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«El mundo de Smallville» (1988), de John Byrne y Kurt Schaffenberger

La trayectoria de John Byrne a cargo de Superman ‒primero con la miniserie El hombre de acero (1986), y a continuación, en la serie regular de Superman (1987), en Action Comics y en series limitadas como El mundo de Krypton (1987-1988)‒ se amplió en 1988 con un nuevo título.

El mundo de Smallville (World of Smallville, abril-julio de 1988) se centra, como su propio nombre indica, en los personajes ubicados en esa localidad de Kansas donde transcurrió la infancia y adolescencia de Clark Kent. En el primer número, durante una visita a sus padres, Superman descubre el oscuro secreto familiar: Martha Kent estuvo casada con otro hombre antes que con Jonathan. Éste, veterano de la Segunda Guerra Mundial, fue dado por desaparecido en acción y cuando por fin regresó a casa se encontró con que su amor de la infancia, Martha, se había casado con el heredero rico del pueblo. Éste, sin embargo, no es un mal tipo, pero resulta estar enfermo de cáncer –muy conveniente para la trama– y le hace a Jonathan una inesperada (o no tanto) petición…

Los nº 3 y 4 narran la historia de Lana Lang a la luz de la retrocontinuidad que el propio Byrne se había sacado de la manga para Milennium. Es extraño que un autor que tantas buenas ideas había tenido en el pasado (y basta revisar su etapa en X-Men, Alpha Flight o Los Cuatro Fantásticos) insista en profundizar en una que a todas luces era, cuando menos, mediocre e innecesariamente retorcida.

Los padres de Lana son abducidos y asesinados por los Manhunters mientras experimentan con ellos. Lana, entonces un bebé, es convertida en un agente durmiente junto a todos los niños que después de ella nacerían en Smallville. Y ello gracias a que a todos los partos asistía un Manhunter que había asumido la identidad del doctor local. Cuando a raíz de los acontecimientos de Millenium, Lana descubre que toda su vida había estado manipulada, ya no puede estar segura de si sus sentimientos hacia Clark son reales o inducidos.

Tras El mundo de Krypton, esta miniserie supuso una cierta decepción. Carece de la épica de aquélla y guarda demasiados paralelismos –quizá deliberados– con otros productos de la época. El drama familiar de los Kent se asemeja mucho al tipo de historias que abundaban en los cómics románticos de finales de los cuarenta y primeros cincuenta y que tan populares llegaron a ser; mientras que los capítulos dedicados a Lana Lang evocan las películas de invasores extraterrestres de la década de los cincuenta (Invasores de Marte, La invasión de los ladrones de cuerpos…). En estos dos episodios, además, Byrne abusa del reciclaje de escenas de otros cómics anteriores dibujados o escritos por él, lo que da un gusto a material recalentado y apunta a que el autor o no tenía verdaderamente ideas con las que poblar cuatro números de personajes en Smallville, o que no estaba particularmente interesado en el proyecto (u ambas cosas).

Tampoco ayuda en la apreciación general de la obra el dibujo de Kurt Schaffenberger, quien durante treinta años había sido el principal artista de la colección Superman’s Girl Friend, Lois Lane, pero que a mediados de los ochenta ya había quedado obsoleto (de hecho, estaba prácticamente retirado de los cómics para cuando DC le hizo este encargo).

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Copyright del artículo © Manuel Rodríguez Yagüe. Descubre otros artículos sobre cine, cómic y literatura de anticipación en nuestra sección Fantaciencia. Publicado previamente en Un universo de ciencia ficción, y editado en Cualia con permiso del autor. Reservados todos los derechos.

Manuel Rodríguez Yagüe

Como divulgador, Manuel Rodríguez Yagüe ha seguido una amplia trayectoria en distintas publicaciones digitales, relacionadas con temas tan diversos como los viajes ("De viajes, tesoros y aventuras"), el cómic ("Un universo de viñetas"), la ciencia-ficción ("Un universo de ciencia ficción") y las ciencias y humanidades ("Saber si ocupa lugar"). Colabora en el podcast "Los Retronautas".