En la mejor etapa de su carrera, ningún otro director se consideró lo bastante atrevido como para presentar batalla a Sam Raimi. El director podía imitar a Ray Harryhausen con soltura, mover la cámara como si rodara dibujos animados, aunar el terror con las gansadas, y desde luego, engalanar sus películas con un presupuesto irrisorio. Para cualquier incondicional de Raimi, el primer argumento que hay que esgrimir para defender su talento es la trilogía que forman Posesión infernal (The Evil Dead, 1981), Terroríficamente muertos (Evil Dead II, 1987) y El ejército de las tinieblas (Army of Darkness: Evil Dead 3, 1992).
Y si hablamos de superhéroes, está claro que las características más acusadas del realizador estaban presentes en las tres películas que dedicó a Spiderman, y por supuesto, en esa cinta de culto que es Darkman (1990). Por todo ello, y sabiendo que es un director que hace las cosas a su manera, es lógico que su labor en Doctor Strange en el multiverso de la locura despierte tantas expectativas.
El Universo cinematográfico de Marvel ha perfilado sus contornos con un estilo reconocible, así que incorporar a un cineasta con peculiaridades expresivas exige un trabajo de precisión. Si bien el uso de la palabra autor casa mal con superproducciones de este tipo, lo cierto es que en este largometraje hay indicios explícitos de algo diferente. De hecho, esa es su principal virtud.
A medida que avanza el metraje, Raimi consigue apropiarse de Doctor Strange en el multiverso de la locura. Sobre todo en su último tercio, su enfoque le viene de perlas a una aventura operística, repleta de elementos terroríficos, delirios visuales y humor sombrío.
Aunque los devotos de Marvel tendrán aquí su ración habitual de CGI, también podrán disfrutar de los obsequios habituales de Raimi: demonios, criaturas de ultratumba, grimorios malditos, frenesí y planos aberrantes. No entraré en detalle, porque la sorpresa es algo que nunca debe perder el espectador (Y esto se lo dice alguien que incluso evita ver tráilers). Como mínima pista, les diré que un repaso de la trilogía Evil Dead no sería un mal ejercicio para valorar los méritos de este largometraje.
La película parte de la tragedia personal de Wanda Maximoff (Elizabeth Olsen), evidentemente enloquecida a partir de lo que se apuntaba en la teleserie WandaVision. Convencida de que dominar el multiverso le permitirá hacer realidad su obsesión maternal, la Bruja Escarlata se convierte en la némesis de Stephen Strange (Benedict Cumberbatch) y de sus distintos avatares interdimensionales. Obviaré a propósito otros detalles de la trama, pero ya verán que Raimi tiene muy presentes las pesadillas lovecraftianas (aquí autorizadas para todos los públicos).
Es fácil caer bajo el hechizo de Olsen y Cumberbatch, muy bien secundados por Benedict Wong, Chiwetel Ejiofor, Rachel McAdams y la recién llegada Xochitl Gomez. Si a ello le sumamos varios cameos bien escogidos ‒no los que espera el público, por cierto‒, queda claro que el balance interpretativo es rotundo.
El guión es de Michael Waldron, conocido por su trabajo en Loki (2021). Que haya trabajado en esta teleserie no tiene por qué ser un condicionante, pero si uno se empeña, puede hablar de contagio tonal, sobre todo porque en este caso, Waldron tiene que reconfigurar una serie de mundos alternativos. Asimismo, el guionista es hábil a la hora de mostrarnos dos o tres MacGuffins, para luego encaminar las líneas argumentales hacia el terreno donde está más cómodo Raimi.
A pesar de que este tipo de películas deben pasar por un peaje inevitable ‒el fan service, el barroquismo digital, la repetición de gestos idénticos frente a una pantalla verde‒, Doctor Strange en el multiverso de la locura incluye momentos de genuina inventiva: alocadas escenas de lucha, monstruos encantadores y algún hechizo que parece salido de un cortometraje animado de los años 30.
Supongo que con esta vibrante película, Marvel guiña un ojo a los espectadores más veteranos, que verán con nostalgia cómo Raimi regresa al plató. No obstante, la cinta está pulida como es habitual en la compañía ‒es decir, pasando por las manos un equipo técnico que llenaría un listín telefónico‒, y ello da como resultado la gama específica de sabores que espera el público mayoritario de este tipo de films.
Pensando en lo que consigue transmitir Raimi, he recordado aquello que escribió Grant Morrison a propósito del guionista Steve Englehart, responsable de los tebeos del Doctor Extraño entre 1974 y 1976: «Sofisticado y manifiestamente autoconsciente, embarcó a la publicación de Doctor Extraño en una serie de viajes hacia los orígenes del universo, más allá del velo de la muerte y del interior de su propia psique. El torrente de filosofía pop de Englehart venía envuelto en ese tipo de imágenes llamativas que quedaban mejor garrapateadas en las cubiertas de los libros de texto: calaveras flotantes y risueñas, esqueletos de caballos, leprosos encapuchados que tocaban campanillas lúgubres o ciudades espectrales».
En fin, algo de todo esto encuentro en el film de Raimi. Doctor Strange en el multiverso de la locura ha logrado que vuelva a sentirme cómodo en una película de superhéroes.
Sinopsis
En Doctor Strange en el Multiverso de la locura de Marvel Studios, el Universo Cinematográfico de Marvel abre las puertas del Multiverso y amplía sus límites como nunca lo había hecho. Viaja a lo desconocido con el Doctor Strange, que, con ayuda de aliados místicos tanto antiguos como nuevos, atraviesa las alucinantes y peligrosas realidades alternativas del Multiverso para enfrentarse a un nuevo y misterioso adversario.
En julio de 1963, Doctor Strange apareció por primera vez en el nº110 del cómic de Marvel Strange tales, que dibujó el artista Steve Ditko y escribió Stan Lee. 53 años después, el Maestro de las Artes Místicas dio la bienvenida a un Superhéroe en el Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) en la película de 2016 que se tituló acertadamente Doctor Strange.
Ahora llega Doctor Strange en el Multiverso de la locura, que lleva el género de fantasía a un lugar más oscuro y siniestro. Al comienzo del viaje del Doctor Stephen Strange a las artes místicas, El Anciano le dijo: «Si te lo contara todo, saldrías pitando de aquí gritando de terror”. En ese momento nadie hubiera imaginado lo proféticas que fueron sus palabras, porque cinco años después, Sam Raimi, el maestro del terror y el mago de las emociones fuertes, se puso al timón de la segunda entrega de Doctor Strange.
Raimi no es ajeno a las películas de superhéroes. Dirigió y produjo Darkman en 1990 y la trilogía original de Spider-Man. Así que le preguntamos por qué regresa al género de los superhéroes casi 15 años después.
“Cuando Kevin Feige anunció que quería aportar ciertos elementos de terror a Doctor Strange, me pareció una idea muy interesante», explica Raimi. “Siempre me han divertido el terror y el suspense en el cine. Una de las razones por las que me interesa el personaje del Doctor Strange es porque es un mago. De niño, yo hacía de mago en fiestas infantiles y en bodas. Me encanta crear ilusiones. Y un Superhéroe que es ilusionista y mago me parece una idea fascinante”.
Los que están familiarizados con las películas de Raimi sabrán que utiliza herramientas cinematográficas con efectos tanto cómicos como artísticos, sin miedo a traspasar los límites de lo que espera el público para llevarlo a un lugar en el que se internan muy pocos directores. Hace mucho tiempo que Raimi es fan de los cómics y su manera de utilizar la cámara está muy influenciada por ese medio como se aprecia en sus famosos primeros planos extremos, sus ángulos inclinados y sus cortes rápidos en los que imita a los cómics.
El coproductor Richie Palmer nos revela lo que le espera a Doctor Strange en manos de Sam Raimi: “Siempre quisimos que esta película fuera la más espeluznante, aterradora y emocionante de Marvel Studios. Queríamos cumplir esa promesa y está claro que Sam Raimi es el maestro de lo macabro. Es absolutamente perfecto. ¡Pero no teníamos ni idea de que se convertiría en una locura!”
Raimi nos da alguna pista de lo que veremos: “La primera película del Doctor Strange sirvió para abrir la mente a muchas personas y, en Doctor Strange en el Multiverso de la locura, vamos a llegar muchísimo más lejos. Esta película nos lleva a un viaje a través de diferentes realidades del Multiverso”.
El Multiverso del que habla Raimi son infinitos universos paralelos donde cada universo alberga todo lo que ya existe, pero en una realidad diferente. Imagina muchas versiones diferentes de ti mismo viviendo en diferentes versiones de la realidad que conoces, llevando vidas diferentes con resultados diferentes a la que estás viviendo. Eso es el Multiverso.
Ahora, con la presentación de America Chavez, que tiene el poder de cruzar a diferentes universos, esas posibilidades se han multiplicado por diez, poniendo en manos de los realizadores un pasaporte para explorar el Multiverso como nunca se había concebido en el MCU. Y ese poder viene acompañado de todo tipo de oportunidades.
“En películas anteriores de Marvel ya dejamos caer la noción de Multiverso, esa idea de que el Multiverso alberga todas las versiones posibles de nuestro mundo”, dice el productor ejecutivo Eric Hauserman Carroll. “Y en Doctor Strange en el Multiverso de la locura, Stephen Strange nos lo abrirá de par en par”.
Benedict Cumberbatch retoma el papel del Doctor Strange, cuya nueva aventura en el Multiverso también lo lleva a emprender un viaje de autodescubrimiento. Como explica Cumberbatch: «A través de su experiencia en el Multiverso y de las diversas versiones de sí mismo, Strange se da cuenta de que su comportamiento sigue un patrón. Es una especie de impronta, la marca de quién es el Doctor Stephen Strange en cualquier universo y cuáles son los peligros de ese personaje. ¿Será el héroe de su enemigo o el enemigo de su héroe? ¿Quién es nuestro Doctor Strange en el Multiverso? Se enfrenta literalmente a versiones de sí mismo para averiguarlo”.
Elizabeth Olsen ha interpretado a Wanda desde 2014, cuando apareció por primera vez en Capitán América: El Soldado de Invierno. El hecho de que Wanda protagonizara su propia serie en streaming y que haya sido un personaje habitual en el MCU es la prueba del increíble talento de Olsen para humanizar a una poderosa hechicera y heroína de cómic y para dotarla de capas complejas con las que el público de todo el mundo puede conectarse y empatizar.
Para Olsen, volver a visitar al personaje y explorarlo más a fondo fue una «oportunidad increíble”. “En mi opinión, no es muy divertido interpretar siempre al héroe de una historia que nunca se equivoca», dice Olsen. “ Es no me parece interesante», dice Olsen. «Creo que lo que me gustó de Wanda desde el principio es que tiene unas creencias muy claras. Lo que pasa es que no coinciden con las creencias de los demás y eso es interesante. Así es cómo se dará cuenta de las consecuencias de sus actos y sabrá discernir cuándo ha cometido errores”.
Xochitl Gómez, de 16 años, interpreta a America Chavez. La joven actriz tuvo su primera gran oportunidad en 2019 cuando fue elegida para encarnar a Dawn Schafer en la serie dramática adolescente El club de las Canguro. Su trabajo en la primera temporada la llevó a figurar en la lista «Power of Young Hollywood: Up Next 2020 actors» de Variety.
Gomez cree que situar a America en una película del Doctor Strange es una presentación perfecta del personaje en el MCU. “Me encanta cómo han situado a America en una película del Doctor Strange porque tiene una asombrosa habilidad para viajar por el Multiverso. “No es nada forzado. Simplemente funciona. Estoy muy contenta de que los guionistas hayan podido encajar la historia de America de forma tan perfecta. Y me encanta lo joven que es porque es algo que no habíamos visto nunca. Es una combinación que funciona muy bien. Creo que a la gente le va a gustar muchísimo”.
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