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Más raro que un Cebollense verde

Acabo de comerme de dos sentadas el anime completo de Gantz (2004), basado en el manga de (esperad, busco su nombre en Google…) Hiroya Oku. Varias veces he declarado ya que Oku me parece un genio absoluto del cómic. Hace lo imposible imposible y aun así conmociona en lo hondo.

Es rarísimo ver Gantz después de haberlo leído. Rarísimos los colores (pero tienen su qué), aunque las orejas de los personajes son más bonitas en esta revisitación animada. Kei Kurono no luce tanto, no es tan nosotros como en el manga, creo: eso sí, cuando mira de refilón, como sin mirar, a Angelina Jolie (en el anime le han cambiado la cara, es más fea) y la cámara adopta su punto de vista ansioso, vuelve a salir el golpe de genio pro-adolescente que recordamos del papel impreso.

No me gusta el tema musical principal ni que punteen la acción con guitarreo de rubio tonto. Lo que en el manga es puro hardcore por planificación, audacia visual y frialdad gráfica ordenador mediante, en el anime se trivializa, se adocena, se rebaja a la altura de otras muchas series de acción, como si envolvieran el caviar en papel de periódico.

En cuanto a los “monstruos”, el Cebollense no acaba de calar: es más tierno y verde, paradójicamente, en el tebeo; el Tanakense sí mola, el terror que infunde su mecánica expresión muñequil conjuga muy bien con su jersey a colores; el Furiense y el Enfadense (ya no recuerdo si son los nombres equivalentes del manga), pse: pero lo que está claro es que la acción en el Templo supone un bloque compacto que funciona de muerte, en viñetas y también en acción animada. La escabechina sucesiva de héroes conforma un momento de crescendo cósmico, cruel hasta la tortura con el lector/espectador y dramáticamente impactante, incluyendo la agonía dual más hermosa que yo recuerdo desde Duelo al sol (referente inevitable).

De los 26 episodios, sólo los cinco últimos se desvinculan del cómic original para poder crear un colofón aparente, dado que el manga se va (con nuestra complicidad) por los cerros de Tokio y a saber dónde planta su Estatua de la Libertad en la playa. Si la colorista conclusión a iniciativa propia convence o no, es lo de menos. Roguemos para que Gantz se anime (a continuar).

Aun así, reconozco que disfruto más leyendo el manga [publicado por Shueisha entre 2000 y 2013]. También me estoy viendo Monster y, por tono de suspense ortodoxo, su planificación hitchcockiana, su alarmante falta de sentido del humor y cierto clasicismo que lo emparenta con productos del pasado (se diría una obra fruto de los años 60 más que de nuestros días), se me antoja narrativamente propio de un anime (es decir, puro cine) antes que de un manga. El manga de Monster lo abandoné hacia el decimotercer tomo porque el relleno me empachaba y, sin embargo, pese a que la calidad de su dibujo varía enormemente de un capítulo a otro y que, en general, la animación me parece considerablemente peor que la de Gantz, su adaptación a anime me arrastra sin remisión.

El manga de Gantz no podré dejarlo jamás. Su anime es un bonus track.

Claro que ese Hiroya Oku parte con ventaja respecto de otros artistas: está loco.

Imagen superior: «Gantz: O» (2016), nueva entrega de la franquicia, dirigida por Yasushi Kawamura.

Sinopsis

Kurono y Katô, antiguos amigos en la escuela primaria, acaban atropellados por un tren cuando se disponían a ayudar a un borracho. Sin embargo, al cabo de un instante aparecen en un piso de aspecto anodino. Allí no están solos: otras personas que también han experimentado el instante previo a la muerte les acompañan, así como una esfera negra, Gantz, que les indica, sin dar pie a ningún tipo de discusión, que deben acabar… ¿¡con el Cebollense…!? ¡¡Así empieza una batalla llena de incógnitas!!

Kurono y los demás logran sobrevivir a la indescriptible batalla contra el Cebollense y, sin comerlo ni beberlo, vuelven a su rutina habitual. Sin embargo, la pesadilla no ha terminado todavía. Convocados de nuevo a la fuerza a la misteriosa habitación, Gantz les da ahora un nuevo objetivo: el Tanakense. El ser que se encuentran después del download parece, a primera vista, afable, pero…

Copyright del artículo © Hernán Migoya. Previamente publicado en Comicsario, un blog para la fenecida editorial Glénat España. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis de «Ganzt» (Ed. Maximum) © Panini Comics. Reservados todos los derechos.

Hernán Migoya

Hernán Migoya es novelista, guionista de cómics, periodista y director de cine. Posee una de las carreras más originales y corrosivas del panorama artístico español. Ha obtenido el Premio al Mejor Guión del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, y su obra ha sido editada en Estados Unidos, Francia y Alemania. Asimismo, ha colaborado con numerosos medios de la prensa española, como "El Mundo", "Rock de Lux", "Primera Línea", etc. Vive autoexiliado en Perú.
(Avatar © David Campos)