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Crítica: ‘Furiosa: De la saga Mad Max’ (2024)

¿Es que no sabe que en este pueblo es verdadera devoción lo que hay por Mad Max? Eso que vaya por delante.

Hasta ahora, cada una de las películas de la saga se las había arreglado para mantenerse dentro de la «personalidad» de la franquicia, pero sin tener que aferrarse a una continuidad argumental, probando siempre nuevos enfoques de manera libre. Si la cinta original sigue siendo la más intensa y peculiar, a medio camino entre el policíaco de venganza, la exploitation de moteros y el cine de terror, la segunda entrega (El guerrero de la carretera) se alzó como la película de Mad Max por excelencia, mil veces imitada: un wéstern postapocalíptico y punk. El tercer Max, Más allá de la Cúpula del Trueno, acabó siendo una desconcertante mezcla de dos películas, con una interesante primera mitad que satirizaba sobre política y economía y una segunda que se transformaba en una desconcertante aventura infantil, algo así como El señor de las moscas combinado con Peter Pan y La guerra de los niños.

Mad Max: Fury Road tardó tres décadas en llegar, cuando nadie la esperaba, sorprendiendo tanto a los fans de toda la vida como a nuevas generaciones que no sabían ni lo que era Mad Max. George Miller, por entonces con 70 años, daba una lección de espectáculo y acción de primera clase a un Hollywood que había perdido la facultad de realizar ese tipo de cine tras dejarlo en manos de ineptos como Michael Bay.

Fury Road era un cómic épico que, pese a sus delirios postapocalípticos, no se alejaba tanto de John Ford y del cine clásico de aventuras. ¿Era perfecta? No del todo, ya que se echaba de menos a Mel Gibson en el papel titular (Tom Hardy no lo hacía mal, pero un Mel viejo y gruñón habría sido perfecto) y las «ayudas» digitales se podrían haber ahorrado, si bien nunca echaban a perder la corporeidad de unas escenas de acción donde se coordinaban los más variados vehículos y un ejército de especialistas para lleva a cabo asombrosas proezas, todo ello planificado, rodado y montado con una perfección técnica que debería ser material lectivo en cualquier escuela de imagen.

Furiosa, suponiendo un entretenimiento más que digno, a ratos espectacular y dinámico (dirigido, recordemos, por un casi octogenario más vivo que muchos treintañeros), se suma a la franquicia de Mad Max sin otra novedad que la de librarse del propio Max Rockatansky, quien solo aparece durante unos segundos en un plano general, a modo de guiño. Por lo demás, y al contrario que las anteriores entregas donde la continuidad apenas existía ‒Max parecía reinventarse con cada film‒, Furiosa es una precuela que depende en exceso de Fury Road, repitiendo y expandiendo personajes y lugares de aquella película.

Lo hace, además, en forma de capítulos y con un tipo de narración muy similar a la de las ahora dominantes series de plataforma (lo que antes eran series de televisión). Esto, unido al excesivo uso de CGI y pantalla verde, provoca la sensación de estar asistiendo más a un producto televisivo -vistoso, eso sí- que a una verdadera película de cine.

No faltan las ocurrencias estupendas y los personajes pintorescos. Las secuencias de acción están concebidas con imaginación y ejecutadas con destreza, pero con un predominio de lo sintético que oscurece el trabajo real de los especialistas. El resultado del film se acerca más a la estética y sentimiento de videojuego que al de la acción «tangible» de las anteriores películas de la franquicia. Tanto es así, que algún personaje nuevo y alguna que otra idea parecen provenir del videojuego oficial lanzado en 2015.

Con un Chris Hemsworth pasándoselo pipa con su acento australiano, en un personaje que parece ser una crítica sobre el auge de los líderes populistas -de cualquier facción, que nadie se entusiasme ideológicamente-, y que no deja de ser una reinvención glamourosa del mítico Lord Humungus (Mad Max 2), acompañado de un reparto eficiente, aunque algo desaprovechado (en especial Anya Taylor-Joy, que encarna a la joven Furiosa con mucha menos fuerza y presencia que Charlize Theron), esta precuela/spin-off termina siendo precisamente eso, un producto típico de esta época en la que lo que domina es el ordeño de franquicias y en la que gran parte del público evita las historias autoconclusivas, buscando la ampliación del lore por encima de otras consideraciones como la calidad o la originalidad.

Guiños a los fans veteranos (uno de los personajes lleva una peluca como la de Cortadedos) y novedades acrobáticas animan una función que, finalmente, ejerce más como complemento a las películas de Mad Max que como una nueva aportación sólida.

Sinopsis

Anya Taylor-Joy y Chris Hemsworth protagonizan Furiosa: de la saga Mad Max, del genio ganador del Premio de la Academia George Miller. Se trata del esperado regreso al icónico mundo distópico que creó hace más de 30 años con las películas de referencia de Mad Max. Miller vuelve a pasar página con una aventura de acción totalmente nueva y original que revelará los orígenes del poderoso personaje de Mad Max: Furia en la carretera, ganadora de varios Oscar y todo un éxito mundial. La nueva película de Warner Bros. Pictures y Village Roadshow Pictures está producida por Miller y por su socio habitual, el productor nominado al Oscar Doug Mitchell (Mad Max: Furia en la carretera, Babe, el cerdito valiente), con su productora Kennedy Miller Mitchell, con sede en Australia.

Al derrumbarse el mundo, la joven Furiosa es arrebatada del Lugar Verde de Muchas Madres y cae en manos de una gran Horda de Motoristas liderada por el Señor de la Guerra Dementus. Mientras recorren el Páramo, se topan con la Ciudadela presidida por El Inmortan Joe. Furiosa deberá superar muchas pruebas mientras reúne los medios para encontrar el modo de volver a casa mientras los dos Tiranos luchan por hacerse con el poder.

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Warner Bros., Kennedy Miller Mitchell. Reservados todos los derechos.

Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).