Con el Universo Cinematográfico Marvel (o MCU) ya propietario de casi todos los personajes de la editorial, tras la adquisición de X-Men o Los 4 Fantásticos, Sony se aferra a Spider-Man y sigue presentando películas protagonizadas por personajes de la esfera del célebre trepamuros neoyorquino, films en teoría con mala acogida, si bien Venom ha llegado a conocer una tercera película.
Lo cierto es que cintas como Morbius y Madame Web han servido principalmente para alimentar las mofas y los «memes» en las redes (ja), no tanto por lo disparatado de sus argumentos (no son menos ridículas que cualquier otra película de superhéroes) sino por su aspecto infraproducido, por su aura de despiste y por no pertenecer al sectario MCU, algo que desafía el TOC de muchos (disculpen el romano exceso de siglas).
Puesto a ejercer de abogado del diablo (nada que ver con Daredevil), he de decir que precisamente esa diferencia respecto al homogéneo MCU de Disney es lo más defendible de estas películas, e incluso su aspecto triste y pobretón, incluyendo la presencia de efectos digitales todavía peores que los de la «Marvel rica», casi convierten a esta escisión arañesca en el pariente molesto, la espina en el costado, el elemento insurgente del cine de superhéroes, por otro lado tan tambaleante en la actualidad como lo está todo lo demás en el mundo.
Un personaje con solera
Kraven, recordemos, es uno de los villanos recurrentes de los cómics de Spider-Man, una suerte de remedo del malvado Zaroff descendiente de los zares que se dedica a la caza mayor.
En su historial viñetesco cuenta con una celebrada miniserie La última cacería de Kraven, publicada en 1987 y considerada una de las mejores y más importantes historias de Spider-Man. La película, como tantas otras, es una historia de origen, en la que se nos muestra como Kraven llegó a ser el Kraven de los tebeos. Se trata de uno de esos films que funcionan como precuela de otras películas que no se han hecho todavía y que posiblemente no se lleguen a hacer.
El apolíneo Aaron Taylor-Johnson encarna con convicción física al personaje, si bien este carece de foco y parece cambiar de carácter e intenciones en cada escena, como sucede con el resto de figuras de la película, a la que se sospecha un poco de caos en su escritura y elaboración.
En ocasiones, el film se plantea como una cinta de acción violenta, y en otras se incide (se reitera) en los daddy issues de Kraven y su enclenque hermanastro, los dos sufridores de una terrible paternidad por parte de un padre mafioso, cretino y, para completar el cliché, entusiasta de la caza mayor.
Superhéroes al estilo de los 90
A todo esto se suma la intención de incorporar a la dudosa franquicia más secundarios de Spider-Man, o más que incorporar, se podría decir que «meter a presión», quizá por complacer a los lectores de los cómics (objetivo siempre imposible de cumplir) y desconcertar a los profanos, quienes verán cómo lo que comienza como una potente historia de vengador justiciero se va llenando de secundarios con poderes insólitos y malos efectos digitales.
Kraven es un regreso, quizá involuntario, a las películas de superhéroes de los 90, pero no a las exuberantes producciones sobre Batman o Dick Tracy, sino a aquellas tibias y olvidadas producciones como Spawn, Steel o Elektra (que era de 2005, lo sé).
En cierto modo, reconforta saber que siempre habrá un lugar en el cine de segunda fila para los superhéroes, porque quizá ese siempre ha sido su lugar legítimo. De hecho, lo más gustoso de Kraven son esos momentos que remiten a los viejos héroes tarzanescos, enemigos de los grandes cazadores blancos y los furtivos, más felices entre los animales que entre los humanos.
Cuando Kraven se acerca a la creación de Edgar Rice Burroughs, a The Phantom o al Señor de las Bestias, el film adquiere cierta vida y casi se saborea el sabor al añejo cine de sesión matinal. Lástima que esa fotografía fría y desangelada y esos escenarios con eterno mal tiempo impidan eliminar ese «casi».
Sinopsis
Dirigida por el nominado al Oscar®, J.C. Chandor (Margin Call, El Año Más Violento), y protagonizada por un espectacular reparto encabezado por Aaron Taylor-Johnson (Bullet Train, Animales Nocturnos, Kick-ass), junto a la ganadora del Oscar® Ariana DeBose (West Side Story), Fred Hechinger, Alessandro Nivola (The Neon Demon, Disobedience), Christopher Abbott (Llega de noche), y el también oscarizado Russell Crowe (Gladiator, Los Miserables, El Exorcista del Papa).
Kraven the Hunter es la visceral historia de acción sobre cómo y porqué uno de los más icónicos villanos de Marvel llegó a serlo. Aaron Taylor-Johnson interpreta a Kraven, un hombre cuya compleja relación con su despiadado padre, Nikolai Kravinoff (Russell Crowe), le hace emprender un camino de venganza con brutales consecuencias, motivándole a convertirse no sólo en el mejor cazador del mundo, sino también en uno de los más temidos
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