Cualia.es

Stanisław Lem en viñetas

La fortuna de Lem (1921-2008) se dio en el campo de la ciencia ficción o ficción científica, como se prefiera. Cuenta ahora con una puntual biografía en el libro de Wojciech Orliński Lem. Una vida que no es de este mundo (traducción de Barbara Gil, Impedimenta, Madrid, 2021, 466 páginas).

Siempre es difícil hacer una biografía pues nunca se sabe, porque no se puede saberlo, todo de la vida de un hombre. En el caso de Lem, aun cuando están cerca los datos y tangibles muchos de los válidos testigos, hay penumbras y ambigüedades en su deriva individual. Lem calló, olvidó o hizo como que olvidaba, unos cuantos ángulos de su vida. Ante todo, su condición de judío que le resultó molesta tanto en su Polonia natal, durante la ocupación nazi y en la República Democrática comunista hasta llegar a la caída del muro berlinés en 1989, con el retorno a una Polonia poco propicia a las disidencias.

Me detengo en unas escasas viñetas que propone el minucioso recorrido de su biógrafo y que colaboran a diseñar unos rasgos que, con certeza, componen la novela personal de cualquier escritor. La primera es su infancia y permite recordar lo que Sigmund Freud plantea acerca de la obra de arte. El artista intenta plasmar en su tarea la fantasía infantil de un deseo plenamente satisfecho, un deseo que identifica perfectamente el objeto deseado y deseable, y lo convierte en un objeto otro donde halla el cumplimiento de aquello que la vida corriente, tanto suya como ajena, no le proporciona. Así consigue hacerlo universal.

El niño Lem diseña y construye maquetas de los artefactos que luego aparecerán en sus novelas científico-ficcionales. Serán el lugar de su goce como artista pero asimismo el refugio donde se pondrá a salvo de persecuciones y censuras, sean nacionalistas, nazis o estalinistas. El pensamiento mágico infantil, que todo lo puede, se ha de convertir en la comunidad igualmente omnipotente de sus lectores.

Hay otra viñeta fundamental y es la naturaleza de la vocación del escritor, un oficio sin profesión ni diplomas ni instituciones, el sitio de la libertad individual creativa. En efecto, Lem cursó medicina, una situación profesional impuesta por su padre. Luego, durante la ocupación alemana hitleriana, con papeles falsos que evitaron ser identificado como judío, aprendió a ser cortador de plásticos y metales. Así se ganó la vida. Su identidad de escritor fue, como en todos los casos comparables, algo residual. Cuando pudo evadirse de las dos anteriores, construyó su casa, es decir su taller, de escritor.

La literatura es, en efecto, como explica Octavio Paz, una suerte de discurso irreductible que, una vez leído con todos los códigos institucionales –lingüísticos, morales, religiosos y políticos– sigue empecinadamente significando gracias a una ambigüedad donde residen las libertades, tanto la del escritor como la de sus lectores. Inevitablemente y, por paradoja, diríamos que por naturaleza, en ella vive la libertad humana. Acaso se trate de la ética profunda de nuestra condición. Cuando examinamos las apreturas de control censorio bajo las cuales produjeron Dante, Cervantes o Shakespeare, advertimos que trabajaron en condiciones bastante más duras que las nuestras. Sin embargo, nos siguen diciendo algo que nos parece contemporáneo. Algo que apela, de nuevo, a nuestra libertad. Ambigua y, no por ello y también por ello, libre. Sostengamos su redundancia.

Copyright del artículo © Blas Matamoro. Reservados todos los derechos.

Blas Matamoro

Ensayista, crítico literario y musical, traductor y novelista. Nació en Buenos Aires y reside en Madrid desde 1976. Ha sido corresponsal de "La Opinión" y "La Razón" (Buenos Aires), "Cuadernos Noventa" (Barcelona) y "Vuelta" (México, bajo la dirección de Octavio Paz). Dirigió la revista "Cuadernos Hispanoamericanos" entre 1996 y 2007, y entre otros muchos libros, es autor de "La ciudad del tango; tango histórico y sociedad" (1969), "Genio y figura de Victoria Ocampo" (1986), "Por el camino de Proust" (1988), "Puesto fronterizo" (2003), Novela familiar: el universo privado del escritor (Premio Málaga de Ensayo, 2010) y Cuerpo y poder. Variaciones sobre las imposturas reales (2012)
En 2010 recibió el Premio ABC Cultural & Ámbito Cultural. En 2018 fue galardonado con el Premio Literario de la Academia Argentina de Letras a la Mejor Obra de Ensayo del trienio 2015-2017, por "Con ritmo de tango. Un diccionario personal de la Argentina". (Fotografía publicada por cortesía de "Scherzo")