La imaginación de Stephen King puede ser tan aterradora como una bala perdida. Esto es evidente. Sin embargo, el mayor mérito de la escritura de King no es su capacidad de asustarnos, sino el modo en que se compromente con una sensibilidad siempre a flor de piel.
En la base de algunos de sus mejores libros encontramos el motor de esa experiencia: las revelaciones del pasado, los quebraderos de cabeza en la adolescencia, los pasajes anómalos del amor, el monstruo en el armario, la paranoia social, las metáforas del delirio, el miedo a morir, el estremecimiento que provoca la culpabilidad…
King nos enseña a ver cómo corre el agua turbia en las cunetas de la vida, y pese a los vaivenes de su carrera, siempre (o mejor dicho, casi siempre) ha demostrado un uso impecable de los recursos literarios.
Quizá su grafomanía haya jugado en su contra: de ahí que la censura más habitual que puede hacerse tras leer a King es que a esta o aquella novela le sobran páginas. Es un pecado venial, pero los suplementos literarios nunca se lo perdonaron.
Durante décadas, sus libros se incluyeron en el baúl de los best-sellers. Es decir, junto a la prosa kleenex que no escasea en los kioscos de los aeropuertos. Sin embargo, el tiempo va poniendo todo en su lugar, y hoy son pocos los críticos que negarán otra realidad, y es que la firma de King reluce en la portada de un puñado de obras maestras.
Para analizar su personalidad, desde el centro a los márgenes, The King. Bienvenidos al universo literario de Stephen King cuenta con un formidable equipo de analistas: Kelly Byal, Timothy M. Dale, Joseph J. Foy, Elizabeth Hornbeck, Tuomas W. Manninen, Garret Merriam, Rodrigo Fresán, Mariana Enríquez, Edmundo Paz Soldán, Laura Fernández, Tony Magistrale ‒autor de la estupenda entrevista al escritor con la que se abre el volumen‒, Grett Littmann y Katherine Allen.
En la narrativa, como en otras artes, el juicio puede ser moral, estético o simplemente caprichoso. Algo de todo ello hay en esta obra, que se detiene en todas las facetas de King, incluyendo las huellas y cristales rotos que deja a su paso.
A modo de introducción, la charla que el escritor mantiene con Magistrale ya vale su peso en oro. Sólo por leerla, vale la pena comprar este libro. «A la gente ‒le dice King a su entrevistador‒ le gusta detenerse delante del accidente y mirar. Ésa es la base de la que partimos. (…) Siempre está el impulso de ver a alguien muerto y reconocer que no eres tú. Ésa es la premisa central en el viaje que emprenden los niños de Cuenta conmigo. Y es un impulso que no cambia por mucho que cambie la sociedad o la civilización. Está integrado en lo más profundo de la mente humana. Es un indicio de mal gusto, tal vez, pero también una necesidad humana perfectamente válida, ese poder decir ‘estoy bien’, ese poder juzgarlo en el hecho —la referencia, podríamos decir— de que hay otra gente que no lo está».
Sinopsis
Stephen King y los coches encabronados, Stephen King y las madres obsesas, Stephen King y los fans que nunca quiso tener, Stephen King y los escritores peor que malogrados, Stephen King y los padres muy padres hacha en mano, Stephen King y los extraterrestres verde flúor, Stephen King y los payasos que todos odiamos, Stephen King y los niños que saben salvarse y pasar de los adultos, Stephen King y las níveas adicciones… Pocos autores han dejado escrito (y siguen escribiendo) un universo tan vasto y complejo, que de un modo u otro nos interpela a todos. Pero también pocos escritores están tan mal considerados por la, ay, élite cultural. Quizá queramos que eso cambie, o quizá tan sólo se trate de reírnos del arriba y el abajo. Sea cual sea la tarea, para este libro contamos con cómplices adoradores de su obra como los escritores Rodrigo Fresán, Mariana Enriquez, Edmundo Paz Soldán o Laura Fernández, y con expertos en sus ficciones como Tony Magistrale, Grett Littmann y Katherine Allen. Y muchos más. Todos ellos nos cuentan por qué Stephen King es, en definitiva, The King. Aquí tienes nuestro homenaje al rey del terror.
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