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Crítica: «Nadie» («Nobody», Ilya Naishuller, 2021)

¿Hay algo en el mundo del cine más atrayente que una superproducción bien hecha? Pues sí, lo hay… Por ejemplo, una producción modesta, o incluso barata, llegando al mismo punto. Y si encima uno simpatiza con sus autores, la cosa se pone estupenda.

Lo admito: soy un maniático de los títulos de crédito. Y los de esta película están llenos de nombres que explican su buen resultado. Para empezar, su director, el ruso Ilya Naishuller, responsable de aquel frenético disparate que venía a ser Hardcore Henry (2015) y autor de videoclips magníficos (Vean, por ejemplo, el de la canción «Kolshchik», de la banda Leningrad, y podrán apreciar el dominio que Naishuller tiene del humor negro y la acción desbocada).

¿Saben quién es el guionista de Nadie? Pues nada menos que Derek Kolstad, a quien uno le agradece títulos como John Wick (2014), John Wick 2: Pacto de sangre (2017) y John Wick: Capítulo 3 – Parabellum (2019), muy vinculados al universo de esta nueva película.

Termino: produce David Leitch, director de John Wick, Atómica (Atomic Blonde, 2017) y Deadpool 2 (2018). Ya ven que el trío está formado por gente que conoce bien su oficio.

Un claro ejemplo de ese saber hacer es el largometraje que nos ocupa. Su trama no es original. Hay otras películas que ya han abordado la idea de un don nadie que, en realidad, es un superagente que arrima el hombro en situaciones de peligro ‒Dos espías en mi cama (La totale!, 1991), de Claude Zidi, Mentiras arriesgadas (True Lies, 1994), de James Cameron, Sr. y Sra. Smith (Mr. & Mrs. Smith, 2005), de Doug Liman, El protector (The Equalizer, 2014), de Antoine Fuqua, y tantas otras‒. Sin embargo, Nadie consigue que la sátira y la acción fluyan con una naturalidad inesperada, que nos hace perdonar los elementos más predecibles. Con eso me basta.

Por otro lado, estoy radicalmente a favor de la elección del reparto. Bob Odenkirk encarna maravillosamente al protagonista ‒un tipo en la crisis de la mediana edad, desengañado e infeliz, que oculta un pasado sorprendente‒, y el volcánico Aleksei Serebryakov es el líder mafioso ideal. Ambos son dos ollas a presión ambulantes, hartos de la vida que llevan. Los acompaña un elenco entrañable, con una veteranía que, para los de mi edad, suma muchos puntos: Connie Nielsen, RZA, Michael Ironside y Christopher Lloyd.

Naishuller y Kolstad convierten a ese hombre ordinario (Odenkirk) en el eje de una película entretenidísima, con una ironía constante y unas secuencias de acción modélicas, diseñadas por la compañía 87eleven.

Tampoco sobra, por razones análogas, señalar que Nadie es la prueba de que una historia convencional, cuando está bien contada, puede llegar lejos. Y es que, sin necesidad de inventar la pólvora, aún es posible hacer buen cine de entretenimiento.

Sinopsis

En ocasiones, la persona en la que nadie repara es la más peligrosa de todas. El ganador de un Emmy Bob Odenkirk (Better Call Saul, Los archivos del Pentágono, Nebraska), es Hutch Mansell, un padre de familia que aguanta con resignación y sin defenderse los golpes de la vida. Un don nadie.

Una noche, cuando dos ladrones entran en su casa, Hutch decide no actuar y no trata de defenderse ni al él mismo ni a su familia, convencido de que solo así evitará una escalada de violencia. Tras el ataque, su hija adolescente Blake (Gage Munroe, La cabaña) no oculta su decepción, y su esposa Becca (Connie Nielsen, Wonder Woman) se aleja todavía más.

Pero las secuelas del incidente sirven de detonante para que Hutch estalle y libere la rabia que ha acumulado durante años, y le hará recorrer un violento camino en el que saldrán a la luz oscuros secretos y habilidades que ni él sabía que tenía. Para salvar a su familia, Hutch se enfrentará a un peligroso enemigo (al que da vida el actor ruso Aleksey Serebryakov, la serie McMafia de Amazon) y se asegurará de que en el futuro nadie vuelva a subestimarle.

El objetivo de los productores y del cineasta era conseguir algo inesperado con Nadie, y eso también incluía al reparto. “Nos planteamos qué elecciones inesperadas podíamos hacer para rodear a Bob. Pero debían encajar en la narración sin sacar al público de la realidad de la historia”, explica el productor Braden Aftergood.

También era importante que hubiera una conexión emocional entre los espectadores y los personajes. “Queríamos asegurarnos de que todo lo que estaba en juego en la película fuera real para los personajes y que eso no nos impidiera seguir queriéndolos”, dice el productor David Leitch. “Se trataba de ver la violencia y sus consecuencias, pero sin alejarnos de la emoción”.

El director reconoce que, para escoger a los actores, se dejó guiar en parte por una razón muy personal. “Mi padre adora ir al cine, íbamos mucho juntos, pero a medida que los taquillazos han empezado a ocupar el lugar de historias adultas en la televisión, es difícil encontrar películas que puedan interesarle”, dice Ilya Naishuller. “He dirigido Nadie para mi padre y los millones de personas como él, que desean que les cuenten una buena historia con el mundo real de telón de fondo y con grandes actores”.

El director Ilya Naishuller habló mucho del personaje con Bob Odenkirk y el guionista Derek Kolstad. “Hablamos de sus motivaciones, sus sueños y sus demonios”, dice. “Aunque se le presente como un héroe, todos estábamos de acuerdo en que el trasfondo es claramente el de un antihéroe. Era un reto andar en esta cuerda floja. Nadie necesitaba a un Hutch realista con quien fuera posible identificarse convertido en un animal desbocado cuando se le quita la correa. Con la maravillosa interpretación de Bob, su experiencia cómica, y la comprensión de Derek y mía, buscamos una historia fuerte con personajes muy definidos que dieran espacio a todos los matices de la interpretación de Bob”.

El productor David Leitch se quedó asombrado ante la dedicación y resistencia de Bob Odenkirk durante el rodaje. “Los últimos días de rodaje estaba realmente enfermo, justo antes del puente de Acción de Gracias de 2019”, dice. “Si no podía aguantar, Christopher Lloyd tendría que quedarse donde rodábamos todos esos días. Cuando Bob se enteró, se empeñó en seguir rodando a pesar de pasarlo realmente mal y de salir corriendo a vomitar de vez en cuando. Reconozco que la escena quizá sea incluso mejor por eso mismo. Lo que no solo demuestra su entrega a la profesión, sino también su generosidad como ser humano”.

Bob Odenkirk cree que Hutch comparte ADN con Jimmy McGill, su personaje en Better Call Saul. “Aunque Hutch tenga elementos básicos de Jimmy y de mi experiencia personal como padre, estaba impaciente por ver hasta qué punto debería llegar para meterme en el mundo de la acción”, dice. “Jimmy es testarudo, sus sentimientos le llevan a meterse en situaciones peligrosas, la vida le da muchos golpes, pero siempre se levanta. He dedicado gran parte de mi carrera a la comedia, pero los espectadores me conocen más por mi papel en Better Call Saul. Pensé que si me entrenaba a conciencia para controlar la parte física, podría aportar una vulnerabilidad y una determinación poco habitual a un papel de acción”.

Los malos rusos son habituales en las películas de acción de Hollywood desde los años ochenta, en plena Guerra Fría. Llegaron a ser tan frecuentes que casi se convirtieron en un cliché. Cuando llegó el momento de buscar al antagonista de Nadie, el director ruso Ilya Naishuller dejó claro que solo se sentiría cómodo con un personaje de ascendencia rusa si se evitaba cualquier estereotipo. También quiso que se diera el papel a un actor ruso y siempre tuvo a Aleksei Serebryakov en mente. “Hace mucho que soy fan de Aleksei y tuve cerca la oportunidad de trabajar con él hace unos años. Me entusiasmó que encarnara a Yulian”, explica. “Como actor es una auténtica fuerza de la naturaleza, exactamente lo que necesitaba Nadie, una tormenta inesperada para acompañar y empujar los rayos y truenos de Hutch”.

En opinión de Bob Odenkirk, el actor ruso aporta un increíble carisma al personaje de Yulian. “Aleksei tiene una gran fuerza en la pantalla, mucho carisma y una determinación fría y calculadora”, dice. “Supo encarnar a una persona descontrolada con tremendo enfoque y delicadeza”. Aleksei Serebryakov añade: “Fue genial trabajar con Bob. A pesar de que no podíamos comunicarnos directamente, él no habla ruso y yo no hablo inglés, nos sentimos muy cómodos en nuestras escenas conjuntas”.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Perfect World Pictures, 87North Productions, Eighty Two Films, Odenkirk Provissiero Entertainment, Universal Pictures. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.