Hay que decirlo de una vez: Maiwai es un cómic increíble.
No soy muy fan de la etapa “horrorosa” de Minetarō Mochizuki. La mujer de la habitación oscura (1993) me parece demasiado deudora de los recursos convencionales del terror en el medio cinematográfico; y Dragon Head (1995) me parecía un poquito… tramposilla. Aunque reconozco que tenía sus (muchos) momentos.
En cambio, con Maiway creo que Mochizuki dio un salto en el hiperespacio cualitativo. Esta propuesta no sólo es una absoluta locura (pero una locura de dimensiones inabarcables) desde el punto de vista formal, sino que cimenta un discurso autoral que, a los ojos miopes de un servidor guionista, me parece, por ambición y resultados, sitúa a su responsable a la altura de todo un Moebius.
Para destacar lo mejor de Maiwai tendría que escribir un libro entero, porque su intríngulis conceptual da para eso y más. Sería un libro muy malo, así que mejor os aconsejo que os sumerjáis sin mayor demora en este manga.
Sólo un par de pistas: 1) el obvio homenaje a La isla del tesoro (qué pereza da hacer hoy día un homenaje a La isla del tesoro, ¿verdad? Esperad a que el amigo llegue a su escalofriante homenaje a Tiburón…) resulta al fin mucho más que eso: una inmersión en un mundo imprevisible donde, mediante una apariencia bufa y sin reglas preconcebidas, el mangaka consigue tocar teclas sensoriales de dimensiones mágicas (véase el ojo de la ballena, por ejemplo); 2) Maiwai es un tratado magistral sobre cómo planificar y encajar personajes y globos de texto de la manera menos convencional y más fresca: sin renunciar al desenfado de planteamiento (esos saltitos de la heroína en infantil pero habilidoso contrapicado para que contemplemos sus braguitas), Moziguchi se lanza a representar personajes y acción mediante capturas parciales de ambos, método habitualmente rehuido por la mayoría de profesionales; demostrando que cuando se hace mal a propósito, resulta inmejorable. En todo caso, aporta millones de ideas para planificar desde un enfoque más enriquecedor e inesperado.
Creo que esa apariencia de Maiwai de capricho desquiciado y personal ha hecho que se minimice su empaque, complejidad y alcance por parte de alguna prensa especializada. Maiwai ofrece un dibujo que bascula a la perfección entre el virtuosismo puro y el clasicismo más rústico, creando una combinación de un postmodernismo perfecto. Narrativamente, hacía tiempo que como lector no se me abría la boca de admiración en tantos momentos. Me parece insólito que un solo título dé para tanto contenido bifurcado.
Sí, vale, ya había dicho que Gantz me parecía el mejor manga publicado por Glénat. Pues Maiwai es sin duda ¡la mejor novela gráfica seriada de autor japonés!
P.D. Entre Oku Hiroya y Minetaro Mochizuki, se han confabulado para dar al traste con mi antigua creencia de que menos es más. ¡Y una mierda! Lo que pasa es que aquí jamás lograremos trabajar como trabajan estas bestias niponas.
Copyright del artículo © Hernán Migoya. Previamente publicado en Comicsario, un blog para la fenecida editorial Glénat España. Reservados todos los derechos.