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«In The Court of the Crimson King» (1969), de King Crimson

King Crimson, pioneros del rock progresivo, mezclaron jazz y elementos clásicos para su magnífico álbum de debut, In The Court of the Crimson King (Island Records, 10 de octubre de 1969), en el que, deliberadamente, se distanciaron de las raíces blues sobre las que se habían fundado.

Formaban la banda por aquellas fechas el guitarrista Robert Fripp, el percusionista Michael Giles, el bajista y cantante Greg Lake, el multinstrumentista Ian McDonald y el poeta y letrista Peter Sinfield.

«Desde la aterradora y gigantesca imagen de la cubierta ‒escribe Manish Agarwal‒, mejor apreciada en el vinilo, hasta las portentosas letras, In The Court of the Crimson King es un álbum sin fisuras. ’21st Century Schizoid Man’ fija el tono. Se trata tal vez del primer himno alternativo, con un riff principal inmenso, un saxo chillón y visiones apocalípticas. Todavía más pesimista es ‘Epitaph’, una hermosa balada de resignación, apoyada en una intensa mezcla de texturas (melotrón, timbal, guitarra acústica). ‘Moonchild’ es una canción de amor bucólica prolongada hasta una longitud épica por un interludio improvisado tipo jazz, en tanto el tema que da título al álbum combina aires árabes, el ritmo vertiginoso del timbal y flautas barrocas, con el fin de conjurar su escenario medieval» (1001 discos que hay que escuchar antes de morir, Grijalbo, 2005, p. 185).

Como señala Rosario Leotta, en 1969 ya han surgido en el panorama británico bandas como Genesis, Soft Machine o Yes. «Estamos ‒escribe‒ en medio de una era progresiva, influida por múltiples géneros musicales como el jazz, la música clásica y la música atonal contemporánea. La genialidad de Robert Fripp, combinada con esa formación inicial del grupo, bajo la guía del excelente letrista Peter Sinfield, da forma a estos cinco temas, magistralmente encadenados, que pretenden generar un nuevo orden musical. La voz distorsionada de Greg Lake, futuro líder de Emerson, Lake & Palmer, abre el primer acto de la obra: ’21th Century Schizoid Man’. Una composición inquietante, frenética, ruidosa, pero también melódica, que encaja a la perfección con el segundo tema del disco: ‘I Talk To The Wind’. La flauta de Ian McDonald se suma a la lúcida tranquilidad de la voz de Lake, en una quietud irreal, que presagia la tristeza contenida del siguiente corte, el doloroso ‘Epitaph’. El melotrón hace oír su voz, el monstruo grita de dolor: es un epitafio («Confusion will be my epitaph») que concierne a toda la humanidad. «But I fear tomorrow I’ll be crying», profetiza Lake al final de la pieza».

«El primer acto termina ‒añade Leotta‒ y volvemos a la ilusión onírica y la quietud de ‘Moonchild’. La voz de Lake se vuelve cada vez más débil, hasta que abre paso a la agonía disonante de los instrumentos. Lo que surge aquí es una auténtica joya del free jazz. Tras estos preparativos, los miembros de la banda, siguiendo a Fripp, están a punto de entrar en la corte del Rey Carmesí. Es el último acto: ‘The Court of the Crimson King’. El sonido del melotrón se vuelve cada vez más apremiante y Lake concluye su parte seguido por sus compañeros, que responden con un coro obsesivo y penetrante. En particular, el solo de flauta de Ian McDonald es magnífico. Parece el final, pero al echar un vistazo al interior de la portada, nos saluda la sonrisa grotesca pero tranquilizadora de un rostro decididamente más humano. Un rostro que parece elogiar la locura ya anunciada siglos antes por Erasmo, y perseguida con valentía por Fripp y sus compañeros» (Onda Rock, 31/10/2006).

Imagen superior: la pintura que aparece en la portada  fue obra de Barry Godber (1946-1970), que falleció poco después de que se editara el disco. «Godber ‒señala Robert Fripp‒ no era pintor sino programador de computadoras. Esa pintura fue la única que hizo. Era amigo de Peter Sinfield y murió en 1970, de un ataque al corazón, a los 24 años. Peter trajo esta pintura y a la banda le encantó. (…) La cara en el exterior es el Hombre Esquizoide, y en el interior es el Rey Escarlata. Si cubres el rostro sonriente, los ojos revelan una tristeza increíble. ¿Qué más puedo añadir? Refleja la música. Nunca me impresionó el heavy metal. Nadie en ese momento sonaba como nosotros en concierto. Para mí, ‘Schizoid’ fue la primera pista de heavy metal. Ese sonido de un saxofón eléctrico pasando por un amplificador Marshall … Michael Giles era un batería fenomenal. Ningún batería de rock podía hacerle sombra en el 69″ (Rock & Folk, mayo de 1995).

«The Court of the Crimson King», quinto tema del álbum, fue publicado como sencillo en Inglaterra por Island y Estados Unidos por Atlantic.

Esta canción es la más conocida de la discografía de King Crimson. Aquí la banda evoca, en el contexto de una corte medieval, la imaginería de una reina hechicera, una marcha funeraria y una pira para quemar brujas.

Muestra del impacto que tuvo es que, pese a durar nueve minutos, este corte fue pinchado por los DJ radiofónicos de la época.

Copyright del artículo © Manuel Rodríguez Yagüe. Reservados todos los derechos.

Manuel Rodríguez Yagüe

Como divulgador, Manuel Rodríguez Yagüe ha seguido una amplia trayectoria en distintas publicaciones digitales, relacionadas con temas tan diversos como los viajes ("De viajes, tesoros y aventuras"), el cómic ("Un universo de viñetas"), la ciencia-ficción ("Un universo de ciencia ficción") y las ciencias y humanidades ("Saber si ocupa lugar"). Colabora en el podcast "Los Retronautas".