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«Fundidos a negro», de Blas Matamoro

La ajetreada y compleja historia reciente de Argentina se despliega en esta novela con sutileza y precisión. Siendo Blas Matamoro el autor de Fundidos a negro, hay garantías sólidas de su calidad. Desde la primera página, el libro reconstruye un tiempo y un lugar con ambición narrativa y honestidad, precisamente porque esta ficción corresponde a una memoria sentimental colectiva.

El relato comienza en 1966, coincidiendo con el golpe de Estado del 28 de junio, que derrocó al presidente Arturo Illia y estableció una dictadura militar. «Una dictadura fuerte, sólida, duradera ‒pronostica, con desacierto, uno de los personajes‒. Como la de Franco en España, un país organizado, todo el mundo sometido a una jerarquía, por fin la Argentina ordenada, encaminada hacia su futuro de grandeza…»

El paso del tiempo nos lleva luego al momento en que Perón retorna desde el exilio y emprende una tercera presidencia, interrumpida por su fallecimiento en 1974. «Somos un país con mala suerte. Justo ahora se viene a morir, cuando le dimos tanta confianza. ‒son frases que se escuchan en la cola del velorio‒. La viuda parece corajuda y saldrá adelante. La viuda es una pelafustana que no sabe ni ponerse las medias. Esto se va al carajo. Hace treinta años que estoy esperando que reviente este jodido y ahora estoy haciendo la cola del velorio y me está dando lástima. Se vienen los milicos, no hay otra». Un nuevo golpe de estado en 1976 añade otro testimonio a este coro de voces, esta vez desde el exilio: «En España todo se está mezclando desde que murió Franco, parece que para bien. Después de vivir los últimos años en la Argentina, donde todas las puertas y las ventanas se iban cerrando y las calles se volvían callejones sin salida, llegar a un país que vive la experiencia contraria es estimulante».

La novela se prolonga finalmente hasta 1996, coincidiendo con la presidencia de Carlos Menem. El mundo ha cambiado y los jóvenes también. «Seguramente, [son] muy distintos de los que conocimos ‒dice otro de los personajes‒. Es probable que no les interese la política o que hayan desplazado la política a otras cosas más concretas y menos doctrinarias. El medio ambiente, los desocupados, la desnutrición infantil».

En resumen, tres décadas. Este es el telón de fondo de una historia con notables vaivenes familiares, percepciones cruzadas y toques de humor. Casi puede leerse como una investigación de los sentimientos humanos, en la cual advertimos que la vida siempre es ambivalente y tornasolada, además de fragmentaria, por mucho que los contadores de historias suelan resumirla con un principio, un nudo y un desenlace.

A un nivel más literario, Fundidos a negro refleja la evolución de sus protagonistas con un recurso eficaz. Acá los abundantes diálogos y las descripciones ‒someras, como si fueran apuntes cinematográficos‒ se entreveran con cartas y notas de prensa. Ese material narrativo le proporciona al libro una vivacidad admirable, que atrapa el lector hasta la última página.

Sinopsis

Fundidos a negro es una novela argentina. Lo es por su tema, por su entonación, por sus preocupaciones. Corre 1966 en Buenos Aires y hay un golpe militar en ciernes. A partir de ahí se sigue la historia de unos personajes y sus familias durante tres décadas. La Argentina como crisol de razas, la inmigración, los curas, los militares, los jueces, las amas de casa, las estrellas de televisión entran en la novela y representan un papel. El papel que les toca, que es uno más en la Historia argentina.

Blas Matamoro nació en Buenos Aires en 1942. Narrador, ensayista, traductor, editor, crítico musical, publicó más de una treintena de libros: La ciudad del tango (Galerna, 1969), Oligarquía y literatura (Ediciones del Sol, 1975), Nieblas (Editorial de Belgrano, 1982), Genio y figura de Victoria Ocampo (Eudeba, 1986), Nietzsche y la música (Fórcola, 2015), Las tres carabelas (De Parado, 2019) y La canción del pobre Juan (De Parado, 2020) son algunos de ellos. Dirigió la revista Cuadernos Hispanoamericanos entre 1996 y 2008.

En 1971 fundó en Buenos Aires, junto a otros intelectuales y escritores, el Frente de Liberación Homosexual (FLH). En 1976, la dictadura cívico-militar prohibió por decreto su libro Olimpo, acusándolo de atacar las tradiciones nacionales y la moral cristiana. Matamoro se exilió en Madrid, donde vive hasta el día de hoy.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

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Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.