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«Los Vengadores: Poder absoluto» (1985), de Roger Stern, John Buscema y Bob Hall

Saludados por el público de la época con menos reverencia que en la actualidad, los Vengadores de los años ochenta siguieron obteniendo logros muy considerables a pesar de lo lejos que había quedado la Edad de Oro.

En ese sentido, esta entrega de Los Poderosos Vengadores vuelve a demostrar lo mucho que los lectores de la serie le debemos a Roger Stern, un guionista inspirado e inteligente, que nunca dejó espacio a la improvisación, capaz de sumergirse a pulmón libre en el proceloso océano Marvel.

Claro que esta vez Stern tiene un acompañamiento de lujo. Y es que el tándem formado por John Buscema y Tom Palmer se ocupa del grafismo. Con decir eso, bastan otros adjetivos. De hecho, Buscema es uno de esos maestros de los que siempre conviene hablar de rodillas en un reclinatorio.

El arco argumental que nos ocupa abarca la etapa que va desde Avengers #251 (enero de 1985) hasta Avengers #259 (septiembre de 1985). Es decir, desde el retorno del Capitán América a los Vengadores, después de ser rejuvenecido por Henry Pym, hasta la entrada de nuestros héroes –no diré cómo ni por qué– en una gran nave de mando skrull, en medio de una conspiración que puede ser de irreparables consecuencias.

Los seguidores de Buscema se pueden imaginar lo mucho que debió de disfrutar el artista en las páginas de esta aventura que se desarrollan en la Tierra Salvaje. No en vano, si hay un lugar que inspire sentimientos similares a la fantasía heroica, ese es el territorio selvático donde habitan Kazar y el tigre dientes de sable Kazar.

Rumbo a la Galaxia Andrómeda

Poneos cómodos. Este es uno de esos ciclos argumentales en los que se combina lo mejor de los Vengadores: los tópicos grandilocuentes y efectistas al estilo space opera, y también los momentos de intimidad de los personajes.

Para que nada falte, la acción se bifurca en varias líneas narrativas. El Capitán América se empeña en demostrar que no le quedan secuelas del proceso de envejecimiento que Cráneo Rojo diseñó para él. La Visión, por medio del sillón de mando del encefalotrón, completa un sistema para controlar, con fines benéficos, todas las computadoras del planeta, incluidas –Dios nos coja confesados– las de SHIELD, el Pentágono y el Kremlin. Y la Avispa viaja a la isla de Utopia Cay, donde conoce al atractivo Paul Deming, un tipo que no es quien dice ser, y que dará un par de sorpresas a nuestra heroína.

En todo caso, el tramo decisivo de este arco argumental se inicia cuando la Capitana Marvel viaja más allá de los confines del sistema solar para explorar la nave abandonada de Thanos

La épica nunca ha sonado tan divertida. Gracias al talento de sus creadores, este cómic aún se mantiene con dignidad como un estupendo relato de aventuras y ciencia ficción. No se le puede pedir más a un tebeo de los ochenta.

Sinopsis

La saga que cambió el destino de La Visión para siempre. El sintozoide ha encontrado la mejor solución para acabar con todos los males que existen sobre la faz de la Tierra: ¡Conquistarla! Y nadie que se interponga en su camino, ni siquiera su esposa, La Bruja Escarlata, o sus compañeros de batalla, le harán cambiar de opinión.

Además, el explosivo regreso de John Buscema, uno de los autores más importantes de la serie, a tiempo para el atronador choque de Los Vengadores contra la peor amenaza que haya conocido la Tierra desde la llegada de Galactus… ¡Términus!

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de sinopsis e imágenes © Marvel Comics. Cortesía de Panini Comics. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.