Tras el guión de un tebeo puede haber toda una concepción del pasado y del presente. En este sentido, la nueva entrega del El Castigador está respaldada por un conocimiento histórico que, en algunos momentos, convierte a este cómic en una lectura que se podría añadir a otros testimonios reunidos en la miniserie documental La Guerra de Vietnam (The Vietnam War, 2017), escrita por Geoffrey C. Ward y dirigida por Ken Burns y Lynn Novick.
Al igual que en esa producción televisiva, El pelotón nos muestra las múltiples facetas de aquella guerra. Aquí el coraje y el compañerismo descienden al campo imprevisible del horror. Por otro lado, el guión de Garth Ennis está articulado de tal manera que abarca el ayer y el hoy, retratando al joven Frank Castle a través de lo que recuerdan sus compañeros de armas, y también a través de sus adversarios del Vietcong.
Aunque relata acontecimientos ficticios, El pelotón no se limita a reflejar esos episodios «novelescos» creados por Ennis. También recoge, entre líneas ‒¿o debería decir entre viñetas?‒ sus observaciones sobre el curso de la guerra y el precio humano que tuvieron que pagar los dos bandos en conflicto.
Sin necesidad de plantear una tesis, Ennis consigue que la reflexión sirva en este caso para apuntalar la narración. Y este es otro detalle en el que vuelvo a encontrar ciertos paralelismos con el documental de Burns y Novick.
Aunque El pelotón apuesta por el realismo en toda su crudeza, Castle se nos presenta con su perfil habitual: el de un tanque humano. Sin embargo, la psicología del personaje aún conserva señales de felicidad y esperanza, por más que en algún momento se intuya que es un tipo genéticamente idóneo para la guerra.
En el Vietnam del 68, el futuro Castigador aprende a matar. Y lo hace rápido, con aparente facilidad. Como si fuera una vocación. Por otro lado, sus principios morales aún son muy sólidos, y eso es algo que tiene un claro impacto en sus compañeros. Obviamente, Castle no podría ser nunca un héroe como el Capitán América, ni siquiera en el caso de no haber perdido a su familia. Pero digamos que en estas páginas lo vemos mucho más entero, sin las cicatrices exteriores e interiores que lucirá en sus posteriores aventuras.
Ni uno solo de los personajes que aparecen en el cómic es unidimensional. Y ese es uno de tantos méritos de Ennis, capaz de perfilar esa hondura psicológica con mínimos apuntes, con auténtico vigor literario.
No es casual, a la vista de ciertos elementos periodísticos en el guión, que todo comience con una cita de aquellos Despachos que el corresponsal Michael Herr ‒colaborador de Francis Ford Coppola en Apocalypse Now (1979) y de Stanley Kubrick en Full Metal Jacket (1987)‒ dio a conocer en 1977.
Una trama tan inspirada como ésta necesita un dibujante que sea cómplice del guionista. Ennis encuentra un perfecto colaborador en Goran Parlov, quien desarrolla un grafismo casi cinematográfico en esta soberbia miniserie.
Sinopsis
Antes de El Castigador, Frank Castle se convirtió en una leyenda en el campo de batalla del que se hablaba en susurros. Ahora, el legendario equipo de Ennis y Parlov te cuentan la historia del primer pelotón encabezado por Castle… y de su primer asesinato.
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