Siguiendo con los álbumes de la etapa de la ocupación, entre junio de 1942 y enero de 1943 apareció publicada en Le Soir la décimo primera aventura de Tintín: El secreto del Unicornio (el álbum en color se publicó en 1943).
Si la historia anterior, La estrella misteriosa, había sido una aventura con tintes fantásticos en la línea de, por ejemplo, Julio Verne, El secreto del Unicornio, a pesar de su engañosa portada con una carabela surcando los mares, opta por una aproximación más detectivesca y decididamente urbana: De hecho, por primera vez, Tintín no llega a salir en ningún momento de Bruselas y sus alrededores.
La intriga se inicia en el Mercado Viejo, donde Tintín compra la maqueta de un barco para regalársela al capitán Haddock. En ese momento aparecen dos individuos interesados en el objeto que ofrecen importantes sumas a Tintín a cambio de su venta. Éste, sin embargo, se niega y, ya en su casa, descubre en el interior de la maqueta un mensaje en clave que podría ser la pista para encontrar un tesoro. Aún más coincidencias: el navío es una réplica del Unicornio, barco que comandó un antepasado del mismísimo Haddock antes de hacerlo explotar para que no cayera en manos del sanguinario pirata Rackham el Rojo.
La narración que Haddock hace de las tribulaciones de su ancestro es el único pasaje de la historia que traslada al lector fuera del entorno urbano para acercarlo a los parámetros de la novela marítima clásica.
Las cosas se complican cuando el modelo de Tintín resulta robado de su domicilio y él y Haddock se enteran de que existen otras dos copias, cada una de ellas con su respectivo mensaje. Todos juntos darán la respuesta al paradero del tesoro. Pero tras la pista se hallan más individuos que no dudarán en recurrir incluso al asesinato para hacerse con las claves que conducen al botín. La historia continuaría, ya con un tono netamente aventurero, en la siguiente entrega, El tesoro de Rackham el Rojo.
El secreto del Unicornio supone la primera aparición de dos elementos que a partir de entonces serán ya inseparables de la serie. Por un lado, la mansión de Moulinsart. Inspirada en el palacio de Cheverny, uno de los edificios señoriales que puntean las orillas del Loira, por el momento sirve de morada de los villanos de la peripecia para, más adelante, convertirse en hogar del capitán Haddock. Por otra parte, Nestor, el mayordomo de la mansión, impertérrito, bienintencionado y con una lealtad a toda prueba, pasará a estar al servicio del capitán al término de la siguiente aventura. De entre el resto de personajes secundarios de la historia, todos efímeros, destacan los hermanos Pájaro, rufianes de turno, que, al igual que Hernández y Fernández, son gemelos, aunque no idénticos.
Esta fue también la primera vez que una aventura de Tintín se dividía en dos partes. Ambas aparecieron originalmente serializadas en Le Soir con una separación de poco más de un mes. Posteriormente, otras peripecias transcurrirían también en el espacio de dos álbumes: Las siete bolas de cristal y El templo del Sol, y Objetivo: la Luna y Aterrizaje en la luna.
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Copyright del artículo © Manuel Rodríguez Yagüe. Publicado previamente en Un universo de viñetas y editado en Cualia con permiso del autor. Reservados todos los derechos.