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Crítica: «John Wick: Capítulo 3 – Parabellum» (2019)

El éxito creciente de la saga John Wick es el triunfo de la figura más maltratada y sacrificada de la industria cinematográfica: el especialista. El primer film (2014), una película humilde pero estupendamente realizada, parte de la iniciativa de la empresa de especialistas 87Eleven, creada por Chad Stahelski y David Leitch en 1997. Ambos profesionales decidieron ponerse tras las cámaras y, lejos de las modas del cine de Hollywood actual, con su acción confusa, mal rodada y montada, pusieron sus ojos en el cine americano de décadas pretéritas y los films asiáticos para construir una perfecta muestra del género de venganzas, tiros y mamporros. La sencillez de su argumento funcionó a su favor y, junto a su espectacular secuela (2017), los autores han ido creando un universo que no es exactamente el nuestro, sino mucho más estrambótico y elegante. Sin llegar a tocar la ciencia ficción o la fantasía, la saga de John Wick es pariente muy cercana de la trilogía Matrix, entre otras cosas porque ambas franquicias comparten parte del equipo técnico y artístico.

¿Qué ofrece el tercer capítulo, teniendo en cuenta que la venganza inicial ya fue más que saldada? Ante todo, John Wick: Capítulo 3 – Parabellum es un festival de acción contundente, sangrienta y pulcramente rodada, manteniendo los efectos digitales al mínimo y apoyándose en las coreografías de artes marciales combinadas con los tiroteos en una mezcla explosiva que es el sello de la casa.

El film no carece de argumento, y los seguidores de la saga estarán muy pendientes de él (entre otras cosas, averiguamos datos curiosos sobre el pasado del asesino protagonista), pero se trata básicamente de una película centrada en lo visual. Y no sólo en lo referente a la acción, sino que también se apoya en el diseño de producción de Kevin Kavanaugh y en la magnífica fotografía de Dan Laustsen. Ambos crean un Nueva York de ensueño (o de pesadilla, según se quiera) dentro de un mundo propio de un tebeo, aunque sin estar basado en ninguno.

El interminable muestrario de golpes, apuñalamientos, cortes y muertes grotescas se lleva a cabo desde un enfoque voluntariamente irreal, con un ojo puesto en los gags y las proezas de los pioneros del cine mudo (de nuevo, vemos la imagen de Buster Keaton en pantalla, a modo de declaración de intenciones). En su afán por ofrecer diversión constante, por la pantalla desfilan ninjas, indigentes de armas tomar, bailarinas clásicas, viajes exóticos que remiten al género clásico de aventuras, honor entre asesinos, traiciones y hasta semovientes asesinando humanos (John Wick bien se podría convertir en el héroe cinematográfico de los animalistas).

Con una cuarta entrega ya en preparación, el proyecto de un spin-off televisivo (y quizá otro cinematográfico), un cómic ya publicado y el anuncio de un videojuego, la franquicia no deja de crecer, y no porque unos ejecutivos decidieran diseñar un plan maestro desde el comienzo, sino porque cada vez existen más fans de este personaje al que ya podemos considerar un icono cinematográfico del cine de este siglo. Quizá el primero que no está basado en ningún libro, cómic o videojuego.

John Wick y las entregas de Mission: Impossible dirigidas Christopher McQuarrie se alzan como las mejores franquicias de cine acción estadounidense de la actualidad, al alejarse de las batallas digitales y los superhéroes que casi se han adueñado totalmente del cine palomitero. Ambas tienen en cuenta a Oriente tanto como influencia como mercado potencial, y eso se refleja en la actitud de respeto que domina la pelea que se desarrolla en esta tercera entrega entre Keanu Reeves y el dúo formado por Yayan Ruhian y Cecep Arif Rahman, los villanos de las dos entregas de The Raid dirigidas por Gareth Evans, película que han revolucionado el panorama del cine de acción de esta década.

¡Venga ese cuarto capítulo!

Sinopsis

No van a dejar que se retire. John Wick vuelve con más fuerza que nunca en una vibrante y descarnada huida para sobrevivir, de la mano del director de las primeras dos entregas de la saga: Chad Stahelski. Acompañan a Reeves en el reparto Halle Berry (Kingsman: El círculo de oro, X Men. Días del futuro pasado, Catwoman), Laurence Fishburne (Mula, Ant-Man y la Avispa, Passengers), Anjelica Huston (Isla de perros, Transparent (TV), Viaje a Darjeeling) e Ian McShane (American Gods (TV), Juego de tronos (TV), Piratas del Caribe: en mareas misteriosas).

El asesino de élite John Wick (Keanu Reeves) está huyendo. Ha matado a un miembro del gremio internacional de asesinos y el precio por su cabeza asciende a 14 millones de dólares. John Wick se ha convertido en el objetivo de los hombres y mujeres más despiadados de todo el mundo.

Desde el frenético inicio de John Wick: Capítulo 3 – Parabellum, el tiempo no deja de correr implacablemente en contra del otrora retirado superasesino. La acción continúa exactamente en el punto en que se quedó en John Wick: Pacto de sangre, con John Wick a punto de ser declarado excomulgado (despojado de todos los servicios de protección que ofrece la Alta Mesa, la reservada asociación internacional de organizaciones criminales que se encarga de hacer cumplir el código de los asesinos). Con un precio de 14 millones de dólares por su cabeza, ni siquiera John Wick ha tenido que afrontar nunca tantas amenazas simultáneas empeñadas en poner fin a su existencia. Los enemigos están por todas partes, pero eso no hace más que llevar a Wick hasta los confines del mundo, mientras continúa ajustando cuentas personales.

Hace cinco años, la primera entrega de John Wick elevó el listón del cine de acción. En este duro universo de asesinos a sueldo, los espectadores de todo el mundo pudieron vivir la emoción de secuencias de lucha deslumbrantemente puras, coreografiadas como si se tratara de un frenético ballet, que llevaron al límite lo que se puede lograr de manera práctica ante la cámara, sin trucos digitales. Ahora, el Capítulo 3 amplía el universo de Wick, desvelando nuevos aspectos del funcionamiento secreto de la Alta Mesa y presentando a nuevos y enigmáticos personajes.

Stahelski resume en qué situación se encuentran las cosas cuando arranca la historia con un ímpetu imparable: «En este capítulo, John Wick entra en guerra con el mundo. Eso nos da la oportunidad de conocer nuevos lugares, profundizar en su trayectoria personal y ampliar las trayectorias de otros personajes. En este capítulo, nos interesaba mucho que cada una de las secuencias de acción tuviera un aire nuevo y diferente, cada una ofrece más pistas para entender mejor quién es John Wick y la senda que recorre».

A medida que aumentan los retos físicos, Wick también se juega más en el terreno emocional, cuando se ve obligado a cobrarse viejas deudas y a depender de los letales dones de los que pretende escapar. «Sigue buscando la absolución, pero, entretanto, casi todo el mundo intenta matarlo, así que debe volver a ser alguien que no quiere ser a fin de sobrevivir», explica Stahelski.

Mientras el universo cada vez más amplio de la película va sumergiendo a los espectadores en los orígenes de John Wick, la historia precisa a un Wick técnicamente más sofisticado todavía. Para Reeves, el filme supuso la mayor prueba desde el punto de vista físico de toda su carrera. «La visión de esta película era tan ambiciosa que me sometí a una intensa preparación cuatro meses antes de empezar el rodaje», aporta Reeves. «Hay muchos tipos distintos de secuencias de acción, no solo más estilos de artes marciales y más tiroteos, sino también motos, caballos y perros, así que la preparación fue exhaustiva. Pero, francamente, me encanta. Me encanta este personaje y me encanta el universo de John Wick que hemos creado».

Halle Berry, que interpreta por primera vez al nuevo personaje de Sofia, no había vivido otra experiencia comparable. «Ya había hecho antes cine de acción, pero, vaya, no hay nada como esto», afirma. «Nunca me había preparado tan duramente. Nunca me había esforzado de la manera en que se esfuerzan Chad y Keanu, ¡y desde luego no había tenido nunca a 12 tipos viniendo a por mí todos a la vez! Fue duro, fue increíble, y me encanta que mi personaje, Sofia, también aporte un poco de verdadera emoción y alma a la historia, al tratarse de alguien del pasado de John Wick que conoce bien el precio que hay que pagar por hacer lo que hace Wick».

El equipo creativo se siente muy agradecido por el descomunal esfuerzo que Reeves ha demostrado que está dispuesto a realizar. «Siempre hemos llevado a Keanu hasta sus límites pero, en esta película, tuvo que llegar aún más lejos», bromea Stahelski. «Keanu lo dio todo en esta ocasión. Como de costumbre, ha sido un socio creativo fantástico, que ha aportado muchas ideas estupendas».

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Summit Entertainment, Thunder Road Pictures, 87Eleven Productions, Lionsgate, eOne Spain. Reservados todos los derechos.

Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).