Tengo en mis manos la segunda entrega de la serie Conan Rey (The Chronicles of King Conan, 1981-1982), la recopilación en cuatro volúmenes de la saga que Roy Thomas y Doug Moench dedicaron a aquella etapa en la que nuestro entrañable cimmerio se ciñó la corona de Aquilonia.
Esta lectura me permite recordar varias historietas memorables: «Venganza en el desierto» («Vengeance from the Desert!», King Conan vol. 1, nº 6, junio de 1981), «Choque de reyes» («A Clash of Kings!», King Conan vol. 1, nº 7, septiembre de 1981), «La reina reclamada» («A Queen Reclaimed!», King Conan vol. 1, nº 8, diciembre de 1981), «Los huesos del hombre marrón» («Bones of the Brown Man», King Conan vol. 1, nº 9, marzo de 1982) y «El colmillo de Set» («The Fang of Set», King Conan vol. 1, nº 10, mayo de 1982).
La edición de este volumen (2013) coincidió con las noticias sobre el fallido rodaje de The Legend of Conan, en la que Arnold Schwarzenegger tenía previsto dar vida al bárbaro en una etapa tardía de su vida Inciso: ya es lástima que el citado proyecto no aprovechase el borrador que John Milius escribió en 2001, King Conan, Crown Of Iron, cuyas concomitancias con el cómic que hoy nos interesa son aún más oportunas.
Venganza en el desierto recupera para los nostálgicos las aventuras del rey Conan publicadas por Marvel Comics a comienzos de los ochenta, cuando la franquicia era lo suficientemente comercial como para sostener otras dos cabeceras: Conan the Barbarian en color, y The Savage Sword of Conan en blanco y negro.
Roy Thomas, en sus primeros guiones para Conan Rey, se tomó la libertad de explorar los pastiches de L. Sprague de Camp y Lin Carter, aprovechando esa circunstancia para presentar al hijo del rey bárbaro, Conn.
Obviamente, la presencia de este muchacho aligera y suaviza el tono de las historias, pero ello no quiere decir que se traicione la memoria de Robert E. Howard.
El volumen en el que leo esta y otras historietas ofrece una adaptación de la obra The Return of Conan (Gnome Press, 1957), de Björn Nyberg y Sprague de Camp. Tratándose de una pieza literaria de un valor más que discutible, lo cierto es que Thomas hizo un impecable trabajo a la hora de completar su versión. Y eso que conozco a más de un aficionado que, puesto a desmenuzar la trama, discute apasionadamente una providencial intervención de Crom, un dios que no se caracteriza por conceder dones o efectuar milagros.
Una vez dicho todo esto, insisto en una evidencia: este cómic ofrece diversión de primera categoría, y puestos a comparar, está muy por encima de bastantes productos que hoy se hacen pasar por tebeos de estada y brujería.
En el aspecto gráfico, tampoco debemos quejarnos. Con John Buscema y Ernie Chan en el equipo, uno siente que el dibujo siempre está en buenas manos. No importa que Buscema tenga obras de mayor entidad, incluso dentro del universo de Conan: cualquier viñeta suya vale su peso en oro. En cuanto al capítulo que Chan ilustra en solitario, me parece un digno homenaje al maestro Buscema.
Llámenlo nostalgia: ni siquiera me importa demasiado que, a la hora de realizar este cómic, Thomas estuviera próximo a abandonar Marvel por una década. El talento siempre marca la diferencia, incluso en una circunstancia profesional tan delicada como aquella.
Sinopsis
El monarca más poderoso de todos los tiempos ha vuelto. Las aventuras de Conan y su familia continúan en Venganza en el desierto, Choque de reyes, La reina reclamada, Los huesos del hombre marrón y El colmillo de Set. Estas aventuras tan emocionantes solo podrían ser obra de guionistas maestros como Roy Thomas y Doug Moench pero es que, además, incomparables John Buscema y Ernie Chan.
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