Cualia.es

Crítica: «Conan» (Marcus Nispel, 2011)

Marcus Nispel, un realizador alemán al que muchos cinéfilos critican –entre otras cosas porque le debemos películas tan lamentables como La matanza de Texas (2003), El guía del desfiladero (2007) y Viernes 13 (2009)–, es quien firma la nueva versión de Conan. Frente a las opiniones más hostiles, Nispel parece empeñado en no dejarse avasallar por quienes defienden la maravillosa adaptación rodada por John Milius en 1982. De hecho, su acercamiento al personaje es duro, efectista y muy sangriento, aunque también deshilvanado y pésimamente escrito.
En contra de una idea muy extendida, Conan el Cimmerio no es un personaje surgido de los cómics. Como bien saben los aficionados a la novela popular, el famoso guerrero fue creado por Robert E. Howard, uno de los maestros de la literatura pulp.

El primer relato protagonizado por el carismático bárbaro, El fénix en la espada (The Phoenix on the Sword), apareció en las páginas de la revista Weird Tales (diciembre de 1932), y en realidad, era una adaptación de otro cuento anterior que Howard había incluido en la serie dedicada al rey Kull de Valusia: ¡Con esta hacha gobierno! (By This Axe I Rule!, mayo de 1929). Al parecer, el escritor concibió la idea después de leer un libro de Thomas BulfinchThe Outline of Mythology (1913). En todo caso, al margen de las referencias empleadas por Howard, lo cierto es que su creación pronto alcanzó popularidad en los peores años de la Gran Depresión.

Mucho después del suicidio del escritor, las historias de Conan, en muchos casos reelaboradas por L. Sprague de Camp y Lin Carter, alcanzaron un nuevo éxito en ediciones de bolsillo, gracias en parte a las fabulosas portadas de Frank Frazetta.

El trabajo del guionista Roy Thomas sirvió para que el personaje triunfase asimismo en los cómics Marvel, a través de cabeceras como Conan the Barbarian (Conan el Bárbaro, 1970) y Savage Sword of Conan (La Espada Salvaje de Conan, 1974). El propio Thomas, en colaboración con Edward Summer, fue el primero en escribir un guión cinematográfico sobre las aventuras del cimmerio, respetando algunas características que Howard subrayó en sus narraciones.

Así, Conan no es un bárbaro inconsciente y esclavizado por la testosterona, sino un espadachín de talento, cuya inteligencia natural le permite planificar batallas, preparar importantes robos y descifrar lenguas arcaicas.

El plan de Thomas y Summer no prosperó, y en su lugar llegó a las pantallas otra versión –por cierto, inolvidable–, cuyo guión se debe a Oliver Stone. De momento, Conan el bárbaro (Conan the Barbarian, 1982), de John Milius, ha identificado al guerrero con la imagen de su intérprete, Arnold Schwarzenegger, quien volvió a darle vida en la mediocre Conan el destructor (Conan the Destroyer, 1984).

Un proyecto posterior, King Conan: Crown of Iron, se malogró cuando Schwarzenegger ganó las elecciones de 2003 que le convirtieron en gobernador de California.

Una y otra vez, se ha pretendido revitalizar la franquicia, pero ninguno de los directores que lo intentaron –las hermanas Wachowski, el propio Milius, Robert Rodríguez, Boaz Yakin…– consiguió iniciar el rodaje.

En 2007, la compañía Paradox Entertainment, dirigida por Fredrik Malmberg, propuso acuerdos de producción a New Line Cinema, Hollywod Gang y Millenium Films, con la idea de financiar una nueva película de Conan. Al final, tras su buena experiencia comercial en el último Rambo de Stallone, Nu Image Films, Millenium y Lionsgate fueron las compañías que posibilitaron la puesta en marcha del proyecto.

En un principio, se creyó que Brett Ratner iba a encargarse de dirigir la cinta, pero finalmente el puesto de realizador fue ocupado por Marcus Nispel.

Para dar vida al protagonista, se eligió a Jason Momoa, un actor hawaiano de enormes proporciones, conocido por sus papeles como Jason Ioane en Los vigilantes de la playa: Hawai (Baywatch Hawaii, 1999-2001) y Ronon Dex en (Stargate Atlantis, 2005-2009).

El rodaje comenzó en Bulgaria el 15 de marzo de 2010, y terminó el 5 de junio de 2010. Más allá de las discusiones que provoque el trabajo de Nispel –justificadas por la mediocridad de sus anteriores films–, lo cierto es que Conan parte de una idea defendible: reflejar al personaje en varias de las dimensiones del original literario.

Así, Conan es ladrón, guerrero y pirata, y se enfrenta con monstruos pavorosos y hechiceras tan seductoras como Marique, a quien interpreta Rose McGowan.

Entre las virtudes del proyecto, figura el reparto, que se completa con Rachel Nichols (Tamara), Ron Perlman (el herrero Corin, padre de Conan), Stephen Lang (el señor de la guerra Khalar Zym, villano de la película) y Bob Sapp (el kushita Ukafa).

Una cosa está clara: el destino de Nispel como realizador depende de esta película.

Artículos relacionados

Conan el Bárbaro (1970-1973), de Roy Thomas y Barry Windsor-Smith

Conan el Bárbaro (1973-1979), de Roy Thomas y John Buscema

Red Sonja, la diablesa de la espada

Conan el Conquistador (1974-1979), de Roy Thomas, Gil Kane y John Buscema

Conan Rey (1980-1989), de Roy Thomas, John Buscema, Doug Moench y Alan Zelenetz

La Espada Salvaje de Conan (1974-1995), de Roy Thomas, John Buscema, Alfredo Alcalá y Tony de Zúñiga

Copyright del artículo © Guzmán Urrero, Cualia. Reservados todos los derechos.

Copyright de la imagen © Nu Image Films, Millennium Films, Lionsgate. Cortesía de Aurum Producciones. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.