Guzmán Urrero
En 2005 Grant Morrison fue capaz de narrar una historia crepuscular sobre Superman con un tono luminoso, vibrante y alejado de la desmitificación.
La tendencia actual consiste en revisar a los héroes para alejarlos de la magia y del buen humor. Precisamente por eso, el encanto de All Star: Superman (noviembre de 2005 – octubre de 2008) se debe al empeño de Morrison en destacar el carácter legendario, entrañable y moral del Hombre de Acero.
¿Es posible retratar a Superman desde esa perspectiva cuando se nos cuenta que va a morir por una sobrecarga letal de energía solar? Sólo esta pregunta ya justifica el talento de Morrison, un escritor que dota de inteligencia a cada episodio, y que en este caso, transita con naturalidad de lo cotidiano a lo maravilloso.
El terreno ético en el que suelen transcurrir las aventuras del kryptoniano sirve, en esta oportunidad, para reflejar por qué tantos confían en su arrojo y su virtud. No obstante, el guionista da relieve al personaje sin necesidad de caer en una perspectiva cínica.
Una vez aceptada su condena, Superman vuela del pasado al porvenir, transitando por una historia compacta, sugestiva, muy rica, en la que intervienen casi todos los personajes relevantes que han dado sentido a su vida: Lois Lane, Lex Luthor, Bizarro, los pobladores de la Zona Fantasma… Como las sorpresas deben cumplir su papel, no voy a desvelar otros detalles sobre el argumento.
Les adelanto que casi nada es lo que parece, y que, como sucede en las buenas novelas de aventuras, el Bien no tiene la batalla ganada de antemano, y cada proeza adquiere un sentido poético y emocionante.
Dejo para el final el trabajo artístico de Frank Quitely. Dueño de una técnica excepcional, Quitely triunfa aquí gracias a una suma de virtudes. Nadie podrá negar que su estilo le va bien a un relato de estas características, en el que la acción más vigorosa se alterna con momentos introspectivos. Y por otro lado, ¿cabe imaginar un tratamiento más personal de la iconografía del héroe? Ya sé que esto es un cliché, pero lo cierto es que el dibujante escocés alterna la composición y el dinamismo que distinguen a los mejores artistas DC con el trazo nítido y esencial de la escuela francobelga.
Como detalle anecdótico, cabe recordar que Quitely entró en el mercado estadounidense con Flex Mentallo, un spin-off de Doom Patrol escrito por su paisano Morrison. Hace mucho que se lanzó aquel título –apareció en la serie Vértigo en 1996–, pero ambos mantuvieron ese lazo creativo en JLA: Earth-2 (enero de 2000), We3 (octubre de 2004-marzo de 2005), Batman Reborn (agosto-octubre de 2009) y El Multiverso (octubre de 2014-junio de 2015).
Sinopsis
Es cuestión de tiempo que su cuerpo sucumba a una sobrecarga masiva de la misma energía solar que le confiere sus increíbles poderes. Por su parte, Lex Luthor está condenado a pena de muerte por sus crímenes contra la Humanidad. Así que el mundo va a perder, casi al unísono, a su mayor protector y a su peor enemigo.
Recopilando los doce números de la edición americana en un solo volumen, Planeta DeAgostini se enorgullece en presentar la obra de Grant Morrison y Frank Quitely que ha cosechado algunos de los premios más importantes del Noveno Arte y ha sido unánimemente aclamada por el público como uno de los mejores cómics de la década. Y es que, haciendo honor a su nombre, todas las estrellas que conforman el firmamento del Hombre de Acero se encuentran aquí.
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Nota editorial
La mejor serie de Superman en años por fin está aquí. Recopilada en un único volumen Grant Morrison, autor de obras como Batman: Arkham Asylum, JLA o Crisis Final, rinde tributo en estas páginas al primer superhéroe de la historia en 12 capítulos que suponen un repaso a la evolución del Hombre de Acero durante sus 70 años de vida. Le acompaña en el dibujo Frank Quitely (We3, JLA de Grant Morrison) en uno de sus mejores trabajos. Uno de los volúmenes imprescindibles, no solo en cualquier biblioteca de un aficionado a Superman, sino al de cualquier amante del buen cómic.
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Vicente Díaz
