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Crítica: «Wonder Wheel» (Woody Allen, 2017)

Dos de las características que asociamos a Woody Allen son la hiponcondría y la obsesión con la muerte. Pese a ello, el cineasta muestra una salud y vitalidad envidiables, y con 82 años sigue en activo, estrenando, al menos, una película año.

Allen (director y guionista) no es el único atractivo de Wonder Wheel, donde el trabajo del también (muy) veterano director de fotografía Vittorio Storaro resulta tan llamativo y relevante que el italiano casi hace suya la película.

El film, protagonizado con maestría por Kate Winslet, es un retrato del parque de atracciones de Coney Island en los años 50, cuando ya comenzaba su decadencia. Woody Allen ya rememoró este lugar en Annie Hall (1977), en aquel hilarante flashback sobre la familia que vivía debajo de la montaña rusa. Wonder Wheel podría ser una extensión dramática de ese gag, incluyendo la presencia de un niño pelirrojo, pirómano en esta ocasión.

Al comienzo de la película, el narrador interpretado por Justin Timberlake nos avisa de que la historia que nos va a contar va a ser teatral, melodramática, con personajes y situaciones pasados de rosca. Y no nos engaña: Woody Allen escribe un guión que imita los modos de esas arrebatadas obras del siglo XX, al estilo Tennessee Williams. No queda claro si es un homenaje, una parodia o un melodrama genuino, sin más filtros posmodernos que las intervenciones del narrador.

En todo caso, la historia de frustraciones, rencores e infidelidades (no exenta de toques cómicos) casi parece una excusa para una recreación nostálgica, casi soñada, de un lugar y una época muy determinados. Resultan tanto o más interesantes los detalles estéticos y atmosféricos que los tormentos emocionales de Kate Winslet y compañía, dotados de cierta misoginia, aunque en menor cantidad que en obras previas del cineasta neoyorquino.

Wonder Wheel es colorida y vistosa. Se aprecia en ella un cuidado de la estética que no suele ser la principal característica en la larguísima carrera de Woody Allen. No obstante, la dirección de actores y la construcción de diálogos llevan claramente la firma del autor.

Sinopsis

Wonder Wheel cuenta la historia de cuatro personajes cuyas vidas se entrelazan en el ajetreo de la animación del parque de atracciones de Coney Island en los años 50: Ginny (Kate Winslet), una antigua actriz emocionalmente inestable que ahora trabaja como camarera en un restaurante de pescado y marisco; Humpty (Jim Belushi), el áspero marido de Ginny, operador del tiovivo; Mickey (Justin Timberlake), un joven y guapo socorrista que sueña con llegar a ser dramaturgo; y Carolina (Juno Temple), le hija de Humpty ‒a pesar de que no se habían visto durante años‒ que se esconde ahora de unos gangsters en el piso del padre.

Con una fotografía poética de Vittorio StoraroWonder Wheel es un cuento dramático y potente de pasión, violencia, y traición.

Woody Allen siempre ha sentido un cariño especial por Coney Island, y todos recordamos que ubicó la casa de la infancia de Alvy Singer, el personaje de Annie Hall, bajo las ruidosas montañas rusas del parque. Allen tiene muchos recuerdos felices de cuando iba al parque durante su infancia. «Su momento álgido fue mucho antes de que yo naciese, pero cuando yo iba todavía era bastante divertido», dice. «Siempre me impresionaba. Allí había tantas personas pintorescas, y había actividades diferentes y complejas: era una atmosfera muy vital. Pensé que sería una atmósfera muy provocativa para ubicar una historia».

Como tantas otras películas de AllenWonder Wheel es una historia en la que intervienen el amor y la traición. «Si leemos teatro griego, a Stendhal, a Tolstoi o a Dickens, vemos que las relaciones de amor siempre están presentes, porque son las que causan a tanta gente mucha angustia y muchos conflictos. Conducen a situaciones y sentimientos complejos, profundos, intensos y dramáticos. En especial, siempre me han atraído los problemas que tienen las mujeres. Durante siglos, los hombres han tendido a ser menos abiertos sobre su sufrimiento. El código masculino no permite mostrar el sufrimiento. Como cuando un bateador es golpeado, siempre tiene intención de no mostrar ningún dolor. En cambio, las mujeres siempre han sido más abiertas sobre sus emociones. He hecho sobre todo comedias, pero siempre que he tenido entre manos una historia dramática, casi siempre ‒no siempre, pero casi‒ ha sido sobre mujeres en situaciones críticas».

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

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Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).