo sistema de pesos y contrapesos que en la cuarta temporada se viene abajo desencadenando una guerra civil. La casta guerrera, naturalmente, gana el conflicto, aunque Delenn impide que usurpen el poder.

Los Vorlon son los más alienígenas de todos los visitantes de la estación. El embajador Kosh es el más enigmático de todos los diplomáticos. No se sabe nada de él o, ya puestos, de los propios Vorlons. Son una raza aislacionista que ha tenido poco contacto con otras especies y, hasta donde se sabe al comenzar la serie, nadie ha vuelto con vida tras visitar el espacio Vorlon. Kosh resulta aún más misterioso por cuanto habla con enigmas y su verdadero aspecto, oculto tras un voluminoso traje de contención, es completamente desconocido.

Conoceremos también a otros miembros del personal de la estación que jugarán un papel clave a lo largo de toda la serie. La teniente Ivanova (Claudia Christian) comienza siendo una militar fría, eficiente y respetuosa del reglamento, aunque poco a poco evolucionará mostrando su lado más humano y socarrón sentido del humor. Ivanova tiene un pasado problemático que de vez en cuando la atormenta, pero nunca vacila en cuanto al bando en el que debe lealtad y su valor jamás queda cuestionado. Las tareas diplomáticas, sin embargo, no son lo suyo y cuando ocasionalmente debe desempeñar ese papel, se siente claramente fuera de su elemento.

El doctor Stephen Franklin (Richard Biggs), es un brillante cirujano y experto en la fisiología de una amplia gama de especies alienígenas, lo que lo convierte en pieza clave dentro del organigrama de la estación. Personaje amable, curioso y dedicado a su profesión, su autoridad médica nunca se discute. Pero como todos en Babylon 5, tiene un lado oscuro: su adicción al trabajo y su perfeccionismo le conducen a una peligrosa dependencia de los estimulantes.

Por último, tenemos al jefe de seguridad, Michael Garibaldi (Jerry Doyle). Muy cercano al comandante Sinclair –quien lo eligió personalmente para ese puesto a pesar de sus antecedentes alcohólicos–. Cínico, meticuloso, contestatario y testarudo, Garibaldi a menudo caminará por el filo de la navaja, pero su conocimiento de la estación y su tendencia a desconfiar de todo y todos acabará resultando siempre útil.

Otro de los elementos clave en historias venideras es el cuerpo de los PsiCorps, organización similar a una policía secreta cuya misión es regular la actividad de los numerosos telépatas humanos que comenzaron a aparecer cien años atrás –gracias, según nos enteraremos, a las manipulaciones genéticas de los Vorlons–. Los PsiCorps no responden ante nadie y algunos de sus miembros, como el siniestro pero meloso Alfred Bester (Walter Koenig) han estado utilizando los recursos de la organización para perseguir sus propios fines, a menudo enfrentándose a los intereses de Babylon 5. Talia Winters (Andrea Thompson) es la telépata oficial de Babylon 5, encargada principalmente de asegurar la sinceridad de los intervinientes en transacciones comerciales.

Uno de los misterios alrededor del cual gira esta primera temporada son los acontecimientos que rodearon al comandante Jeffrey Sinclair en el último día de la guerra con los Minbari. Durante una batalla que ya se daba por perdida, quedó inconsciente durante un ataque y, justo cuando los Minbari iban a vencer despejando el camino hacia la Tierra, se rindieron. ¿Por qué? Durante diez años, los Minbari se negaron a dar explicaciones. El enigma, relacionado con Sinclair, se desvelaría en la segunda temporada, en el capítulo Revelaciones .

Pero hubo otros misterios que se plantearon en este primer año: ¿Quién construyó la Gran Máquina que se esconde bajo la superficie de Epsilon 3, el planeta próximo a Babylon 5? ¿Por qué Babylon 4, tras haberse esfumado súbitamente años atrás, vuelve a aparecer? ¿Qué fue de esa estación? Al final de la temporada, Londo Mollari escoge aliados peligrosos, iniciando una cadena de nefastos acontecimientos que afectarán no sólo a su propio futuro, sino al de todo su planeta.

Babylon 5 fue desde el principio una criatura nacida exclusivamente de la visión creadora de JMS, quien no sólo escribió 91 de los 110 episodios, sino que ejerció control creativo sobre todos los aspectos de la producción, incluyendo el casting, vestuario, diseño, efectos visuales, maquillaje, música y montaje. No quería presentar un futuro utópico, sino uno con codicia y soledad, uno en el que los personajes crecen, evolucionan, viven y mueren; uno donde no todo se queda igual al terminar el día . Tal y como afirmó en una entrevista, «Babylon 5 era en realidad una serie de intriga política envuelta en una historia de acción». Quería que B5 fuera un espejo del mundo real, no una fantasía distante. Warner Brothers supo reconocer el valor de su idea y, de forma harto excepcional en el medio televisivo, dejó de exigir que se le enviaran los guiones para su aprobación final. Su confianza en el creador recibió justa recompensa: Babylon 5 sigue atrayendo a nuevos aficionados más de diez años después de su final.

Straczynski elaboró un intrincado tapiz de personajes e historias que, en la primera temporada, se estructuró a base de episodios mayormente independientes, pero sembrando en ellos la semilla de lo que pronto se iba a convertir en arcos narrativos mucho más extensos. Simples diálogos aparentemente sin importancia y sutilmente intercalados en los episodios, acabarían dando pie, en posteriores temporadas, a líneas argumentales enteras. Era entonces cuando se revelaba que todo pertenecía a algo mucho mayor y el espectador se sentía premiado por su fidelidad a la serie.

Otro aspecto excepcional de la serie fue que en cada temporada cambiaba el statuo quo. El actor Bruce Boxleitner, que se convirtió en uno de los protagonistas a partir de la segunda temporada, afirma que fue ese aspecto el que más le intrigó: «Tiene su propia especificidad. No lo sueles ver en muchas series de televisión, dice. Es esa singularidad que creamos, ese universo tan específico con una historia tan concreta. Y eso es lo que me atrajo cuando leí el primer guión. Me dije: ¡Vaya! Es muy distinto. Es diferente a Star Trek«.

Y vaya si lo era. Las cinco temporadas contarían una sola historia, sí, pero al mismo tiempo cada una de ellas se centraría en temas específicos. Toda esa interconectividad supuso una bocanada de aire fresco en el formato televisivo de ciencia ficción, claramente asentado en las pautas establecidas por Star Trek: una crisis por episodio al final del cual todo volvía a su curso inicial sin que los personajes resultaran afectados por lo acontecido. JMS se desvió completamente de ese modelo y no se dejó nada en el bolsillo a la hora de explorar la psique humana: mató a personajes principales, los hizo sufrir emocionalmente (ya fuera a causa de amores perdidos, adicción al alcohol o la droga o problemas familiares). En el universo de Babylon 5, todo aquello que nos hace humanos –nuestras obsesiones, intereses, lenguaje, cultura, defectos y virtudes– está intacto, comentó en un foro online. Al final de la serie, tras cinco años de peripecias y desafíos, cada personaje se hallaba en un terreno psicológico muy diferente de aquel sobre el que había comenzado.

La serie, en términos muy generales, versa sobre lo que Straczynski llama las cuatro preguntas de la vida: «¿Quién eres? ¿Qué deseas? ¿Por qué estás aquí? ¿Hacia dónde vas?». Estas cuestiones se suscitan a través de diversos personajes y representan no sólo la pregunta en sí, sino toda una ideología subyacente. Por ejemplo, las Sombras preguntan constantemente a sus potenciales aliados «¿Qué es lo que quieres?» para conocer su auténtica motivación y seducirlo. Cada raza –simbolizada por un personaje protagonista– ha de encontrar sus propias respuestas. Pero en un sentido más profundo, todos y cada uno de los personajes han de enfrentarse a esas mismas preguntas, valorar las respuestas y considerar cómo éstas afectan a sus vidas.

En este sentido, los personajes de Babyon 5 gozaban de una complejidad muy superior a los de otras series, no limitándose a servir de peones de los que servirse para hacer avanzar la historia. Aunque algunas de las especies alienígenas representaban una postura ideológica (los Vorlons, las Sombras), seguían conservando ciertos rasgos que los aproximaban a los aficionados. Mientras que el destino de cada personaje permanecía oculto para el espectador, en cambio sí podía apreciar los cambios producidos en ellos, hasta tal punto que todos los protagonistas, al final de la serie, han experimentado una evolución radical pero coherente. Y, en ese final, el espectador siente una sensación de que todo ha quedado completo, cerrado.

Aunque la serie iba ganando popularidad, los actores de B5 eran todavía una colección de desconocidos. Por mutuo acuerdo con los productores, Michael O’Hare abandonó la serie. Sus intereses se dirigían hacia el teatro y quería regresar a ese medio, aunque luego retornara brevemente al programa para encarnar de nuevo a su personaje. Aunque a los fans les gustaba el comandante Sinclair, no todo el mundo estaba de acuerdo en cuanto a la personalidad del actor. Su abandono fue motivo de abundante polémica entre los aficionados en los foros de internet.

Era necesario encontrar un reemplazo como comandante de la estación. PTEN y Warner Bros exigieron una cara más conocida que facilitara la venta del programa al circuito de cadenas sindicadas. Y así entra en escena Bruce Boxleitner encarnando al capitán John Sheridan, un personaje que Straczynski afirma siempre tuvo en mente; simplemente hubo de adelantar su entrada en la historia. Sinclair fue retirado de la línea narrativa principal y convertido en el primer embajador de la Tierra en Minbari. Su personaje, no obstante, sería clave en el transcurso de la tercera temporada.

Sheridan es el único comandante militar humano que había conseguido una victoria contra los Minbari en la guerra entre ambas especies. Los Minbari, especialmente la casta guerrera, tienen lógicos reparos respecto a su nombramiento como comandante de la estación, pero resulta ser un ejemplo de valor, liderazgo y sentido de Estado. No tarda en ganarse el respeto y la admiración de todos cuantos habitan en Babylon 5. Su independencia y negativa a comprometer su integridad le pone a menudo en conflicto con el gobierno de la Tierra.

Al principio de la segunda temporada, cuando Sheridan llega a la estación, se sorprende del proceso de metamorfosis al que se ha sometido la embajadora Delenn, a través del cual se ha transformado en un híbrido humano-minbari. Esa metamorfosis la convierte en un nexo entre ambas especies y aunque su mente, actitud y comportamiento sigue siendo plenamente Minbari, los suyos sospechan de ella. Delenn acabará iniciando una relación romántica con Sheridan que culminará con un matrimonio que, además, se convierte en una poderosa alianza política. A medida que la serie avanza, Delenn demostrará también ser una líder militar fuerte y eficiente, sucediendo a Sinclair como comandante de los Rangers, un cuerpo de élite a mitad de camino entre los comandos y los espías.

Por otra parte, a medida que la temporada avanza, G’Kar se da cuenta de que un misterioso enemigo amenaza a la galaxia. Se le conoce como Las Sombras, y viajan a bordo de unas grandes naves oscuras, de forma insectoide y dotadas de un camuflaje y armamento contra los que el resto de las civilizaciones nada pueden hacer. Se trata de una antiquísima especie contra la que ya lucharon –y apenas ganaron– hace miles de años las razas más antiguas de la galaxia.

El embajador Centauri, Londo Mollari, no parece ser al principio más que un afable payaso más interesado en las fiestas que en la política –una impresión reforzada por el hecho de que los Centauri tienen el aspecto más ridículo de la ciencia ficción televisiva–. Exteriormente se asemejan totalmente a los humanos, excepto las mujeres, que siempre llevan las cabezas afeitadas, mientras que los hombres esculpen su pelo en forma de abanico erecto sobre sus cráneos. Sin embargo, interiormente, los Centauri tienen una serie de características no humanas, como dos corazones y seis juegos genitales que pueden manipularse conjuntamente para alcanzar progresivos éxtasis.

En Babylon 5 las apariencias pueden ser también engañosas en otros aspectos. Cuando las Sombras destruyen una avanzada Narn y dejan que los Centauri se atribuyan la victoria, estalla la guerra entre ambos imperios. El conflicto sigue su sangriento curso mientras la estación Babylon se convierte en destino de muchos refugiados. Finalmente, la armada Centauri bombardea salvajemente Narn, obligando a G’Kar a pedir asilo en Babylon.

A estas alturas, el ambicioso y acomodaticio Mollari (que un día se convertirá en emperador de la República gracias en parte a sus propias maquinaciones) se transforma en una figura más y más siniestra. Por ejemplo, jugará un papel central a la hora de aliar a su mundo con Las Sombras en la guerra contra los Narn, y aunque intenta deshacer esa relación una vez la contienda está ganada, se da cuenta de que el mal ya está hecho y que éste tendrá serias repercusiones en el futuro.

Y por si fuera poco, Sheridan y sus compañeros empiezan a tener fundadas sospechas de que la muerte del presidente de la Tierra –acontecida al final de la primera temporada– no fue un accidente, sino producto de una siniestra conspiración.

La acción de Babylon 5 se desarrolla entre los años 2258 y 2262, más o menos contemporánea al el marco temporal de la serie original de Star Trek, que tenía lugar entre 2266 y 2269. La tecnología que se muestra en ambas series es bastante similar, aunque la primera no tiene transportadores ni replicadores. Sin embargo, en términos de desarrollo social y político, la Tierra del siglo XXIII de Babylon 5 es sensiblemente menos utópica que la de Star Trek. Uno de los principales elementos del arco argumental de cinco años de aquélla es el descenso de nuestro planeta a los infiernos de un estado mundial distópico, marcado por el asesinato del presidente Santiago, un magnicidio orquestado por su vicepresidente, Clark. Éste sube al cargo de su antecesor apoyado por las Sombras. Si la Tierra de Babylon 5 ha de lidiar con estos problemas sociales y políticos, lo mismo vale para la mayoría de las especies alienígenas de la serie, incluso aunque su estadio tecnológico sea muy superior al nuestro. El mensaje es que el avance científico o tecnológico no conlleva necesariamente un mayor grado de perfección política o social.

Babylon 5 desarrolla con amplitud esos problemas de alcance general al tiempo que los personajes han de enfrentarse a sus propios desafíos íntimos en mucho mayor grado de lo que lo había hecho Star Trek –y la mayoría de las series de ciencia ficción hasta la fecha–. La historia se tornó aún más oscura con la participación de los PsiCorps,

La segunda temporada finalizaba cuando Kosh, el enigmático embajador Vorlon, revelaba su verdadera naturaleza al salvar a Sheridan de un atentado terrorista. Los Vorlons se servían de un espejismo psíquico para ocultar su verdadera forma, lo que les permitía manipular a otras especies apareciéndose ante ellos como mensajeros angelicales de sus respectivas religiones.

El director Bruce Seth Green, que dirigió cuatro episodios de esa primera temporada, recuerda la impresión que le causó la eficiencia que regía el quehacer de todo el equipo. Los guiones estaban listos varios días antes de comenzar a rodar: «Aquello era una de las cosas a las que yo no estaba acostumbrado y recuerdo sentirme muy contento por ello. Joe (Straczynski) tenía una idea muy clara de lo que quería contar en toda la serie (…) la línea argumental estaba bien definida y los guiones ya estaban listos para cuando yo me incorporé. Y eso no era la norma en otras series . Otro director, Adam Nimoy, tenía la misma opinión: Es muy útil para un director poder leer y releer el guión y dejarlo reposar un tiempo antes de comenzar a trabajar sobre él».

Por desgracia, los vaivenes corporativos no tenían consideración por la armonía creativa que había alcanzado el equipo de la serie. En el limbo que media entre temporadas, sin previo aviso, Warner Bros avisó que el programa podría no renovarse debido a una diferencia de criterio con PTEN sobre las reposiciones. Afortunadamente, la situación se solventó el 8 de junio de 1995, dando vía libre a una nueva temporada.

En el tercer año de emisión, el objetivo era acelerar los acontecimientos y profundizar en varios de los misterios que se habían ido introduciendo poco a poco en las dos temporadas anteriores.

Debido a la intervención de Las Sombras, una guerra intergaláctica parece inminente, por lo que Draal, el conservador de la Gran Máquina oculta bajo el gran planetoide cercano a Babylon, avisa a Sheridan e Ivanova de que es necesario que establezcan alianzas, que reúnan un Ejército de la Luz. Pero primero Sheridan tendrá que lidiar con asuntos igualmente siniestros pero más próximos a su hogar: el nuevo presidente de la Tierra, Morgan Clark ha puesto en pie un régimen totalitario supervisado por una insidiosa organización paramilitar, Nightwatch, cuyos miembros tienen órdenes de informar de cualquiera que les resulte sospechoso. Más tarde, varios capitanes de la flota terrestre se rebelan contra las órdenes de Clark, seguidos por varias colonias, particularmente Marte. EarthForce se encuentra así dividida en dos facciones: aquellos fieles a Clark y aquellos que piensan que es un dictador despreciable. Clark intenta capturar Babylon 5 y convertirla en base de sus operaciones, pero la batalla que se entabla por el dominio de la estación la gana en el último momento Sheridan gracias al apoyo de los Minbari comandados por Delenn. En el episodio Sueños cortados (abril 1996), uno de los momentos clave de la serie, Sheridan decide declarar a Babylon 5 territorio independiente de la Tierra en tanto Clark ocupe la presidencia.

Tras la secesión, el dinero se convierte en un problema aún mayor de lo que ya venía siendo para la estación. Toda la tecnología que utilizan cuesta dinero y la escasez de recursos lleva a tensiones y carestías entre el personal y los residentes de Babylon. En particular, aunque los principales personajes (aquellos que ostentan algún tipo de autoridad en la estación) viven en condiciones relativamente confortables, los trabajadores han de conformarse con habitáculos minúsculos en las peores zonas de la estación. Existe incluso una clase social de desgraciados que sobreviven en el Sector Marrón, aquel que se dejó sin terminar por problemas presupuestarios antes incluso de inaugurar Babylon. Son desheredados que llegaron a la estación en busca de una vida mejor sólo para encontrarse atascados en una situación aún peor que la que dejaron atrás y sin medios para marcharse. Ahora solo les queda sobrevivir, en algunas ocasiones recurriendo al delito, pero sin salir nunca de la pobreza. A pesar de este pesimista recordatorio de que los pobres también van a estar presentes en el futuro, la escasez que siempre planea sobre Babylon 5 puede también tener episodios cómicos, como el titulado Cazador, Presa(marzo de 1995), en el que se ordena a la estación desarrollar un plan de marketing que permita comercializar merchandising por toda la galaxia como forma de generar ingresos adicionales.

Esta revisión del capitalismo rampante de los noventa es una muestra de la forma en que JMS mezclaba el humor con el drama. También nos recuerda que el capitalismo seguirá siendo un elemento a tener en cuenta en el siglo XXIII, señalando además una de las grandes diferencias con el universo de Star Trek, en el que ese sistema económico–social ha dejado paso a uno igualitario de alcance universal –al menos en la Tierra.

Y entonces, tras haber recibido una misteriosa carta, regresa a Babylon el embajador Sinclair. Acompañado por los principales oficiales de la estación y Delenn, el antiguo comandante viaja atrás en el tiempo y recupera la perdida Babylon 4 para utilizarla como base contra unos enemigos del pasado. Este episodio, Guerra sin Fin, dividido en dos partes, desvela muchos de los enigmas planteados hasta el momento, entre ellos el íntimo nexo que une a los humanos y los Minbari.

La temporada finalizó cuando el Ejército de la Luz reunido por Sheridan se enfrenta abiertamente a las Sombras por primera vez. El capitán recibe la inesperada visita de su esposa Anna, a la que creía muerta en el curso de una expedición comercial. Ambos viajan a Z´ha´dum, el mundo natal de Las Sombras y allí Sheridan se entera de los motivos que impulsan a esos siniestros alienígenas a sembrar el caos entre las otras especies. Rechazando de plano asumir sus objetivos, Sheridan se arroja al vacío antes de que la ciudad abisal de Las Sombras resulte destruida gracias a una estratagema de aquél. Por otra parte, Garibaldi es secuestrado por un misterioso navío que más tarde se descubrirá pertenecía a los Psi Corps. En la siguiente temporada, con su cerebro manipulado por Alfred Bester, Garibaldi colaborará involuntariamente en un plan para eliminar a Sheridan.

Katsulas, como muchos otros miembros del reparto, se sentía afortunado por participar en el programa. Encontró un gran amigo en Peter Jurasik, cuyo personaje servía de contrapunto al suyo. La agria y volátil relación entre G’Kar y Londo era uno de los soportes de la serie. En este punto, tras haber completado tres temporadas y 66 episodios, Katsulas se dio cuenta de que las veces que ambos personajes habían compartido escena; «¡No eran tantas! . Eso es lo que encuentro tan intrigante, el poder de esos dos personajes, cuando, de hecho, Joe los utiliza muy dispersamente, destacaba Katsulas. Y eso fue un acierto, porque cuando tienes algo bueno, lo mejor es no abusar de ello… Es mejor tener a los fans esperando a la próxima vez que los dos se enfrenten cara a cara».

Las incertidumbres respecto a la continuidad del programa volvieron a aflorar debido a la bancarrota y disolución de PTEN. Sin embargo, mientras se encontraba en Blackpool, Inglaterra, Straczynski leyó un telegrama a los leales aficionados asegurando que Babylon 5 había sido renovado. El rodaje se retomó en agosto de 1996.

A la vista de cómo habían ido las cosas, no existían garantías de que el proyecto de cinco años previsto inicialmente pudiera completarse, por lo que Straczynski aceleró el ritmo previendo el peor de los escenarios: que la serie no fuera renovada para su temporada final.

Al abrirse el cuarto año, los oficiales de B5 descubren que «fue un año de alegría, un año de dolor, el año en el que todo cambió«. Sheridan, atrapado en Z’ha’dum, encuentra un extraño aliado en un viejo alienígena llamado Lorien. Mientras tanto, con el capitán dado por muerto, Ivanova, nerviosa e insegura, se hace cargo de la defensa y administración de la estación. Tras el retorno sorpresa de Sheridan, éste consigue reunir en torno a sí a todas las razas alienígenas para luchar contra Las Sombras. Entretando, los Vorlon, enzarzados en su propio conflicto con las Sombras, desencadenan un caos que amenaza con aniquilar toda la vida de la galaxia. Su interminable batalla con las Sombras, iniciada mil años atrás, es en realidad el conflicto de dos razas luchando por sus creencias más íntimas y manipulando a su conveniencia a las razas más jóvenes. Y ahora, éstas, con Sheridan actuando como su portavoz, les ordenan detenerse y abandonar la galaxia. El momento de los ancianos ha pasado. Ha llegado el tiempo de que esas razas tomen las riendas de su destino.

JMS consigue así engañar al espectador. Lo que en principio parecía una maniquea lucha entre el bien (los Vorlons) y el Mal (las Sombras), resulta ser algo mucho más complejo. Los Vorlons son una especie de padres severos que exigen orden y obediencia de las razas más jóvenes. En cambio, las Sombras son agentes del darwinismo social, incitando al caos y al conflicto con el fin de que esas mismas razas evolucionen. Unos y otros son autoritarios, intrigantes e intransigentes y su derrota refleja el rechazo del guionista al totalitarismo y a la persecución del poder por el poder.

Pero la guerra galáctica es sólo uno de los frentes a los que se tiene que enfrentar Sheridan. La especie humana está inmersa en una guerra civil provocada por las atrocidades del régimen tiránico del Presidente Clark, y una guerra evolutiva contra sus propios telépatas. Al regresar a Babylon y en el convencimiento de que el presidente Clark no es más que un títere de las Sombras, Sheridan reúne una flota de combate a partir de elementos dispersos de EarthForce en rebeldía, y se prepara para abrirse paso hasta la Tierra. En el punto más álgido de la batalla, las fuerzas de Sheridan prevalecen, pero no sin pagar por ello un alto coste en vidas y naves. Nace de esta forma una Alianza Interestelar entre la mayoría de las razas alienígenas y la Tierra y Sheridan dimite de su cargo en EarthForce para ser nombrado primer presidente de esa nueva Alianza. En cuanto a los telépatas, la serie nos mostrará la siembra de las semillas que conducirán al inminente conflicto, si bien éste escapa a la historia principal y sería ulteriormente desarrollado en una serie de novelas.

Por su parte, Londo descubre que debe involucrarse en las intrigas palaciegas para impedir que el emperador loco de los Centauri, Cartagia (Wortham Krimmer), ponga en peligro el imperio al aliarse con las Sombras. Su magnicidio permitirá a Londo ascender al trono y conceder la independencia a los Narn en un intento de redimir las atrocidades de las que era responsable y que no dejan de atormentarle. G’Kar y Mollari son personajes bien construidos, con luces y oscuridades, triunfos y tragedias personales.

Andreas Katsulas afirma que cuando fue seleccionado para interpretar a G’Kar, vio en ello una excelente oportunidad a pesar de las exigencias que suponía someterse a un pesado maquillaje prostético. «Lo que me atrajo desde el principio fue el guión, ese personaje. (…). Aunque llevas encima una tonelada de maquillaje, tienes que interpretarlo como si no llevaras nada». Si G’Kar no hubiera sido bien perfilado ni tuviera multitud de matices, Katsulas afirma que hubiera rechazado el papel habida cuenta de que las prótesis que debía llevar eran un auténtico suplicio: «No lo hubiera hecho por nada, ni por dinero, fama o cualquier otra cosa».

Cuando Tony Dow, que inicialmente se había unido al equipo de B5 como productor de efectos especiales de Netter Digital, empezó a hacerse cargo de la dirección de varios episodios en esta temporada, se dio cuenta de lo diferente que era el proceso de producción de esta serie respecto a otros programas. Para cada episodio, Straczynski y el equipo de producción se reunían para fijar el tono de la historia. Ahí se repasaba el guión página a página, poniendo en relación el episodio con los precedentes y se establecían las escenas y el papel que cada personaje debía jugar en ellas sin perder la coherencia dentro de la narración general. Se planificaban también los aspectos técnicos, como planos que pudieran revestir cierta complejidad, efectos de iluminación, atrezzo…

Hacia diciembre de 1996, sin embargo, Straczynski empezó a modificar sus planes iniciales para que pudieran comprimirse las previstas dos últimas temporadas en una sola, ya que existía la posibilidad de que B5 no disfrutara de un quinto año en una parrilla de programación cada vez más abarrotada. Las cadenas se concentraban en sus propias producciones y dejaban menos espacio a los programas sindicados. Tanta era la incertidumbre que el último episodio de la temporada, Durmiendo en la Luz, se rodó como si se tratara del último episodio de toda la saga.

Fue el productor ejecutivo Douglas Netter quien se esforzó denodadamente por encontrar un nuevo hogar para la quinta y última temporada de B5. La halló en TNT, la cadena de Turner, que compró las reposiciones de la serie y encargó dos telefilmes, Thirdspace y En el comienzo, rodadas inmediatamente después del último capítulo de la cuarta temporada. También financiaron una edición especial del episodio piloto de la serie para su edición en vídeo. Straczynski no estaba satisfecho con la forma en que éste último fue editado originalmente por el director Richard Compton.

Tras cinco años como guionista y productor ejecutivo de B5Straczynski tenía las ideas muy claras sobre cuál debería haber sido el resultado final de esa primera historia. Así, se rescataron muchas escenas en las que se aportaban datos importantes sobre la personalidad de algunos protagonistas, Christopher Franke compuso una nueva banda sonora y se añadieron algunos efectos visuales. Tanto Straczynski como los aficionados quedaron mucho más contentos con este montaje del guionista .

Pero tras las bambalinas las cosas estaban mucho más agitadas. En julio de 1997, todos los actores tenían que renegociar sus contratos y se produjo una baja. Debido a una disputa contractual e incompatibilidades de agenda, Claudia Christian no participó en la quinta temporada. Recordando aquel acontecimiento, Christian y Straczynski tienen puntos de vista diferentes sobre si fue un despido o una renuncia. La actriz había firmado para rodar una película, pero Warner Bros no le concedía el tiempo que ella necesitaba para incorporarse, por lo que para Christian fue un despido. Straczynski no está de acuerdo, opinando que ella optó por abandonar el programa. Sea como fuere, el guionista hubo de retirar al personaje de Susan Ivanova de la historia.

Eran acontecimientos imprevisibles como estos lo que obligaba a Straczynski a ir ajustando su plan maestro e introduciendo lo que él mismo denominó puertas trampa: cada personaje contaba con una historia no escrita que permitiría retirarlo de la serie si el actor dejaba de estar disponible. Ese truco hubo de utilizarse varias veces, pero desde el punto de vista de los espectadores, esas puertas trampa tenían sentido, se fundían con la trama sin resultar chirriantes. Otro ejemplo fue cuando, atendiendo a la petición de la actriz Andrea Thompson (que pensaba que su papel era mayormente irrelevante), el personaje que interpretaba, la telépata Talia, fue eliminada de la historia en el intenso episodio de la segunda temporada Lealtades Divididas, siendo sustituida por Patricia Tallman, quien daba vida a otra telépata, Lyta Alexander, quien ya había participado en el episodio piloto.

En sentido contrario, JMS introdujo en la serie elementos de la vida real. Cuando Claudia Christian se rompió la pierna durante un accidente de rodaje, el guionista incorporó dicha lesión al personaje. Este tipo de técnicas narrativas hacían a los personajes más verosímiles además de mantener inalterado el ritmo de producción.

Sheridan había sido retirado de EarthForce, Ivanova causó baja tras la muerte en la guerra de otro de los protagonistas muy cercano a ella… Era necesario encontrar un nuevo comandante para la estación. La elección recayó en la capitana Elizabeth Lochley (Tracy Scoggins), quien debería administrar Babylon 5 mientras el Presidente Sheridan, aún residente en la estación, trataba de evitar que la nueva alianza fracasara antes de empezar.

La quinta temporada se construyó en torno a tres arcos narrativos: los problemas de Sheridan para mantener unida la Alianza ante los ataques de un nuevo y misterioso enemigo; los trastornos que en la estación causa la presencia de un contingente de telépatas rebeldes y liderados por el carismático Byron; y el ascenso de Londo al trono del emperador solo para verse atrapado por una terrible amenaza para su planeta.

Los cinco episodios finales constituyeron una larga y emotiva despedida. Actores y fans sabían que el final se aproximaba. Así había sido planeado desde el principio. No habría sexta temporada, lo que otorgaba a esos adioses una intensidad añadida. Londo quedó recluido en el Palacio Imperial de Centauri, atrapado por su cargo imperial; en Objetos en movimiento, Sheridan y Delenn dejan la estación para mudarse a Minbari, la nueva sede permanente de la Alianza; en Objetos en descanso, el verdadero episodio final, todos los actores tuvieron reacciones distintas: algunos se sintieron preparados para dar por cerrada esa etapa de sus vidas, otros enfadados, pero todos tristes.

En la última escena que se rodó, Sheridan y Delenn, a punto de marcharse, dan un último discurso. Muchos de los extras de esa escena eran el propio equipo de producción de B5. «Mucha gente quería participar en ella», recuerda Boxleitner. «Aquellos últimos momentos se pasaron firmando un montón de objetos de recuerdo, fotos y diciéndonos adiós».

En el último episodio de la serie, Durmiendo en la Luz, dirigido por el propio Straczynski, Sheridan se da cuenta de que está muriéndose. Manda aviso a sus amigos para una última cena y cuando él se marcha para un último viaje en solitario hacia las estrellas y su muerte, Babylon 5, habiendo cumplido su propósito y ya vacía desde hacía tiempo, es deliberadamente dinamitada (el operario que corta la energía de la estación es el propio Straczysnki).

«Pensé: ¡Vaya!, esto es del mejor material que yo haya podido hacer en el programa». Es el final, apuntó Boxleitner. El actor admira a los productores por llevar a cabo su trabajo con dedicación y eficiencia y conseguir rematar un proyecto tan ambicioso como aquel. Pero también se dio cuenta de que el plan maestro de Straczynski, por muy bien organizado que estuviera, dejaba cabos sueltos, historias tangenciales, que podían y merecían ser exploradas. Por ejemplo, se dejaba caer al final de la serie el estallido de una guerra entre telépatas y humanos; y apenas nada se decía del hijo de Sheridan y Delenn. Babylon 5 aún podía dar mucho de sí.

TNT encargó dos películas más. En El Río de Almas, se retomaba la enigmática raza de los Cazadores de Almas, presentada en la primera temporada (Martin Sheen interpretaba ahora a uno de los personajes principales). En Llamada a las Armas, se trataba de presentar una nueva serie derivada del universo B5, Cruzada, de la cual hablaremos en otra entrada. Baste decir que, a pesar del compromiso de JMS con la misma (escribió diez de los trece episodios que llegaron a rodarse), obtuvo escaso apoyo por parte de la cadena.

Joe Michael Straczynski tiene el record del guionista que más episodios ha escrito de forma continuada para una serie. De los 110 episodios de B5, se encargó de 91, encadenándolos de forma ininterrumpida desde la mitad de la segunda temporada con solo una excepción, un capítulo escrito por el novelista Neil Gaiman en la quinta temporada. No fue el único nombre relacionado con el género de la ciencia ficción en colaborar en esta serie: David Gerrold y Peter David escribieron episodios y Harlan Ellison no sólo ejerció de supervisor conceptual, sino que interpretó a un oficial de los Psi-Corp y puso su voz a una computadora.

Babylon 5 fue especial por muchas cosas, entre ellas el conseguir superar enormes problemas al final de cada temporada y lograr la renovación por un año más; y también por haber sido capaz de reunir a un nutrido grupo de fans que construyeron toda una comunidad virtual en Internet. Asimismo, fijó muy alto el listón en lo que se refiere a efectos especiales, técnicas de producción eficientes con un presupuesto ajustado, una visión amplia en cuanto a la historia a narrar y la introducción en ella de temas profundos y complejos.

Como acabamos de decir, Babylon 5 fue pionero en el desarrollo de gráficos por ordenador y su integración como efectos especiales en la televisión. El gran proyecto de Straczynski dependía de la recreación de mundos alienígenas, naves, batallas espaciales… la tradicional construcción de maquetas y su animación con la técnica de stop–motion no era una opción viable debido a lo trabajoso y caro de ese proceso. Fue necesario desarrollar una forma completamente nueva de trabajar, un método que permitiera, en el plazo de una semana y por relativamente poco dinero, dar forma infográfica a las ideas contenidas en cada guión. Y en esa labor pionera empezó a desdibujarse la línea que separaba al amateur, el semiprofesional y el reputado experto. La fascinación implícita en el «¿Cómo hicieron eso?« se convierte fácilmente en la mente de un joven con talento en «Yo lo podría hacer mejor». Babylon 5 hizo posible la incorporación de toda una nueva generación de ambiciosos talentos californianos semi–profesionales al mundo de los efectos digitales, jóvenes artistas que veían las espectaculares escenas de batallas espaciales como un escaparate en el que demostrar sus habilidades.

Hubo otro aspecto técnico en el que JMS demostró su previsión. En lugar de rodar al ratio 4.3, lo hizo a 16.9 y luego lo redujo para su emisión televisiva. Al elegir ese formato visual, preparó a la serie para el futuro en el momento en el que la alta definición apenas hacía su debut y los laserdisc intentaban encontrar compradores antes de la aparición del DVD.

Straczynski fue, también, pieza clave en el innovador uso de internet para publicitar el programa. Usuario frecuente de varias redes en las que mantenía el contacto con los fans, fue el primero en permitir que los comentarios de éstos tuvieran su reflejo en la producción de la serie. Como resultado, Babylon 5 fue una de las primeras teleseries en suscitar expectación entre los internautas antes incluso de que se emitiera el episodio piloto. Con la ayuda de Warner Brothers, se distribuyeron trading cards electrónicas para anunciarla. En 1995, Warner inauguró la website oficial de Babylon 5. Al apoyo de los fans se debió que los productores lograran persuadir a los antiguos socios de PTEN en 1996 para que financiaran la cuarta temporada de la serie después de que el consocio se disolviera.

JMS mantuvo una continua exposición pública mientras la serie estuvo en antena, escribiendo frecuentemente para diferentes redes de aficionados, debatiendo escenas con los fans y dando pistas sobre futuros desarrollos. Su personal estilo y su carácter abierto y receptivo le hicieron merecedor de una lealtad casi fanática entre los aficionados, quienes no dudaban en calificar a Babylon 5 como el heredero del trono que previamente había estado en posesión de la franquicia de Star Trek. Las «guerras» entre fans de una y otra serie se convirtieron en algo común en los foros de ciencia ficción, especialmente cuando Star Trek: Espacio Profundo Nueve empezó a cosechar premios y audiencia.

A estas alturas, ya podemos asegurar que Babylon 5 ha resistido con éxito la prueba del tiempo, encontrando continuidad en otros formatos (CDs con la música de Christopher Frankecomic-books, juegos de rol, merchandising de todo tipo y libros que ampliaban la historia editados por Dell y Del Rey Books) que satisfacían el insaciable deseo de los aficionados de conocer más de este universo. Es una ficción imperecedera, tanto en su concepto como en la forma de enfocar los temas. Lo único negativo, si se puede decir así, es que exige del espectador su compromiso al no tratarse de episodios totalmente independientes sino piezas de una gran historia más compleja.

En 2002, Babylon 5 regresó a las pantallas de televisión bajo la forma de un telefime producido para Sci-Fi Channel, titulado La leyenda de los rangersVivir y morir a la luz de las estrellas. Se presentaba aquí una nueva premisa y reparto, actuando Andreas Katsulas como el único nexo de unión con la serie original, retomando su papel como G’Kar. El argumento se centraba en los Rangers, un pequeño cuerpo de vigilantes galácticos, embarcados en un viejo crucero Minbari, el Liandra. Comandado por el capitán David Martell (Dylan Neal) y tripulado por representantes de diversas especies entre los que se incluían el primer oficial Minbari Dulann (Alex Zahara), el especialista en armamento humano Sarah Cantrell (Myriam Sirois), el experto en inteligencia y operaciones encubiertas Malcolm Bridges (Dean Marshall), el navegador Kitaro Sasaki (Warren Takeuchi), el oficial médico Minbari Firell (Enid-Raye Adams), el ingeniero Narn Na’Feel (Jennie-Rebecca Hogan) y un drazi llamado Tirk (Gus Lynch).

El argumento de la película nos sitúa al crucero Liandra en misión diplomática, transportando unos dignatarios a una importante conferencia, cuando se encuentran con una amenaza desconocida, La Mano. Martell encuentra un traidor a bordo y, gracias al ingenio de la tripulación, la nave escapa intacta de una bomba oculta en ella.

La leyenda de los rangers pretendía ser el episodio piloto de una nueva serie, pero se topó con la ceguera de los ejecutivos. El 19 de enero de 2002, fecha de estreno de la película en televisión, hubo de competir en el horario de emisión con un partido de la Liga Nacional de Fútbol. El fracaso en las cifras de audiencia –dado que la demografía masculina de ambas emisiones– estaba cantado. Sin embargo, ello se cumplió sólo en la Costa Este. En la Oeste, donde el horario de ambas emisiones no coincidió, las cifras superaron incluso las estimaciones más optimistas. Por desgracia, y aunque no tuviera ningún sentido considerarlo así, lo que le valía a Sci-Fi Channel era la media de ambas cifras, y ésta no era favorable a la continuidad de la historia en forma de serie.

En 2004 y 2005 hubo un nuevo intento de producir un film, Babylon 5: The Memory of Shadows, que se hubiera centrado en los Tecnomagos (presentados en un episodio de la primera temporada, La geometría de las sombras y luego centrales en el argumento del film Llamada a las armas y la serie Cruzada ). El proyecto llegó a la fase de preproducción, planeando rodar en Inglaterra, pero finalmente se abandonó.

Los fans de B5 tuvieron nuevos motivos de esperanza en noviembre de 2006, cuando Warner Bros anunció un proyecto para edición directa en DVD titulado The Lost Tales, dirigido a todos aquellos seguidores acérrimos que habían adquirido masivamente las recopilaciones de la serie original, las películas y Cruzada . Producido y rodado en Vancouver, The Lost Tales constaba de dos historias nuevas bajo el título colectivo Voices in the Dark . Straczynski estuvo detrás de este lanzamiento en su faceta de guionista, productor y director. Entre los actores que retomaron sus antiguos papeles estuvieron Bruce Boxleitner (Sheridan), Tracy Scoggins (Elizabeth Lochley) y Peter Woodward (Galen). Se proyectaron tres historias, pero se decidió que la que protagonizaba Jerry Doyle (Garibaldi) era demasiado compleja. El DVD registró mejores ventas de lo esperado, si bien no obtuvo continuidad.

En muy pocas ocasiones ha sucedido que transcurriera tanto tiempo entre el final de una serie televisiva de ciencia ficción y una resurrección de la misma en forma de nuevas aventuras con el reparto y equipo de producción originales. La mujer biónica fue un caso, con tres películas estrenadas tras un hiato de nueve años; Alien Nación presentó cinco películas tras llevar la serie cancelada cinco años; y, naturalmente, Star Trek, con una creciente lista de películas y diversos spin–offs, más de diez años después de haber desaparecido de la pequeña pantalla. Babylon 5 regresó tras nueve años en el limbo.

Babylon 5 fue el mejor de los programas de ciencia ficción que formaron la nueva generación televisiva. Entre otros premios, ganó dos Hugos en 1995 y 1996, dos Emmys y el Ray Bradbury Award for Dramatic Screenwriting. Desde el episodio piloto en 1993 hasta el final, en 1998, la serie redefinió todo el género y desafió la privilegiada posición de Star Trek como serie de mayor éxito de la historia de la televisión. Su influencia continúa vigente hoy, más de diez años después de su final. Además de revivir a la ciencia ficción como género viable, la profundidad y magnitud de su narración sigue cautivando a muchos espectadores. En una época en la que las comedias ligeras y los dramas policiacos dominaban la programación, Babylon 5 supo hacer una serie de ciencia ficción centrada en los personajes. Aunque algunas series han intentando imitar a JMS planteando arcos narrativos de varios años, las cadenas siguen siendo reacias a comprometerse a largo plazo debido a los siempre cambiantes gustos de la audiencia (una notable excepción fue Perdidos ).

En muchos aspectos, Babylon 5 continúa siendo el secreto mejor guardado de la ciencia ficción televisiva. Expediente X cosechó mayor popularidad que B5, cuya andadura tuvo menos repercusión fuera de los aficionados a la ciencia ficción, pero su calidad es incuestionablemente superior. La solidez de su historia, su estructura (con una clara separación en planteamiento, desarrollo y desenlace) y la fuerza de sus personajes la convirtieron en una auténtica novela televisiva. El propio Straczynski admitió haberse inspirado en El Señor de los Anillos y su épica lucha entre la luz y la oscuridad y lo cierto es que Babylon 5, con sus complejidades políticas y dilemas éticos, se parece menos a Star Trek o Star Wars que a Guerra y Paz . Otras influencias presentes en la serie son las novelas de Alfed BesterIsaac Asimov o H.P. Lovecraft o los programas televisivos El prisionero (1967-1968) yLos Siete de Blake (1978-1981).

Babylon 5 fue una serie impredecible que a menudo dejaba perplejo al espectador, evitandolas resoluciones más evidentes. Por ejemplo, en el episodio Confesiones y lamentos, todos los esfuerzos de los protagonistas resultan ser inútiles a la hora de detener el exterminio de toda una especie alienígena. Estos trágicos desenlaces supusieron una ruptura decisiva con el perfil de las series televisivas americanas del momento, especialmente aquellas que bebían de la influencia de Star Trek. Straczynsi nos decía que el universo es un lugar caprichoso, aportando de esta forma un nuevo realismo a la ciencia ficción televisiva.

En vez de adoptar una perspectiva del futuro políticamente conservadora de tono utópico, Straczynski nos mostró una visión conflictiva de la evolución de la especie humana. La estructura en forma de serial permitió evitar la resolución cómoda de acontecimientos políticos complejos. La corrupción política, el conflicto entre lealtad y deber, las consecuencias psicólógicas y emocionales de la guerra, crisis personales y las implicaciones de las tecnologías más a avanzadas, fueron desarrolladas convenientemente a lo largo de toda la narración.

Con el fin de ayudar a desarrollar la trayectoria de sus personajes, JMS recurrió a lateoría del mito universal de Campbell. Los ciclos heroicos individuales están relacionados a su vez con un ciclo heroico cósmico que finalizaba con el tránsito a la madurez de la especie humana. Reflejar los cambios operados en el universo sobre los personajes imbuye a Babylon 5 de una sensibilidad espiritual y mística. La serie fue un diálogo, reinterpretación y reinvención de los mitos que sostienen la sociedad y que poco a poco están siendo erosionados o perdidos.

La introducción en Babylon 5 de diversas religiones y rituales y su compromiso a suscitar un sentimiento de misterio que trasciende el universo físico, era una señal de lo importante que para JMS era el plano espiritual. Dejando a un lago su propio ateísmo, defendió la importancia de la fe en el bienestar del individuo por encima de las afirmaciones que todas las religiones hacen sobre su correcta interpretación de lo trascendental.

Para muchos fans, volver a ver Babylon 5 es como encontrarse de nuevo con un viejo amigo o acercarse a la estantería buscando releer una serie de cálido recuerdo, una serie dividida en cinco novelas, cada una de ellas con 22 capítulos. Volver las páginas de ese libro es una oportunidad para revivir las aventuras y las vidas de unos personajes inolvidables. En un documental rodado para la edición en DVD de la primera temporada, Straczynski aportaba su opinión acerca de la perdurabilidad de la serie:

«Babylon 5 trata sobre todo de la esperanza. Si despojaras a la serie de todo excepto de sus puntos centrales, lo que dice es que una persona puede marcar la diferencia, una persona puede cambiar el mundo. Sólo tiene que decidir hacerlo. Debes construir el futuro o algún otro se encargará de hacerlo por ti. Y creo que esa historia, su espíritu de esperanza y optimismo, fue muy importante en el éxito que cosechó Babylon 5 en todo el mundo».

Copyright del texto © Manuel Rodríguez Yagüe. Sus artículos aparecieron previamente en Un universo de viñetas y en Un universo de ciencia-ficción, y se publican en Cualia.es con permiso del autor. Manuel también colabora en el podcast Los Retronautas. Reservados todos los derechos.

Manuel Rodríguez Yagüe

Como divulgador, Manuel Rodríguez Yagüe ha seguido una amplia trayectoria en distintas publicaciones digitales, relacionadas con temas tan diversos como los viajes ("De viajes, tesoros y aventuras"), el cómic ("Un universo de viñetas"), la ciencia-ficción ("Un universo de ciencia ficción") y las ciencias y humanidades ("Saber si ocupa lugar"). Colabora en el podcast "Los Retronautas".

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