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Crítica: «Life (Vida)» (Daniel Espinosa, 2017)

En El terror del más allá (Edward L. Cahn, 1958), una criatura alienígena se colaba en una nave espacial terrestre e iba acabando uno a uno con sus tripulantes. Este mismo argumento (cambiando la nave por la Estación Espacial Internacional) es el de Life, si bien, claro está, la principal influencia del film es el mil veces imitado clásico Alien: el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979).

Al ver Life, uno no puede evitar imaginarse la reunión de ejecutivos en la que se concibió la película, con algún listillo diciendo: “Hagamos una mezcla de Gravity Alien”. Ya el propio título de la película está escrito en una tipografía que recuerda bastante a la del célebre film de Scott, y el resto de Life sigue por ese camino de la falta de originalidad y la desgana.

Sin ser una mala película, Life es como la mayoría del cine comercial actual: mediocre, aburrido y sin un sólo momento destacado o memorable. Life sigue una fórmula sin aportar absolutamente nada nuevo o llamativo, ni en la forma ni en el fondo. Ni siquiera llega a ser tan horrible como para recordarla por eso.

En esta ocasión, el monstruo (llamado Calvin) es una suerte de ameba tentacular tan inteligente que es capaz de usar herramientas cuando los guionistas lo consideran oportuno, comportándose como un “bicho estándar” en otras ocasiones. Sus astutos movimientos en ocasiones recuerdan a aquellas simpáticas y danzarinas criaturas del exitoso remake Flubber (Les Mayfield, 1997).

En cuanto a los humanos, tenemos un reparto multiétnico, formado por unos competentes actores que hacen lo que pueden con personajes no especialmente carismáticos, y que no van más allá del esbozo. Destacan, por fama, un agobiado Jake Gyllenhaal a la cabeza del plantel y Ryan Reynolds como secundario cómico, aunque quizá sea el astronauta japonés encarnado por Hiroyuki Sanada el que más empatía despierte en el espectador.

Al contrario de lo que sucedía en la estupenda Marte (The Martian) (Ridley Scott, 2015), donde el protagonista echaba mano de sus conocimientos de ingeniería y botánica para salir de sus apuros espaciales, Life lanza un mensaje anti-ciencia que nos dice que no hay que investigar según qué asuntos. Pese a la presencia de científicos asesorando el proyecto, lo que nos transmite el argumento del film es ‒digámoslo así‒ que la curiosidad mató al gato.

En realidad, dicha moraleja prevalece más por pura inercia que por verdadera convicción, siguiendo la línea de las producciones de ciencia-ficción de los años 50.

Life es una de esas películas de relleno. Cabe seguirla sin dificultad mientras uno piensa en sus propios asuntos, y se olvida a la media hora de salir del cine.

Sinopsis

La intención en Life (Vida) era crear un thriller de terror tan realista que pudiese ser un titular en la actualidad. «El guion tiene un gran grado de realismo y de tensión constante» dice Ryan Reynolds, protagonista junto a Jake Gyllenhaal y Rebecca Ferguson. La película vuelve a reunir a Reynolds con los guionistas de DeadpoolRhett Reese y Paul Wernick, y con el director de El InvitadoDaniel Espinosa. «Empieza con un halo misterioso en el que poco a poco la tensión se adueña de la película a medida que descubrimos más sobre esa cosa que hemos introducido en la Estación Espacial Internacional».

Antes de que le propusieran dirigir Life (Vida)Daniel Espinosa ya había estado pensando en las distintas maneras en las que sus ídolos del cine habían abordado el género de la ciencia ficción. «Creo que la razón por la que tantos buenos directores han probado con la ciencia ficción es para trabajar con lo desconocido – el miedo o la fascinación por lo desconocido» dice Espinosa. «Vivimos una vida bastante corriente, pero en el espacio te adentras en una aventura. No sabes cómo es, cómo se siente, cómo puede afectarte ni dónde está. No hay sonido. Eso es aterrador».

Después de leer el guion de Life (Vida)Espinosa encontró una manera de inspirarse en el trabajo de esos iconos del cine, pero aún así hacer una película que llevase su sello personal. «Este guion parecía ciencia ficción más realista, igual ciencia realista» dice mientras recalca que científicos han encontrado indicios de agua en Marte, miles de exoplanetas rotando alrededor de otras estrellas e incluso han despertado microbios de 50.000 años de antigüedad que han estado hibernando dentro de cristales.

«Encontrar vida en otros planetas es obviamente muy excitante y creemos poder estar muy cerca de ello» dice Paul Wernick, quien co-escribe la película con su pareja profesional Rhett Reese. «Creo que esos son los cimientos de la película».

«Estamos yendo a Marte en búsqueda de otras formas de vida. Así que ¿qué pasa cuando realmente la encontremos? ¿Qué pasa cuando nos comuniquemos o interactuemos con ella?» Pregunta el productor Bonnie Curtis.

“De vez en cuando el ser humano intenta coger cosas preciosas y brillantes y darles forma a su antojo” dice Goldberg. “Pero esta forma de vida se siente amenazada y decide sobrevivir. Entonces cambian las tornas. Sólo porque podamos hacer algo no significa que debamos”.

Life (Vida) se diferencia por su compromiso por buscar un enfoque hacia la  ciencia real –no ficción– y ahí es donde los cineastas han puesto un mayor esfuerzo. «Lo que me gusta de esta película es que se mueve en el terreno de lo posible» dice la productora Julie Lynn. «Y hemos hecho un gran esfuerzo por mantenerla en el terreno de lo posible. Hemos hablado con biólogos, exobiólogos, Adam Rutherford… no queríamos que la forma de vida fuese una persona trajeada o una marioneta. Queríamos que fuese algo que pudiese evolucionar a partir de una célula minúscula. No es que haya salido con la intención de hacer daño, es su propia naturaleza y se ve afectada por lo que le va ocurriendo».

Life (Vida) ha sido un viaje de descubrimientos para los cineastas. Espinosa, los guionistas Rhett Reese y Paul Wernick, y los productores David EllisonDana GoldbergBonnie Curtis y Julie Lynn, estuvieron consultando con astrobiólogos, expertos en medicina espacial y otros muchos científicos. Pero no sólo para crear ese mundo realista en gravedad cero que es la Estación Espacial Internacional, si no para basarse en principios biológicos reales como inspiración para crear una criatura terrorífica.

En su trabajo de investigación tuvieron dos asesores técnicos: el Dr. Kevin Fong y el Dr. Adam Rutherford.

“El espacio es extremo e inhóspito, igual de extremo que cualquiera de los entornos que hemos intentado conquistar en el s. XX; desiertos, polos, los picos más altos…” dice Fong, cuya formación como astrofísico y como médico fue de valor incalculable para la NASA en la Oficina de Adaptaciones Humanas y Contramedidas (Human Adaptations and Countermeasures Office) en el Johnson Space Center en Houston. “Desde el punto de vista médico, siempre que estás mirando la manera de proteger una vida humana en este entorno, te das cuenta de lo frágil que es. Y cuando encima añades una amenaza extra –como una forma de vida alienígena– todo se hace mucho más complicado» explica Fong. «Ya es bastante difícil mantenerse con vida ahí arriba en una misión rutinaria cuando todo va sobre ruedas. Así que cuando las cosas se empiezan a torcer la gente empieza a morir bastante rápido».

El Dr. Rutherford es un genetista británico que ha publicado numerosos libros de referencia sobre la creación de la vida y el uso de modificaciones genéticas para crear nuevas formas de vida. “Cuando estás tratando con agentes u organismos desconocidos, posiblemente peligrosos e infecciosos, hay numerosos protocolos que se activan para prevenir una amenaza potencial” dice Rutherford. “Estos protocolos son especialmente rigurosos con la viruela o el Ébola. Son regulaciones especialmente estrictas controladas por grandes organizaciones como el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). En este caso se contiene en una incubadora, que está a su vez contenida en un laboratorio sellado, dentro de la Estación Espacial Internacional en órbita alrededor de la Tierra. Este parece ser un protocolo bastante coherente y seguro».

El objetivo de los cineastas era crear un nuevo tipo de criatura alienígena, con una apariencia no sólo ajena al ser humano, sino también nunca antes vista en cine. “Queríamos plasmar algo que realmente pudiese existir por ahí fuera” dice Espinosa. “No algo semejante a nosotros, sino algo realista”.

Espinosa encontró inspiración en formas de vida que no podían ser más modestas. Haciendo una tormenta de ideas sobre cómo podría ser la apariencia de la criatura, Espinosa se topó con el moho mucilaginoso o moho del fango. Hay pocos organismos menos amenazantes, pero su estructura celular única sirvió de inspiración. Mientras los seres humanos somos organismos pluricelulares con células especializadas (neuronas, sanguíneas, pulmonares, etc.), el moho del fango se compone de células individuales que trabajan juntas como una unidad. “Cuando vi un vídeo del moho del fango fue como la expresión de algo nuevo” dice Espinosa.

“En un determinado momento de su ciclo vital todas la células individuales se juntan y forman unas estructuras tridimensionales increíbles que recuerdan a un hongo” explica el genetista Adam Rutherford. Algunas células individuales hasta se sacrifican para ayudar al colectivo a reproducirse.

“Pensé que esto era algo muy interesante” continua Espinosa. “Es biológico pero tiene un tipo de consistencia muy particular”.

Con estos mohos como inspiración, los cineastas adaptaron la idea para crear un ser consciente. Y al igual que los mohos del fango, esta forma de vida mantiene sus células individuales trabajando juntas. “Es una criatura metamórfica que se adapta al entorno” explica Jonas ‘Ziggy’ Rassmuson, gran amigo de EspinosaZiggy es un grafitero sueco y creador del concepto y diseño de Calvin.

Con el germen de la idea y el diseño de ZiggyEspinosa buscó el consejo de Rutherford, momento que acabaría siendo crucial en el proceso. “Expliqué la combinación de rasgos que pensábamos que la forma de vida tendría y entonces les dejamos pensar” dice Espinosa. “Y si encontrásemos una sola célula, ¿cómo se desarrollaría? ¿Cómo de grande se haría? ¿Qué limitaciones tendría? ¿O no tendría limitaciones? ¿Cómo se puede crear una criatura que ha tenido un tipo de evolución diferente? Así que fueron los propios científicos los que nos guiaron en vez de nosotros intentar convencerles”.

Aun así, el rigor científico no riñe con el miedo escalofriante. La forma de vida acaba siendo muy adaptable y resistente. Crece y se hace más fuerte e inteligente. “Queríamos que el espectador lo viese como algo plausible y terrorífico al mismo tiempo” añade Rutherford. “Queríamos crear un alienígena que nadie hubiese visto nunca y queríamos que fuese científicamente interesante al mismo tiempo”.

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Skydance Media, Columbia Pictures. Cortesía de Sony Pictures Releasing de España. Reservados todos los derechos.

Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).