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«El segundo diluvio» («The Second Deluge», 1912), de Garrett P. Serviss

Los héroes de ciencia-ficción comenzaban a poblar las páginas de las revistas pulp: Conan Doyle llevó al profesor Challenger a las selvas amazónicas para que descubriera un Mundo PerdidoEdgar Rice Burroughs mandó a John Carter a Marte en lo que sería el inicio de una mítica serie de aventuras de espada y brujería espacial; el ingeniero juvenil Tom Swift continuaba corriendo aventuras mecánicas y Hugo Gernsback convertía a Ralph 124C41+ en heraldo del progreso científico.

Pero entonces, el 14 de abril de 1912, un símbolo de ese progreso tecnológico, el Titanic, se hundió a resultas de una colisión con un iceberg. Fue un aviso: la ciencia es poderosa, pero la naturaleza lo es más.

Los escritores tecnofuturistas tomaron nota y lo reflejaron en sus historias. Aquel año 1912 vería la publicación de varios relatos post-apocalípticos y distópicos: El mundo vacío, la primera parte de la trilogía Oscuridad y amanecer de George Allan England, en la que dos personas de aquel tiempo despiertan mil años después de que la Tierra haya sido devastada por un meteorito, poniéndose manos a la obra para reconstruir la civilización; El reino de la noche, de William Hope Hodgson, situada en un futuro en el que el Sol ya se ha apagado y cuyos habitantes humanos se refugian en un último y enorme refugio, rodeados de extrañas y monstruosas criaturas; o El segundo diluvio, de Garret P. Serviss.

Serviss (del que ya hablamos en un artículo anterior, La conquista de Marte por Edison) fue un escritor muy popular en Estados Unidos a comienzos del siglo XX, aunque hoy sus historias se antojan demasiado grandilocuentes.

Orador y divulgador de temas científicos, Serviss había trabajado como editor del periódico New York Sun de 1876 a 1892, periodo durante el cual conoció a otro pionero del género, Edward Page Mitchell. Uno de los relatos escritos por éste, La historia del Diluvio (1875), sería el germen de la novela de Serviss, serializada en siete partes en la revista The Cavalier, entre julio de 1911 y enero de 1912, y recopilada en forma de libro tan sólo tres meses, lo que da testimonio de su popularidad.

En esta ocasión, el título de su libro lo dice todo: científicos complacientes, intrigantes funcionarios públicos y capitalistas explotadores obtienen su merecido tras haberse burlado de las advertencias de un nuevo Noé acerca del apocalíptico diluvio que se aproxima.

Se suceden escenas de pánico y desastre cuando toda la superficie de la Tierra queda sumergida al atravesar el sistema solar una nebulosa. Sólo el héroe-científico Cosmo Versal y su pequeño grupo de amigos leales sobreviven gracias a un artefacto volador que les salva de ser engullidos por las aguas.

Ellos serán el núcleo a partir del cual la especie humana deberá afrontar un nuevo comienzo, esta vez basado en la planificación científica, la eugenesia y la razón.

Copyright del artículo © Manuel Rodríguez Yagüe. Publicado previamente en Un universo de ciencia ficción, y editado en Cualia con permiso del autor. Reservados todos los derechos.

Manuel Rodríguez Yagüe

Como divulgador, Manuel Rodríguez Yagüe ha seguido una amplia trayectoria en distintas publicaciones digitales, relacionadas con temas tan diversos como los viajes ("De viajes, tesoros y aventuras"), el cómic ("Un universo de viñetas"), la ciencia-ficción ("Un universo de ciencia ficción") y las ciencias y humanidades ("Saber si ocupa lugar"). Colabora en el podcast "Los Retronautas".