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«La memoria secreta de las hojas. Una historia de árboles, ciencia y amor», de Hope Jahren

Quizá el lector lo haya comprobado con otras obras. Cada vez es menos anecdótico encontrarse con científicos que superan esa asfixiante ley del embudo que nos condena a una sola especialidad. Se trata de investigadores que, además de mostrar su talento en el laboratorio, acreditan que son unos escritores magníficos.

Los síntomas de este saludable contagio se encuentran en corrientes como la tercera cultura, promovida por el editor John Brockman, o en ese punto de encuentro entre las ciencias naturales, las ciencias sociales y las humanidades que planteó el biólogo Edward O. Wilson en su ensayo Consilience. La unidad del conocimiento (1998).

Para quienes juzgamos imprescindible ese acercamiento entre las ciencias y las letras, el libro que hoy nos ocupa, escrito por la geoquímica y geobióloga Anne Hope Jahren, es un motivo de alegría.

Tras el título La memoria secreta de las hojas, encontramos unas memorias donde las alusiones al mundo vegetal funcionan como referencia y como metáfora, subrayando las emociones que Jahren nos va transmitiendo a medida que ella desgrana sus recuerdos más íntimos y queridos.

Jahren no es aquí una científica que sube a la tarima para reclamar nuestro interés sobre hallazgos inéditos, sino una confidente que se acerca al lector con familiaridad, y que dedica la mayor parte de su energía narrativa a convencerle de que hay un irresistible poder de convicción en la botánica. Un poder idóneo para explicar los episodios más importantes de la existencia de la autora con un respaldo ‒digámoslo así‒ verde y frondoso.

La vida de Jahren queda descrita en un viaje que comienza en su población natal, Austin, Minnesota, y que continúa en los distintos puntos del mapa donde ha trabajado como docente e investigadora. Este es otro valor interesante de su obra: el modo en que rompe los estereotipos y resalta la importancia de que cada vez más mujeres participen en la empresa científica.

Cuando Michio Kakutani, la prestigiosa crítica del New York Times, reseñó este libro, mencionó esta cita de Vladimir Nabokov: «Un escritor debería tener la precisión de un poeta y la imaginación de un científico». No hay duda de que este alegato le cuadra perfectamente a Hope Jahren, tanto en esos párrafos en los que va describiendo las curiosidades de la vida vegetal como en aquellos donde nos relata con sinceridad intimidades de su pasado (por ejemplo, sus vaivenes sentimentales, su adicción al trabajo, las oscilaciones de su trastorno bipolar o la experiencia de dar a luz a su hijo).

Por lo demás, tanto en esa faceta divulgativa como en la que corresponde a la memoria personal, esta obra es un canto a la determinación y a la resistencia, escrito con pasión, lirismo e inteligencia.

Sinopsis

La memoria secreta de las hojas no es solo un libro, es el fascinante debut de una mujer consagrada a la ciencia, el retrato conmovedor de una larga amistad y una exposición sorprendente del mundo de las plantas que cambiará radicalmente nuestra forma de contemplar la naturaleza.

En su ópera prima, Hope Jahren nos presenta un revelador tratado sobre la vida de las plantas que además versa sobre el trabajo y sobre el amor, y sobre cómo se pueden mover montañas cuando ambos van a la par.

Hope Jahren es una de las 100 personas más influyentes del mundo según la revista Time.

Ha recibido tres premios Fulbright en geobiología y es además la única mujer a la que se le ha otorgado la Medalla para Jóvenes Investigadores en Ciencias de la Tierra, distinción que únicamente han obtenido otros tres científicos. Elegida por la revista Popular Science como una de las jóvenes científicas más brillantes del año 2005, ha impartido clases en diversas universidades de Estados Unidos. En la actualidad es profesora titular en la Universidad de Hawái.

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Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.

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