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«Takemitsu Zamurai» (2006-2010). Entrevista con Issei Eifuku y Taiyō Matsumoto

Takemitsu Zamurai (El samurái que vendió su alma) es una obra muy especial. Es al cómic de samuráis lo que Ghost Dog (El camino del samurái), de Jim Jarmusch, es al cine de samuráis. Si os gusta Takeshi Kitano, el género pasado por el tamiz de lo moderno, ésta es vuestra nueva obra de referencia, un continuo placer visual y una sorpresa narrativa tras otra, gracias a la impronta de Taiyō Matsumoto, autor del éxito Tekkon Kinkreet (1993-1994), y el guión naturalista y excéntrico de Issei Eifuku.

La entrevista que sigue está hecha a la japonesa: con preguntas de ida y respuestas de vuelta, sin mayor tratamiento de contrarréplica o postproducción alguna. Las contestaciones son, cuanto menos, estimulantes.

Entrevista con Taiyō Matsumoto (dibujante)

Sr. Matsumoto, destaca la búsqueda gráfica que ha aplicado a esta nueva obra. ¿Cuál ha sido su mayor fuente de inspiración gráfica? ¿Hasta qué punto se ha basado en los ukiyo-e clásicos y en ilustraciones japonesas tradicionales?

Me han influenciado numerosos mangas y pinturas. Cuando empecé a dibujar esta obra tenía muy presente en mi mente la tradición del ukiyo-e. Después cambió y ahora ya no tanto.

Sōichirō Senō no es, ni gráfica ni psicológicamente, el héroe típico de un manga de samuráis. ¿Cuáles son las características que más le atrajeron del personaje y que quiso potenciar con su dibujo?

He dibujado los ojos oblicuos al protagonista siguiendo el guión original de Eifuku san. Normalmente es un rasgo físico característico de un personaje malo, así que al principio estaba un poco preocupado. Tiene un carácter casi demasiado perfecto y por eso me costó crear el personaje sin que provoque un cierto rechazo al lector.

Sorprende que, siendo una historia de samuráis, haya un tratamiento muy elíptico y poético de la violencia. ¿Quiso premeditadamente que la violencia no fuera el elemento principal de la obra?

He querido evitar el uso excesivo de escenas de violencia. La primera razón es que quería dibujar la vida cotidiana del Período Edo sin modificarla o adaptarla mucho. La segunda razón es que cuando las escenas de violencias son muy largas producen un efecto contrario, es decir, que impiden al lector sentir el dolor y la crueldad que son consecuencias de la violencia.

Después del éxito del apocalíptico Tekkon Kinkreet, ¿por qué se decidió por dibujar un manga de samuráis, de corte clásico y reposado?

Tenia ganas de describir la vida y la cultura de antaño de manera concreta y ahora estoy en ello.

Takemitsu Zamurai es una obra que se aleja del manga mainstream. ¿A qué tipo de público cree que puede atraer? ¿Piensa que el público europeo podrá disfrutar más de esta obra que de otras más convencionales del manga de acción y aventura?

Yo no tengo la menor idea de a quién puede gustar esta obra. Al ver que a mi suegro le interesa y que lo lee gustosamente, pensé que quizá le podía gustar a la gente mayor. Seria un honor si les gustase también a los lectores extranjeros, pero me cuesta imaginar cómo les parecerá esta obra.

¿Le ha influido algún autor de cómics europeo en esta aventura gráfica?

Me encantan Moebius y Miguelanxo Prado. Vi sus obras cuando era joven y me impactaron. He recibido sus influencias no sólo en Takemitsu Zamurai, sino de forma más general en toda mi obra.

Entrevista con Issei Eifuku (guionista)

En esta obra se percibe un gusto en la recreación de una época y un tipo de vida en comunidad. ¿Está basado su protagonista también en algún personaje histórico o algún samurái verdadero le sirvió de inspiración para crear a Sōichirō Senō?

El protagonista, Sōichirō, no se inspira en ningún personaje histórico ni samurái verdadero. En Japón existe un género popular llamado jidaigeki (drama histórico, principalmente en la televisión), pero la imagen real de los samuráis y de las costumbres del período de Edo de esos dramas no siempre son históricamente comprobadas. Es más, el propio género del jidaigeki creó un universo de samuráis paralelo al de la realidad histórica. En el jidaigeki hay episodios y personajes que suelen gustar al público: el héroe Sōichirō Senō, por ejemplo, también tiene una personalidad muy popular en el jidaigeki, al cumplir el estereotipo de un típico habitante de nagaya (casa humilde de vecindad, de un solo piso), que al mismo tiempo, es un ronin excelente. Sōichirō es aparentemente un héroe típico de jidaigeki.

En España estamos acostumbrados a relacionar la figura del ronin con la serie que en los años 80 creó Frank Miller con ese título. ¿La conoce? ¿Cree que captó el espíritu romántico e individualista del género samurái?

Yo soy un gran aficionado al cómic americano (Matsumoto san es gran fan de la BD) y sobre todo me encanta Frank Miller (también siento un gran respeto por Alan Moore). También admiro la obra muy cuidada de Alex Ross y el trazo artístico de Mike Mignola. Siento, desde luego, un gran respeto por Moebius. Me emocioné cuando tuve la oportunidad de entrevistar a Enki Bilal durante su visita al Japón. Como Matsumoto conocía mi admiración hacia el cómic occidental, me trajo Ronin cuando fue invitado a Angoulême hace más de 10 años. Aunque no entiendo la versión original sin traducción, me la leo muchas veces como un artbook. He oído que el Sr. Miller es un gran fan de Kozure Ōkami (El lobo solitario y su cachorro, de Kazuo Koike y Goseki Kojima). Pese a que no entiendo la historia, se ve que el autor se ha inspirado en Kozure Ōkami. La soledad del Caballero Oscuro de Miller tiene algo que ver con el espíritu de los samurái. Espero que alguien publique la edición japonesa de Ronin.

Existen muchísimas historias sobre samuráis en la tradición popular japonesa. ¿Qué quería aportar con este nuevo personaje?

El héroe en los jidaigeki mata a mucha gente. Son demasiados, aunque parezca poco oportuno decirlo, dado que en ese género siempre se mata a todos los malos, en una forma de catarsis para expiar su maldad, algo imposible en el mundo real.

No se luchaba y mataba tan fácilmente, aunque fueran samuráis, en la época de El samurái que vendió su alma: incluso sacar la espada era algo poco frecuente. Considero como mucho más interesante describir los samuráis y sus vidas fuera de las riñas mortales.

Hay un substrato religioso y filosófico detrás de las peripecias del “samurái de la espada de bambú”, como también se conoce a vuestro personaje. Siendo una obra de samuráis, se transmite al lector un poso pacifista y panteísta. ¿Era ésa una de sus principales intenciones como guionista de la obra, transmitir un mensaje de armonía espiritual?

Primero me gustaría aclarar una cosa: yo considero el manga como un arte popular. El factor del entretenimiento es muy importante para la obra y pienso que no se puede hacer perder este factor, sean cuales sean la ideas y los principios del autor (he sido demasiado formal y exagerado hasta aquí en esta pregunta…).

Yo soy budista y me ordenaré sacerdote. Por lo tanto, no estoy en una posición distinta de la de un panteísta. Creo que el panteísmo se basa en los Upanishad del hinduismo, pero yo me apoyo en el Sutta Nipata, que es la recopilación de las palabras de Buda. Digamos que no es que toda la Creación adquiere un matiz divino, sino que adquiere un matiz budista. Suelen interpretarse los Upanishad y el Sutta Nipata como filosofía india en general, pero son distintos.

Dejando aparte todo esto, estoy impresionado por el hecho de que el entrevistador haya leído la obra de manera tan profunda. Es verdad que los elementos como Fu-jin (Dios de viento), Rai-jin (Dios de Trueno) y “Espíritu de Espada” pueden ser considerados de tinte panteísta, pero en japonés existe una expresión que dice Yaoyorozu no Kami (“Ocho millones de dioses”) y la mayoría de los japoneses tiene un sentimiento religioso de tipo panteísta.

Quizá se podría definirlo también como un sentimiento religioso de tipo sintoísta. Igual que la gente europea de la Edad Media creía en el Dragón, Sōichirō y la gente del Periodo Edo percibían a los Dioses del Viento y del Trueno como algo familiar. La expresión espiritual tiene un significado muy real para Sōichirō, que pertenece a esa época.

Aparte de todo eso, si se nota alguna connotación religiosa y filosófica en la obra, es justamente por el mérito del artista Taiyō Matsumoto. Como ya he dicho antes, el guión tiene una construcción bastante clásica y no muy alejada de un conjunto de dramas típico del jidaigeki, independientemente de mis ideas y principios. Es el talento de Taiyō Matsumoto el que le ha dado a la obra su carisma o atmósfera sofisticada: como guionista me he limitado a escribir cuanto menos una historia coherente. Más que buscar mensajes dogmáticos, espero que ante todo el lector disfrute del aspecto de entretenimiento en la obra (la vida cotidiana de los lugareños en la época de Edo, los combates con espada, etc.)

El protagonista del manga afirma que tiene un demonio dentro del cuerpo. ¿Cree que todas las personas con actitudes violentas se sienten así, como si hubiera dentro de ellos algo que siempre les mueve hacia la destrucción de los demás?

Lo siento por repetirme en algunas de mis respuestas, pero “un samurái que no mata” es un ser que debe luchar contra algo contradictorio en él: el propio concepto implica una contradicción en sí mismo. Sōichirō también siente el deseo antinómico de “no quiero matar a la gente pero a la vez quiero alcanzar la cima del arte de la espada”. Sin embargo, es un conflicto que existe dentro de él al que puede enfrentarse. No es aquel “demonio” conveniente y de doble personalidad que vive en el corazón, al que los delincuentes psicopáticos suelen recurrir durante sus juicios. Aunque suene estricto, me parece que los que no pueden controlar el impulso violento hablan de este “demonio” para justificar sus actos.

¿Cuántos volúmenes tendrá Takemitsu Zamurai ? ¿Tiene pensado ya un final para el personaje? ¿Ha pensado la posibilidad de continuar con el rico universo donde se desarrolla la historia sin necesidad de recurrir a su protagonista principal?

Se supone que habrá 8 tomos (algo más de 80 episodios). El guión original consiste sólo en un manuscrito y ya estamos llegando al final. Sin embargo, el guión no es más que un guión, el papel de mi guión es ser un catalizador para inspirar al artista Taiyō Matsumoto. A mí también me hace ilusión saber qué final le dará a la obra Matsumoto.

En cuanto a la última pregunta: si me toca otra oportunidad de hacer un guión, me gustaría escribir una historia del periodo Sengoku, anterior a Edo, o una historia cuyo protagonista sea Raiden Tameemon, luchador de sumo legendario que existió de verdad.

Copyright del artículo © Hernán Migoya. Previamente publicado en Comicsario, un blog para la fenecida editorial Glénat España. Reservados todos los derechos.

Hernán Migoya

Hernán Migoya es novelista, guionista de cómics, periodista y director de cine. Posee una de las carreras más originales y corrosivas del panorama artístico español. Ha obtenido el Premio al Mejor Guión del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, y su obra ha sido editada en Estados Unidos, Francia y Alemania. Asimismo, ha colaborado con numerosos medios de la prensa española, como "El Mundo", "Rock de Lux", "Primera Línea", etc. Vive autoexiliado en Perú.
(Avatar © David Campos)

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