Siguiendo con la tendencia realista iniciada en El loto azul, comienza la serialización, en 1937 y en las páginas de Le Petit Vingtième, de la séptima aventura de Tíntin. En esta ocasión, investigando un poco claro accidente aéreo, el joven reportero sigue la pista de una posible conspiración hasta Inglaterra para descubrir un negocio de falsificación de moneda dirigido por el doctor Müller.
La historia surgió a raíz de un viaje de Hergé a Inglaterra, primera vez que el autor precedía a su joven héroe, y el argumento hacía referencia a un problema muy real en la Europa de los años treinta. Tras la Primera Guerra Mundial, el tráfico de moneda falsa no había hecho sino crecer, hasta tal punto que en 1929 se celebró una cumbre internacional en Ginebra para tratar de poner fin a esta práctica. En una época anterior al radar y a la extensión masiva de la aviación civil, los falsificadores transportaban la moneda sirviéndose de aviones. Es precisamente tratando de ayudar a uno de estos aeroplanos en problemas cuando Tintín es atacado y la acción se pone en marcha.
Cabe destacar que el villano de la serie –con el que Tintín volvería a encontrarse en posteriores aventuras–, J.W. Müller, está basado en Georg Bell, un falsificador nazi, de origen escocés pero residente en Alemania, involucrado en un plan para desestabilizar el sistema económico soviético a base de inundarlo de rublos falsos. Podemos inferir, por tanto, que Hergé ya veía a los nazis como una amenaza para las democracias europeas.
Hergé integra la trama criminal propia de una serie de detectives o gángsters en un entorno misterioso y cargado de leyendas como es el escocés, donde tiene lugar la última parte de la aventura. Aunque no recurre al sobado monstruo del lago Ness, sí que inventa su propia criatura, una bestia que habita en la isla del título y que todo el mundo teme pese a no haberla visto nunca. La criatura en cuestión era el gorila Ranko, inspirado en la todavía reciente película King Kong (1933).
La edición en álbum de La isla negra, como de costumbre, fue publicada por Casterman al finalizar su serialización en 1938. En 1943 apareció la versión en color. Pero la que podemos disfrutar hoy data de 1965, cuando el editor británico de las aventuras de Tintín escribió a Hergé haciéndole notar lo desfasado que se había quedado el aspecto visual del álbum respecto a la realidad inglesa. El colaborador de Hergé, Bob de Moor, fue enviado a la isla para recoger notas y bocetos que permitieran redibujar totalmente el álbum. Se respetaron la trama y los diálogos, pero se modernizó todo lo demás, desde el aspecto de los personajes –más acorde al estilo de los últimos álbumes de la serie– a los decorados y abundantes vehículos que aparecen, desde automóviles a aeronaves pasando por locomotoras, así como el montaje de viñetas y páginas y el tratamiento del color.
Artículos relacionados
Tintín en el país de los soviets (1929), de Hergé
Tintín en el Congo (1930), de Hergé
Tintín en América (1932), de Hergé
Los cigarros del faraón (1934), de Hergé
La oreja rota (1935), de Hergé
La isla negra (1937), de Hergé
El cetro de Ottokar (1938), de Hergé
El cangrejo de las pinzas de oro (1940), de Hergé
La estrella misteriosa (1941), de Hergé
El secreto del Unicornio (1942), de Hergé
El tesoro de Rackham el Rojo (1943), de Hergé
Las siete bolas de cristal (1943), de Hergé
El templo del Sol (1946), de Hergé
Tintín en el país del oro negro (1948), de Hergé
Objetivo: la Luna y Aterrizaje en la Luna (1950-1953)
El asunto Tornasol (1956), de Hergé
Stock de coque (1958), de Hergé
Tintín en el Tíbet (1960), de Hergé
Las joyas de la Castafiore (1963), de Hergé
Vuelo 714 para Sídney (1968), de Hergé
Tintín y los Pícaros (1976), de Hergé
Copyright del artículo © Manuel Rodríguez Yagüe. Publicado previamente en Un universo de viñetas y editado en Cualia con permiso del autor. Reservados todos los derechos.