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George R.R. Martin: «Que me comparen con Tolkien es un gran elogio»

Madrid, 25 de julio de 2012.- Entre el 17 y el 22 de julio, el Espacio Fundación Telefónica dedicó en Madrid diversas actividades a la figura de George R.R. Martin, el autor de Canción de Hielo y Fuego. Para alegría de sus admiradores, ese ciclo de actividades culminó con un encuentro con el propio escritor, que aprovechó la oportunidad para desvelar detalles en torno al futuro de la saga y acerca de sus propias manías literarias. Esta es la crónica de esa jornada.

La fecha: domingo 22. La hora: las siete de la tarde. Como era de esperar, el auditorio del Espacio Fundación Telefónica está repleto de seguidores de Martin. Sentados en el escenario, observan al público el presentador Toni Garrido, el propietario y fundador de la editorial Gigamesh, Alejo Cuervo, y la traductora oficial al español de Canción de hielo y fuego, Cristina Macía.

A la derecha de George R.R. Martin, toma notas el mejor traductor que uno podría desear para un encuentro de estas características, Diego García Cruz.

Acostumbrado a este tipo de reuniones, Martin se mece plácidamente en su silla. La voz nasal del escritor rebosa cordialidad, y no tarda ni diez segundos en atrapar la atención de una audiencia heterogénea, pero vinculada por esa admiración que en todos los presentes despierta el mundo de Poniente.

Un clásico moderno

Está claro que la saga es de una textura riquísima. Canción de Hielo y Fuego integra un monumental y creíble discurso histórico en un ámbito eminentemente fantástico. Dado lo que aún le queda por contar, algunos malpensados se preguntan si el autor podrá culminar su hazaña literaria.

«Resulta un tanto morboso –nos dice Martin– ese interés por mi salud. En realidad, estoy bien y mi salud es muy buena… En todo caso, aún me parece un poco irreal que los libros hayan alcanzado esta dimensión, y que haya tantos lectores que los siguen en todo el mundo… De hecho, es algo más que simple lectura, porque la gente juega a partir de su argumento, compra coleccionables, y por supuesto, ve la adaptación televisiva. Incluso se visten con ropas inspiradas en las que llevan los personajes, y lo que es más curioso, llaman a sus perros, a sus gatos y a sus hijos con los nombres de mis personajes… Es más, este mismo fin de semana, en Avilés, durante el Festival Celsius 232, encontré dos parejas que habían llamado a sus hijas Arya y Daenerys.»

Una vez dispuesto a confesarlo casi todo, Martin da a entender que no es nada fácil completar cada uno de los tomos.

«Cuando acabo una novela –explica–, lo que siento es un alivio enorme. El proceso de escribir es bastante difícil. Hay días en los que me encanta lo que hago, y hay otros en los que no hay manera de que las cosas salgan bien. Si he de ser sincero, creo que la mayoría de las veces los escritores oscilamos entre estos dos extremos. O bien odiamos lo que estamos haciendo, o nos encanta. No hay término medio.»

Al margen de esa aparente humildad, muchos hemos leído críticas elogiosas de la saga. Algunas, si se quiere de forma un tanto forzada, llegan a establecer paralelismos entre Martin y el autor de El Señor de los Anillos.

«El hecho de que me comparen con Tolkien –dice el escritor– es un grandísimo elogio. J.R.R. Tolkien es uno de los mejores escritores del siglo XX, y El Señor de los Anillos es la montaña bajo cuya sombra se cobija todo el resto de la fantasía que se ha escrito desde entonces. El Señor de los Anillos redefinió la fantasía como género, y toda la fantasía que se ha hecho después de El Señor de los Anillos está marcada por esta obra. Incluso los autores que quieren desmarcarse de Tolkien y escribir en un estilo no tolkieniano están reaccionando ante la obra de Tolkien. Así que, insisto, el hecho de que me comparen con él es un gran cumplido.»

Un poco de historia

Se puede aventurar que Canción de Hielo y Fuego, por su variedad y riqueza, se mueve en un territorio que permite citar a Tolkien y también a Shakespeare. Aunque no son, desde luego, las únicas referencias de Martin.

«El título de la saga, Canción de Hielo y Fuego –comenta–, se inspira en los versos de un poema de Robert FrostFire and Ice [publicado en 1920 en Harper’s Magazine]: ‘Unos dicen que el mundo terminará en fuego, / otros dicen que en hielo’. Se trata de una poesía bien conocida por los lectores angloparlantes, pero no sé si estos versos suenan familiares en España. Esta dualidad vertebra numerosas ficciones, tiene múltiples significados y puede ser leída en diversos sentidos. Yo soy muy aficionado a ese tipo de lecturas… Desde luego, hay numerosas contraposiciones y dualidades de ese estilo en la saga. Por ejemplo, en la religión de Melisandre de Asshai –la creencia en R´hllor, el Señor de la Luz–, la luz se contrapone a la oscuridad. También hay una vasta disparidad en los paisajes que se ven a lo largo de Poniente… Todo ello viene a ser, en cierta forma, un hilo conductor de la obra.»

El final de la epopeya

Esta predisposición del novelista a utilizar materiales literarios de forma ambiciosa se traduce en las dimensiones del relato, en apariencia inacabable.

«En principio –dice Martin–, pretendo ceñirme a la idea de que sean siete tomos… Los dos siguientes se titularán The Winds of Winter y A Dream of Spring. Serán dos libros bastante largos: de unas 1.500 o 1.600 páginas cada uno, que es más o menos el tamaño que tienen Danza de dragones y Tormenta de espadas, que eran los dos más largos de la saga hasta el momento. Con lo cual me quedan unas 3.000 páginas en total por escribir. Me parece que es una jornada laboral bastante cargada la que tengo por delante… De todas formas, espero que solo sean siete libros, y hago especial énfasis en que espero eso. Lo digo porque, a estas alturas, ya no prometo nada… Es la idea que tengo, y veremos si soy capaz de cumplirla. Tengo un objetivo en mente y veremos si lo consigo alcanzar. Sé que suena muy bien lo de decir que hay siete reinos, siete dioses y que van a ser siete libros, pero a mí eso de los siete libros me da un poco igual, porque yo lo considero todo como una única historia. No creo que sea importante el número de tomos en que esté dividida. De cualquier modo, sé cuál va a ser el final y cuál va a ser el destino de algunos de los protagonistas.»

Cuestión de método

La inspiración. Esta es la cuestión definitiva en Canción de Hielo y Fuego. En el flujo de esta ficción épica, Martin construye todo un universo, y por eso mismo cuesta imaginar que no se haya inspirado directamente en hechos reales.

«Yo no hago un roman à clef –nos dice–. No hay ningún personaje de Canción de Hielo y Fuego que esté basado específicamente en una figura real. Tampoco parto, en ningún caso, de una historia auténtica. Lo que sí hago es inspirarme en la gente que conozco, en la Historia, en las noticias que veo… Y bueno, a la hora de trazar el punto de vista de los personajes, me inspiro en mí mismo. Creo que la única persona a la que realmente puedes llegar a conocer totalmente, es a ti mismo, y no es que quiera ponerme aquí existencialista, ni mucho menos, pero… creo que si te vas a poner a escribir, tienes que hacerlo desde tu interior. Así pues, los personajes de la saga se inspiran en mí. Pienso que todos tenemos la capacidad de ser heroicos y nobles, y también tenemos la alternativa de ser terribles y repulsivos. Todos podemos ser héroes o villanos. Ángeles o demonios. Yo, desde luego, no soy la excepción a esa regla.»

La explicación literaria a esta última afirmación es la siguiente: «Quiero a todos mis personajes –comenta el escritor–. Una vez dicho esto, añadiré que hay algunos personajes a los que quiero mucho y que se portan muy bien, y hay otros a los que también quiero mucho, y que no se portan tan bien. Los personajes son como mis hijos: así suelo definirlos. Algunos están bien educados y otros son unos trastos. Tyrion Lannister es mi personaje predilecto, y es el que menos me cuesta escribir. Claro que eso no quiere decir que esté a salvo… [ríe] En mis libros nadie está a salvo. Y no es que tenga manía o que odie a ninguno de mis personajes, pero, como decía, hay algunos que son unas buenas piezas. Theon Greyjoy, entre otros.»

«Si pienso en personajes que me den más trabajo, diría que el más difícil de todos es Bran Stark, principalmente porque se trata del más joven de toda la saga. En el primer libro, Bran tenía siete años. Además, es un personaje con un punto de vista, y eso me resulta muy difícil porque no sé como meterme en la cabeza de un crío de siete años. No tengo a un niño de esa edad en mi entorno para observarle, y aunque recuerdo que yo mismo he tenido esa edad, no recuerdo mucho más de esa etapa. No recuerdo su psicología. Por eso mismo supone para mí todo un reto.»

«Bran me cuesta trabajo por su edad –añade–, y porque es el que más tiene que ver con la magia. La magia es un elemento clave del género fantástico, eso está claro. Pero hay que utilizarlo de la manera correcta. Un exceso de magia puede malograr una novela de fantasía, y eso ha pasado en muchas ocasiones. Yo utilizo la magia, pero procuro hacerlo en pocas ocasiones, repartidas en el tiempo.»

Un viaje literario

En Canción de Hielo y Fuego, las técnicas de la intriga y del suspense en la saga son, en parte, muy similares a las que emplean los guionistas televisivos. Sin embargo, George R.R. Martin no sigue el método más habitual entre los autores que trabajan para la televisión.

«A diferencia de otros escritores –nos explica–, no hago borradores muy detallados. Desde luego, conozco de antemano el arco argumental, pero evito la planificación minuciosa. En este sentido, me gusta comparar el proceso de escritura con un viaje. Si decides conducir desde Madrid hasta Moscú, conoces la envergadura del trayecto y su reflejo en el mapa. Sabes que tienes que pasar por Francia y Alemania, etc., etc… Pero no necesariamente sabes dónde vas a detenerte para cenar el primer día, y asimismo desconoces si vas a encontrar un tramo en obras, o si vas a conocer a un interesante autoestopista a mitad de camino… Esas son las aventuras que vas descubriendo a lo largo de la travesía, y eso es lo mismo que me sucede cuando me enfrento a la escritura. Conozco el destino, las principales rutas narrativas que voy a tomar y los principales incidentes de la historia. Pero hay ciertas cosas que voy descubriendo a medida que avanzo. Cosas que, a veces, me sorprenden. Ya sé que no es necesariamente el método más eficiente. Puede conducirme a callejones sin salida y a territorios pantanosos, y eso me obliga a retroceder, para rescribir en otra dirección. Pero a mí me funciona y me hace feliz. Sé que otros colegas planificarían todo hasta el último detalle, pero, por lo que a mí respecta, eso le quitaría toda la diversión al proceso.»

Martin y su experiencia en España

No hay duda de que el editor español de Martin –Alejo Cuervo, el responsable de Gigamesh– tiene muchas razones para sentirse orgulloso.

«Alejo –comenta el novelista– da a entender que, en la edición de la saga en España, todo ha sido una cuestión de suerte. Puede que algo de suerte sí que haya habido, pero creo que también hay una gran voluntad, que está clara, por publicar algo basado únicamente en su calidad literaria y no basado en un posible éxito comercial. Aunque haya quien no se lo crea, no he sido siempre un superventas. He tardado cuarenta años en tener éxito. Antes de que Gigamesh comenzara a publicar mis novelas, otra media docena de editoriales españolas habían publicado libros míos. Libros que habían sido recibidos con un silencio atronador en el mercado español, con unas ventas mínimas… Supongo que no todo era culpa mía. Por ejemplo, parte de la culpa de que no funcionara Sueño del Fevre, que había tenido bastante éxito en diversos países, se debe a que en España, cuando salió a la venta en 1983, tenía la portada más fea de la historia de la humanidad. Cuando Alejo compró los derechos de mi obra, pudo hacerlo porque otras editoriales los habían tenido y habían renunciado a ellos. Así que hay que reconocer el trabajo tan bueno que ha llevado a cabo, y no sólo mencionar la suerte.»

Cómo se hace una teleserie magistral

Inevitablemente, en esta charla con el escritor sale a relucir la curiosidad que todos sentimos por la tercera temporada de la adaptación televisiva de la saga.

«David Benioff y Daniel B. Weiss, los creadores de la serie –dice Martin–, van a dirigir juntos un episodio de la tercera temporada. Es la primera vez que ejercen como realizadores. Parece que no les basta con escribir los guiones de siete de los episodios de cada temporada, ser los productores y gestionar las relaciones con la cadena y con los estudios. Encima quieren dirigir alguno de los capítulos. En cuanto a mí, no estoy tan loco como para realizar ningún capítulo, ni en esta temporada, ni en ninguna otra. Yo me quedo con lo mío que es, simplemente, escribir los libros.»

«Más que discusiones –continúa–, lo que tenemos BenioffWeiss y yo son debates. Solemos tener distintos puntos de vista… Por ejemplo, uno de los temas en los que suele provocar más debate es la selección del elenco. Normalmente, la primera criba la lleva a cabo el director de casting, que suele presentarnos, cada vez que surge un nuevo papel, a veinte candidatos para interpretarlo. Eso lo hace tras una criba en la que posiblemente haya evaluado a más de doscientos intérpretes. Él nos pasa esa lista de veinte, y vemos toda una serie de cintas con las pruebas. Después, nos reunimos DaveDan y yo, y nos ponemos a debatir acerca de quién nos parece el candidato idóneo para interpretar según qué papel. No siempre estamos de acuerdo, pero solemos resolverlo con conversaciones más que con discusiones… En realidad, ése es el proceso habitual en la producción cinematográfica y televisiva, y en cualquier otro medio que implique colaboración entre distintos profesionales. En lo que yo sí tengo la última palabra es en lo relativo a los libros. Cuando ejerzo como escritor, ahí sí que soy el productor, el director, el director de casting, el de los efectos especiales y hasta el tipo que monta los decorados. Por el contrario, en lo que concierne a la serie de televisión, la última palabra suelen tenerla tanto Benioff como Weiss, y aun así, no siempre son quienes toman la decisión final. A decir verdad, la última palabra la tiene HBO, porque como todo el mundo sabe, quien paga es quien más cosas puede decir, y más en un caso como éste, en el que te puedes estar jugando sesenta millones de dólares.»

«Alan Taylor –añade– no va a dirigir ningún capítulo de la tercera temporada de la serie. Fue uno de los principales realizadores durante la primera y la segunda temporadas, pero lamentablemente hizo un trabajo tan bueno que le han contratado para rodar la segunda parte de Thor –Thor: The Dark World– que se está filmando en Inglaterra. Así que lo único que puedo hacer es desearle toda la suerte del mundo, porque me parece un director fantástico.»

Material para curiosos

Como es obvio, Martin no es ajeno a nuestro deseo de saber más en torno a Canción de Hielo y Fuego. De ahí que se haya involucrado en una monografía que responderá a esa demanda.

«Estoy trabajando en un tomo –explica– en el que básicamente lo que voy a hacer es una recapitulación histórica de Poniente. Se va a llamar The World of Ice and Fire y los autores van a ser Elio García y Linda Antonsson, que crearon la web de Westeros.org hace ya mucho tiempo, y que conocen minuciosamente todo ese universo. Probablemente, conozcan Poniente incluso mejor que yo. Este libro va a ser una especie de quién es quién. Incluirá también una cronología, y puede que yo vaya completándolo con material adicional. En este tomo aparecerán tanto los Primeros hombres como los Niños del bosque, pero lo que sí tengo claro es que no voy a escribir una novela ambientada en esa época histórica… Aunque… Bueno, también es cierto que no me puedo comprometer a nada. Quién sabe lo que voy a escribir dentro de diez años. Lo que sí sé, es que antes de ponerme a escribir cualquier otra cosa, quiero completar la saga Canción de Hielo y Fuego. Qué haré después de eso es una cuestión que todavía no me planteo.»

Más allá de los libros y de la teleserie, la curiosidad en torno a Martin responde a las claves de cualquier fenómeno fan. Sin embargo, el escritor tiene los pies sobre la tierra, y sabe que su creación literaria no puede, en modo alguno, devorar otros aspectos de su vida.

«Not A Blog –nos dice, en este sentido–, el blog que publico, trata sobre temas muy diversos. Ahí no pretendo reflejar el mundo de mis libros, sino apuntes sobre mis viajes, sobre los partidos de fútbol americano que veo, sobre mi asistencia a convenciones, sobre política… Sobre los libros que leo, y las películas que veo… También escribo acerca de temas en los que me involucro profesionalmente, como la serie de televisión… En cualquier caso, no es una bitácora personal, aunque en ocasiones sí que hago referencia a cuestiones personales, como la serie, mis libros o algunos tomos recopilatorios en los que participo. Son cuestiones personales, pero tampoco demasiado… Lo cierto es que tengo cientos de miles de lectores que son desconocidos. Ni son amigos míos, ni miembros de mi familia. De ahí que haya una serie de aspectos de mi vida privada sobre los que nunca voy a escribir en el blog.»

Espacio Fundación Telefónica celebró la “Semana Juego de tronos” del 17 al 22 de julio de 2012, con la colaboración de CANAL+ y la editorial Gigamesh

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

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Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.