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«Abyss» («The Abyss», 1989), de James Cameron

James Cameron es el director al que se puede atribuir, casi en solitario, la introducción y desarrollo definitivos de los efectos digitales en el cine así como las películas con presupuestos mareantes. Tras The Abyss (60 millones de dólares de presupuesto), sus siguientes tres películas –Terminator 2: El juicio final (1991), Mentiras arriesgadas (1994) y Titanic (1997)– fueron las más caras del cine en el momento de su estreno. The Abyss, además, fue el film que dio a Cameron la reputación de minucioso hasta la obsesión y director tiránico e implacable.

El USS Montana, un submarino nuclear norteamericano, se hunde por misteriosas causas en la cornisa de un profundo acantilado que bordea la fosa Caimán, en el Caribe. Bud Brigman (Ed Harris) es el jefe de un equipo de prospección petrolífera que trabaja en las profundidades desde una base submarina experimental, la Deepcore. El ejército los recluta a la fuerza para rescatar a los posibles supervivientes, enviando a Lindsey (Maria Elizabeth Mastrantonio), la temperamental ex–mujer de Bud y diseñadora de la plataforma submarina, y a un equipo de Navy Seals comandados por el neurótico teniente Coffey (Michael Biehn).

Cuando una gran tormenta tropical se abate sobre la superficie, el equipo se queda aislado en el profundo lecho oceánico. Los niveles de oxígeno y la temperatura descienden y pronto los rescatadores se encuentran ellos mismos en una situación de vida y muerte. Para complicar las cosas, aparecen unas extrañas criaturas fosforescentes que surgen del fondo abisal. Resultan ser alienígenas, manifestándose abiertamente en una memorable escena en la que una entidad esculpida con agua de mar entra en la plataforma submarina y se presenta ante los asombrados humanos.

Pero Coffey, aquejado de delirios y un enorme estrés derivado de la profundidad a la que se encuentran, se obsesiona con la idea de que los alienígenas son en realidad un arma secreta soviética. Extrae del submarino siniestrado una cabeza nuclear con la intención de detonarla y destruir al enemigo , lo que no sólo puede provocar un conflicto internacional, sino el comienzo de una guerra con otra especie. El clímax se alcanza cuando Brigman desciende a las profundidades abisales para tratar de desactivar la bomba, descubriendo el lugar donde se ocultan los extraterrestres. Por desgracia, en el último instante Cameron se somete a las presiones comerciales de Hollywood y los sabios alienígenas no sólo muestran al humano cómo debemos vivir sino que su tormentosa relación con su exmujer se resuelve felizmente. En las películas anteriores de Cameron, los finales eran cuando menos inciertos y ambiguos, pero también más convincentes y coherentes con el resto del metraje.

Filmado en los tanques abandonados de una central nuclear a medio construir de Carolina del Norte, inundados con millones de litros para poder filmar las escenas submarinas a varios metros de profundidad, The Abyss contó con uno de los sets más grandes y costosos de la historia del cine (durante casi veinte años tras la finalización de la película estuvo expuesto a la intemperie porque demolerlo era demasiado caro). La obsesión perfeccionista de Cameron se juntó con un rodaje tan accidentado y difícil que años después aquellos que en él participaron aún lo recuerdan como el trabajo más duro de su carrera. El cloro del agua provocó la decoloración del cabello de actores y cámaras, la temperatura era a veces muy desagradable y en ocasiones debían permanecer sumergidos hasta cinco horas sin otra cosa que hacer que esperar; debían pasar por largos periodos de descompresión… por no hablar de las situaciones difíciles propias de los rodajes submarinos que exigían de los actores una resistencia física y psicológica poco común ya que apenas se utilizaron extras. Ed Harris acabó tan harto (casi se ahoga en una de las tomas) que se negó a participar en la promoción del film y, según se dice, todavía hoy sigue sin hablarse con Cameron.

Los logros conseguidos por Cameron en esta película son notables. Aunque la ciencia-ficción no era ajena al mundo de los océanos (recordemos, por ejemplo, las versiones de 20.000 leguas de viaje submarino rodadas en 1916 o 1954), The Abyss fue la primera en conseguir que ese entorno terrícola pareciera realmente alienígena.

El hombre se ve obligado a vivir en ambientes controlados fuera de los cuales la muerte es casi inmediata debido a la temperatura y la presión y la única manera de sobrevivir y evolucionar en el exterior de las plataformas submarinas es a bordo de ingenios equivalentes a naves espaciales o protegidos por trajes similares a los de los astronautas. Cameron no fantaseó nada en este sentido: utilizó aparatos yvehículos reales de alta tecnología e incluso encargó el diseño de equipos de inmersión específicos para la película así como escafandras que dejaran ver los rostros de los actores y equipadas con un novedoso sistema de micrófonos que permitió registrar sus voces desde el mismo momento del rodaje. La sensación que acaba impregnando al espectador es de creciente opresión, frío y humedad. Los efectos digitales, pioneros en su clase, asombraron al público en la forma del alienígena acuático que comentamos más arriba, un efecto que se perfeccionaría notablemente en la siguiente película de CameronTerminator 2.

El realizador demuestra su talento como narrador de historias en un buen puñado de escenas.Especialmente memorable por la angustia que destila es aquella en la que Brigman ha de presenciar cómo su esposa se ahoga lentamente en un minisubmarino para luego intentar reanimarla con desesperación en la Deepcore. Más tarde, él mismo debe ahogarse al llenar sus pulmones de fluorocarbonos oxigenados que le permitan respirar bajo el agua durante un prolongado periodo.

La persecución y lucha de minisubmarinos, la caída del cable y la grúa de sujeción o la inundación de la Deepcore son también lecciones en la ejecución y montaje de escenas de acción, especialmente si tenemos en cuenta que fueron rodadas en unas condiciones extremadamente duras. La dirección de actores es otro de los puntos fuertes de la película. No sólo Harris hace un gran papel; Michael Biehn –a pesar de que el destino de su personaje resulta demasiado claro desde el principio– está impecable como hombre empujado hasta la locura por sus propias neurosis.

Los éxitos en el terreno conceptual son más cuestionables. Según declaró el propio Cameron, su intención era hacer el equivalente submarino a 2001: Una Odisea del Espacio (1968), un film tan influyente que cambiara la industria del cine. Está claro que los resultados no fueron parejos a las ambiciones. En realidad, ambos films son completamente diferentes tanto en el aspecto visual como en el conceptual. Mientras que Kubrick creó una ciencia-ficción aséptica, fría, impersonal, serena y luminosa, Cameron combina la exhibición tecnológica y la acción trepidante en una película oscura y con un fuerte contenido emocional. Mientras que las inteligencias extraterrestres de 2001… son inhumanas y de oscuros designios, los alienígenas de Cameron son amistosos, cercanos y con intenciones meridianas. Mientras que el final de la una suscitó todo tipo de conjeturas y debates, el de la otra era tan tópico que no acarreó más que decepción.

Como todas las películas de Cameron, el elemento sentimental juega un papel central. En el caso de The Abyss se trata de la relación entre Bud y Lindsey, una relación que pasa por el reproche, el dolor y la reconciliación, un reflejo de lo que el matrimonio de Cameron y la productora Gale Ann Hurd estaba atravesando en aquel momento. Las escenas en las que Bud y Lindsey se comunican con dificultad mientras el primero desciende a lo que probablemente será su muerte, son profundamente emotivas, al igual que la ya descrita anteriormente del ahogamiento de Lindsey.

Parte de esas emociones intentan transmitirse a las escenas en las que aparecen los alienígenas, pero en esto el director tiene menos éxito. Porque precisamente lo peor de la película es el subargumento relacionado con los extraterrestres, con su aspecto luminoso acompañado de coros celestiales. Da la impresión de que Cameron nunca supo muy bien qué hacer con ellos y que no fueron más que una excusa para ahondar en lo que era su verdadero interés: la tecnología submarina (de hecho, se pasó la mayor parte de la siguiente década haciendo documentales de ese tipo). Prueba de ello es que hay más metraje de Ed Harris descendiendo por la fosa abisal que contándonos lo que ocurre una vez que encuentra a los alienígenas.

En el momento de su estreno, The Abyss fue generalmente criticado como un bache en la ascendente trayectoria del director/guionista Cameron, cuyas películas anteriores (Terminator, 1984, y Aliens, 1986) lo habían elevado a la categoría de maestro de películas de acción. Los intensos elementos de melodrama y sentimentalismo parecían distinguir a esta nueva película de sus anteriores films, caracterizados por un perfil más duro. Pero estos elementos no acababan de casar del todo bien con las escenas de acción. Lo que durante dos horas es una película de ciencia-ficción realista y tensa, acaba convirtiéndose en los últimos diez minutos en un refrito descafeinado de Encuentros en la Tercera Fase y E.T.

En descargo de Cameron hay que decir, sin embargo, que el final que los espectadores pudieron ver en el momento de su estreno difería del imaginado por el director. La película había resultado ser demasiado larga y tres horas se consideraba un riesgo comercial inasumible, así que hubieron de recortar sustancialmente el final. El cierre de la historia se convertía así en un abrupto anticlímax.

En la versión del director que incluyó la edición en DVD se introdujeron las escenas finales en quelos extraterrestres amenazan con inundar las costas con colosales tsunamis, exterminando a millones de personas. Esos minutos fueron los eliminados en el estreno original, dejando sin sentido los últimos momentos de la película y convirtiendo en superfluo todo el asunto de los aliens. Aún así, ese nuevo final no es más que un remedo poco original de Ultimátum a la Tierra (1951): unos extraterrestres esencialmente pacíficos pero que no dudarán en adoptar duros correctivos contra la raza humana si ésta persiste en sus tendencias autodestructivas. Esta visión de humanos infantiles desesperadamente necesitados de una autoridad superior puede que no sea muy inteligente, pero se presenta con convicción y habilidad narrativa. Al estructurar la conclusión de la película como un descenso a los abismos –el épico pero suicida viaje de Ed Harris a la fosa donde viven los aliens– seguido por una ascensión gloriosa de la enorme nave extraterrestre, consigue despertar una respuesta emocional en la que se mezcla la aprensión con la maravilla.

The Abyss es una película de ciencia-ficción madura que hace un esfuerzo honrado por combinar ideas basadas en ciencia con un argumento de acción de gran presupuesto. El resultado es una emocionante historia que, vista con perspectiva –y teniendo en cuenta sólo la versión del director editada en DVD–, puede contarse entre las mejores que el género dio en la década de los ochenta.

Por último, querría destacar la calidad de la novelización de la película, algo poco habitual habida cuenta de que los encargados de este tipo de ingratas y poco reconocidas tareas disponen de poco tiempo y menos libertad. Fue el propio James Cameron el que, escocido por la mediocridad de las anteriores novelizaciones de sus cintas, decidió que en esta ocasión se haría una auténtica novela. Contactó para ello con el reconocido escritor de ciencia-ficción Orson Scott Card quien, aunque al principio no se mostró interesado, el prestigio del director, el interés del guión que se iba a rodar y la libertad que se le aseguró para desarrollar la historia, le hicieron cambiar de opinión.

Tras reunirse ambos creadores, Card escribió inmediatamente los tres primeros capítulos, en los que se narran la infancia, adolescencia y carrera de Bud y Lindsay Brigman y el teniente Coffey, perfilando sus personalidades a través de su pasado y dando sentido a sus actos y decisiones durante la acción principal. De hecho, antes de comenzar a filmar, Cameron facilitó a Ed HarrisMary Elizabeth Mastrantonio y Michael Biehn esta información para ayudarles a comprender sus respectivos personajes. Una vez empezado el rodaje, Card tuvo acceso a los copiones diarios con el fin de ir actualizando su manuscrito según esta o aquella escena se añadía, modificaba o suprimía.

Por otra parte, la novela arroja una luz reveladora sobre un aspecto que, como hemos dicho, queda muy cojo en la película: el papel de los alienígenas. Card profundiza en su origen, mentalidad, motivaciones y hasta tecnología. Su papel en el desenvolvimiento de la acción es mucho más relevante del que da a entender la película –lo que confiere sentido narrativo y científico a varios momentos del film– por lo que esta novelización, sin recortar nada de la película, no sólo añade nuevas capas a la historia sino que tiene entidad en sí misma. Novela recomendable no sólo para los fans de la película, sino para todos aquellos amantes de la literatura de Card, de la ciencia-ficción dura o de historias de contactos con alienígenas.

Copyright del texto © Manuel Rodríguez Yagüe. Sus artículos aparecieron previamente en Un universo de viñetas y en Un universo de ciencia-ficción, y se publican en Cualia.es con permiso del autor. Manuel también colabora en el podcast Los Retronautas. Reservados todos los derechos.

Manuel Rodríguez Yagüe

Como divulgador, Manuel Rodríguez Yagüe ha seguido una amplia trayectoria en distintas publicaciones digitales, relacionadas con temas tan diversos como los viajes ("De viajes, tesoros y aventuras"), el cómic ("Un universo de viñetas"), la ciencia-ficción ("Un universo de ciencia ficción") y las ciencias y humanidades ("Saber si ocupa lugar"). Colabora en el podcast "Los Retronautas".