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«Jóvenes Vengadores» (2005), de Allan Heinberg y Jim Cheung

Héroes adolescentes, amenazas que llegan de otra dimensión y los Vengadores ejerciendo de padrinos. ¿Qué puede salir mal? En las páginas de Jóvenes Vengadores (Young Avengers: «Sidekics», nº 1-12, 2005) asistimos a una aventura inusual, protagonizada por unos chicos a quienes se les ha regalado el inesperado don de lucir vistosos uniformes para acreditar su poderío mutante.

Este puñado de jóvenes superhéroes no tiene poder para arreglarlo todo. Pero nos gusta ver cómo lo intentan.

Se lo debemos a Allan Heinberg, que siempre ha tenido un soberano talento para insertar las frustraciones y anhelos cotidianos en la ficción.

Pero… ¿quién es Heinberg, además del padre de esta nueva generación de Vengadores?

Si por algo tiene fama es por su condición de guionista y productor de teleseries como La cruda realidad (The Naked Truth), Cinco en familia (Party of Five), Sexo en Nueva York (Sex and the City), Las chicas Gilmore (Gilmore Girls), The O.C. y Anatomía de Grey (Grey’s Anatomy).

Graduado en Yale, Heinberg fue actor en Broadway antes de acreditar sus aptidudes creativas en otros campos de la industria del entretenimiento.

Aunque se cuenta que el editor Joe Quesada tuvo que guiarle a la hora de dar sus primeros pasos en la Casa de las Ideas, no creo que a Heinberg le fuese especialmente complicado realizar el cómic que nos ocupa: un éxito editorial cuyo lanzamiento vino precedido por las típicas comparaciones con su equivalente en DC, los Jóvenes Titanes.

Gracias a la habilidad televisiva de Heinberg para hilvanar diálogos y situaciones –casi deberíamos llamarlos secuencias–, Jóvenes Vengadores debutó en abril de 2005 con buenas críticas.

A su dinamismo, equilibrio dramático y profundidad, hay que añadir detalles realistas que el público contemporáneo agradecerá (al igual que el propio Heinberg, dos de los protagonistas, Wiccan y Hulkling, son gays; uno de los héroes –no diré cuál– emplea drogas sintéticas para no quedarse atrás; y otro personaje, cuya identidad tampoco revelaré, sufrió abusos sexuales).

Tomando como punto de partida los acontecimientos del crossover Vengadores desunidos (Avengers Disassembled, 2004–2005), el guionista ideó un grupo de muchachos –Patriota, Iron Lad, Hulkling, Asgardiano, la nueva Ojo de Halcón…– que vienen a ser versiones juveniles de los Vengadores, aunque en realidad deberíamos hablar de aspirantes con alma de fanboys.

Su puesta en marcha tiene que ver con un plan de la Visión, diseñado para buscar nuevos Vengadores en el caso de que el equipo titular pierda a sus componentes o se desintegre.

Las primeras actividades del grupo juvenil preocupan a Jessica Jones (Joya) casi tanto como al Capitán América e Iron Man, sobre todo cuando todos ellos descubren que la fantasmal amenaza de Kang el Conquistador retorna desde otra dimensión temporal.

Salvo un par de episodios ilustrados por Andrea DiVito, el encargado del grafismo es Jim Cheung, un magnífico dibujante que aquí saca a relucir todos sus recursos.

A modo de curiosidad, encontramos en el volumen publicado por Panini en 2012 el Especial Jóvenes Vengadores (febrero de 2006), donde se entremezcla el arte de Neal AdamsGene HaJae LeeBill Sienkiewicz y Pasqual Ferry.

Sinopsis

Un monumental tomo, que contiene la soberbia maxiserie completa en la que Allan Heinberg y Jim Cheung presentaron a una de las más refrescantes creaciones de la Marvel del siglo XXI: ¡Los Jóvenes Vengadores!

Después de la disolución de Los Vengadores, un grupo de jóvenes héroes se unen para llenar el hueco. Su primera misión: Sobrevivir a la ira de Kang El Conquistador.

Pero, ¿que ha llamado la atención del peor enemigo de Los Héroes Más Poderosos de la Tierra?

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de sinopsis e imágenes © Marvel Comics. Cortesía de Panini Cómics. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.