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«Hidden: Lo oculto» («The Hidden», 1987), de Jack Sholder

El detective de la policía de Los Ángeles Tom Beck (Michael Nouri) investiga el caso de un pacífico financiero sin antecedentes penales que súbitamente se ha embarcado en una cadena de atracos y asesinatos indiscriminados. Tras una persecución en coche, el fugitivo termina herido de gravedad y muere en el hospital. Mientras tanto, en comisaría se presenta el agente del FBI Lloyd Gallagher (Kyle MacLachlan), quien dice que ha  estado persiguiendo a ese individuo durante bastante tiempo y ahora, sin demasiadas explicaciones, solicita la ayuda de Beck para investigar al paciente que compartía habitación con aquél en el hospital y que ha desaparecido. Éste, de hecho, ha caído en una pauta similar: entra en una tienda, roba unos discos de trash metal y un Ferrari y asesina a varias personas. Es necesaria una violencia inaudita para detenerlo y justo tras su muerte, otra persona que nada tenía que ver con él, una stripper, empieza una senda criminal con las mismas características.

Está claro que Gallagher sabe más de lo que dice y Beck acaba averiguando a su pesar no sólo que su compañero no es quien afirma ser sino que lo que ambos están persiguiendo es una forma de vida insectoide de origen alienígena que parasita cuerpos humanos y que es capaz de saltar de uno a otro individuo. Y aún peor, su objetivo final parece ser un senador americano cuya carrera política está en ascenso.

Hidden fue un inesperado aunque modesto éxito cuando se estrenó en 1987, una combinación de conceptos ya vistos en Terminator (1984) y El cerebro del planeta Arous (1957), y cuyo guión guarda más de un parecido casual con la novela Aguja (1949) de Hal Clement. Igualmente, la película puede interpretarse como una derivada de bajo presupuesto de Arma letal (1987), estrenada pocos meses antes. Aquel film de Richard Donner emparejaba a un maduro y prudente policía (Danny Glover) con otro más joven y mentalmente inestable (Mel Gibson), haciendo especial hincapié en el tono humorístico. A la vista de su tremendo éxito, en los años siguientes aparecieron varias películas con la misma premisa, a saber: juntar en una misión a dos policías de personalidades y aspectos físicos contrapuestos. Hidden sustituye a Mel Gibson por un alienígena, pero básicamente juega con la misma idea que Arma letal.

El argumento de la película es poco más que un mero boceto pero está expuesto con la suficiente ingenuidad como para hacer de Hidden una de las cintas de policías y persecuciones más peculiares de su categoría. El director Jack Sholder había debutado con el film de asesinos en serie Solos en la oscuridad (1982) para pasar luego a la deplorable Pesadilla en Elm Street 2: La venganza de Freddy (1985). Hidden sería el culmen de la carrera de Sholder, que luego se sumergió en el mundo de los telefilmes, aunque a menudo regresando al género, como en By Dawn´s Early Light (1990, guerra nuclear) o 12:01 (1993, viajes en el tiempo).

En Hidden, aporta un estilo de realización directo y sin complicaciones. Carece de exposición inicial y comienza a plena marcha con el atraco a un banco y una persecución automovilística. Es un arranque muy efectivo que atrapa la atención del espectador desde el primer momento al tiempo que establece el tono que va a seguir el resto de la cinta.

No hay en Hidden mensaje subyacente ni pretensiones de densidad intelectual. Por el contrario, con una caracterización muy básica pero eficiente, el director se concentra exclusivamente en la acción y una violencia un tanto sucia, todo teñido de cierto humor negro que roza lo autoparódico. El final, demasiado sensiblero, no resulta del todo coherente con el resto de la película aunque aporta una conclusión emocionalmente aceptable para el espectador medio.

El guion fue escrito originalmente por Bob Hunt, quien utilizó el seudónimo de Jim Kouf temeroso de que, siendo aún joven, acreditarse en una cinta de terror de serie B acabara lastrando su carrera. Hunt se desvinculó de la productora New Line cuando no se le permitió dirigirlo, dejando paso a Sholder, que modificó algunos aspectos del libreto dándole mayor peso al aspecto terrorífico en su vertiente más carnal y repulsiva, inspirándose quizá en Alien y las películas de David Cronenberg. Los efectos especiales (básicamente el gusano extraterrestre saliendo de la boca de un huésped para introducirse en la del siguiente; o los tentáculos emergiendo de un antebrazo) son un tanto toscos, pero ello no importa demasiado dado que en el fondo la película no los necesita para conseguir su objetivo.

Michael Nouri aporta un descuidado encanto varonil a su personaje, un trabajo éste por el que ganó una nominación a los Saturn Awards pese a que no se separa demasiado del cliché de películas de polis. Más interesante es Kyle MacLachlan, que tras sus intervenciones en Dune (1984) y Terciopelo azul (1986) le da al agente del FBI esa apariencia inmaculada y actitud estoica con la que más adelante interpretaría al también agente Dale Cooper en la serie Twin Peaks (1989-1991) y con el que alcanzó fama internacional. MacLachlan transmite muy bien esa sensación de hallarse en un entorno que no es el suyo, como cuando confunde la forma de tomar pastillas en dos escenas diferentes; o la ingenuidad con la que ha elegido un coche escasamente discreto para desplazarse. La combinación de ambos, el temperamental y el impasible, el maduro y el joven, sin suponer una gran variación respecto al tópico de este subgénero de compañeros policías, sí funciona bien tanto visual como narrativamente.

Merece la pena destacar el plantel de secundarios por la coherencia con que sacan adelante a sus personajes: todos ellos tienen un aspecto físico muy dispar y, sin embargo, cuando quedan poseídos por el alienígena, las miradas, actitud, movimientos y gestualidad son similares. Sobresale de entre ellos Claudia Christian, una actriz que luego se haría muy conocida entre el fandom de la ciencia ficción encarnando a la comandante Ivanova de Babylon 5 (1993-1998).

Aprovechando el fin de semana de Halloween, New Line estrenó la película en 1.045 salas, recaudando 2,5 millones de dólares en la primera semana. La recaudación final tras su breve recorrido en salas sumó los 9,7 millones, nada mal para un presupuesto de 4,5 millones. Pero donde encontró su verdadero público fue en el circuito de videoclubs, convirtiéndose en esa segunda vida en una cinta de culto.

El éxito de Hidden, era inevitable, generó su dosis de imitadores con policías persiguiendo alienígenas que saltaban de cuerpo en cuerpo. Fue el caso de la miniserie televisiva Something is Out There (1988) y películas como El Pacificador (1990), la producción de Hong Kong The Cat (1992) o Comisionado para matar (1994). Agotado el filón, se varió algo la propuesta a demonios que cambiaban de anfitrión en La noche del diablo (1990), Fallen (1998), El enviado (1998) o Guardian (2000). La propia película original generó una secuela en 1994, muy decepcionante y nada digna de mención.

Con un metraje ajustado de 96 minutos, un ritmo muy dinámico y una refrescante falta de pretensiones, Hidden es un pequeño diamante en la ciénaga de la serie B, una película que, siendo claramente producto de una época y careciendo de sofisticaciones visuales o conceptuales, sigue pudiéndose revisar con agrado si lo que se busca es algo tan sencillo –y a veces tan difícil de conseguir– como un rato de entretenimiento.

Copyright del artículo © Manuel Rodríguez Yagüe. Descubre otros artículos sobre cine, cómic y literatura de anticipación en nuestra sección Fantaciencia. Publicado previamente en Un universo de ciencia ficción, y editado en Cualia con permiso del autor. Reservados todos los derechos.

Manuel Rodríguez Yagüe

Como divulgador, Manuel Rodríguez Yagüe ha seguido una amplia trayectoria en distintas publicaciones digitales, relacionadas con temas tan diversos como los viajes ("De viajes, tesoros y aventuras"), el cómic ("Un universo de viñetas"), la ciencia-ficción ("Un universo de ciencia ficción") y las ciencias y humanidades ("Saber si ocupa lugar"). Colabora en el podcast "Los Retronautas".