"Conan la Leyenda: El Trono de Aquilonia" (2012), de Roy Thomas

Una imponente portada de Aleksi Briclot reclama la atención de los seguidores del cimmerio. El trono de Aquilonia, que así se llama este volumen, fue la continuación del ciclo El Camino de los Reyes (Road of Kings nº 7-12). ¿Su principal interés? Sin duda alguna, la presencia en el equipo del veterano guionista Roy Thomas.

El relato de Thomas tiene brío, misterio e interés, lo cual confirmará a los desmemoriados que Thomas siempre será el mejor heredero de Robert E. Howard en el mundo del cómic. O al menos, seguiremos considerándolo el intérprete más fiel del narrador texano.

Lo anticipo: tengo grandes dudas con el arte de Mike Hawthorne, y definitivamente, no considero a Dan Panosian un dibujante adecuado para el personaje. Ambos saben componer las escenas y no les falta sentido cinético, pero hay en el estilo de ambos un rasgo caricaturesco y juvenil que no conviene al universo del cimmerio: romántico, desmedido, oscuro y obviamente realista. Dicho de otro modo: Panosian está tan alejado de Frazetta como de Buscema. Y Hawthorne nos hace echar de menos, en cada una de sus viñetas, a antecesores más próximos, como Cary Nord, Tomás Giorello o el propio Richard Corben (que ya no es un jovencito, por cierto).

¿No hubiera sido más oportuno, por parte de Dark Horse, elegir a ilustradores que siguieran la tradición marcada por Alfredo Alcalá o Ernie Chan? Sé que parece una cuestión de nostalgia, y es probable que los lectores más jóvenes estén en desacuerdo, pero, a mi modo de ver, debe existir una coherencia estilística entre el contenido y su expresión visual.

En cualquier caso, repito, quien añadió importancia a esta novela gráfica fue Roy Thomas, a quien el paso de los años le sentó muy bien desde el punto de vista creativo. Como bien saben los aficionados, Thomas fue invitado a colaborar con Dark Horse por su editor, Mike Richardson, cuando se cumplieron cuarenta años desde la edición del primer número de Conan el Bárbaro.

Aunque hablemos de El Camino de los Reyes, no conviene que este título nos lleve a confundir la trama que aquí se cuenta con la novela homónima de Karl Edward Wagner (Bantam Books, octubre de 1979). Es cierto que Dark Horse, en sus adaptaciones, se ha servido de Howard como fuente y de su estudioso Dale Rippke como referencia de autoridad, pero me imagino que ese respeto a los escritos originales no cubre a todos los novelistas que han editado pastiches sobre nuestro bárbaro predilecto.

El Camino de los Reyes que sirve de escenario a la imaginación de Thomas es el que une Turán, Zamora, Corintia, Nemedia, Aquilonia, Zingara y Argos. Con lo cual, ya sabemos en qué puntos geográficos discurre este volumen. Es una ruta de magia y aventuras, y como tal, uno debe recorrerla con ese espíritu pulp que el guionista sabe contagiarnos.

Sinopsis

El viaje de Conan por el Camino de los Reyes llega a un final adecuado cuando se ve inmerso de cabeza en una conspiración para derrocar al rey de Aquilonia. Pero cuando el cimmerio y los demás conspiradores son descubiertos, se ven obligados a esconderse en las catacumbas de la ciudad, llenas de insectos monstruosos y zombis… ¡mientras sobre sus cabezas se cuece una guerra civil! En este volumen también se incluye el encuentro con un viejo amigo en una taberna, lo que desencadenará una serie de acontecimientos y que terminará con Conan corriendo ante los hombres armados de una pequeña ciudad portuaria. Conan, que ha vuelto a ser traicionado por la hipocresía de los seres humanos civilizados, ¡ha de abrazar la barbarie para abrirse paso!

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