Desde Madrid, la editorial Rollán, dedicada a la novela popular, decide probar fortuna en el mercado floreciente del tebeo por entregas tan en boga durante la década de los 50. Su primera realización se basa lejanamente en una de sus colecciones literarias, FBI, ejemplo idóneo de la fascinación que todo cuanto suene a América (del Norte, por supuesto) despierta en el público español —de hecho, en este sentido, los cincuenta no son sino el alba de esa cultura «globalizada» que con el tiempo se impone universalmente—. Con el referente estético del cine negro y los códigos narrativos del folletín nace la serie Aventuras del FBI (1951), de la mano del dibujante Luis Bermejo, junto a una serie de escritores de pulp como Federico Mediante, M. González Casquel o Alfonso Manzanares.
Imagen 1. Iconografía del Nuevo Mundo: ‘Aventuras del FBI’. Portada de Luis Bermejo.
La colección conoce fortuna inmediata. Frente a decenas de títulos centrados en el universo clásico de la aventura, con claves deudoras de tiempos pasados, Aventuras del FBI vende apariencia de contemporaneidad. Se trata en esta ocasión, y por primera vez, de plasmar en imágenes la mitología de EE UU, lo actual, el dinamismo, el progreso. Las historias deben remitir sin variación a un modelo estético cargado de motivos susceptibles de ser identificados por el público con el sueño americano. Abundan por tanto los automóviles veloces y aerodinámicos, las obras en construcción, las grúas gigantescas, los rascacielos (el skyline tipo Manhattan se convierte desde ahora en algo familiar), las factorías petrolíferas, la máquina como paradigma de modernidad. Submarinos, aviones, lanchas motoras, cohetes supersónicos, coches corriendo, chocando, precipitándose al vacío: técnica y velocidad son los cauces nuevos por los que discurre la aventura eterna.
Imagen 2. Mucho tiempo antes de que el FBI decidiese abrir una sección dedicada a los Expedientes X de la mano de Mulder y Scully, eran los agentes de a pie quienes se veían obligados a bregar con los casos de aroma paranormal. En la década de los cincuenta, Jack, Sam y Bill enfrentaron gorilas gigantes, autómatas asesinos, doctores locos, falsos fantasmas y hasta al mismísimo demonio, tal como contaron las crónicas que de 1951 a 1961 publicase en España la madrileña editorial Rollán.
Tipologías del cine negro, como la mujer fatal o el gángster, proliferan hasta los mismos límites que la censura permite. Y eso sin dejar de visitar el mundo del folletín, tan profundamente implantado en el imaginario de autores y lectores. Argumentos sencillos, desarrollados en uno o dos episodios que no se separan del tópico y que siguen un esquema en el que la acción es el sentido último de la narración. Aventuras a menudo manidas, salvadas por el trazo prodigioso de Luis Bermejo, que es quien obra el milagro de construir para el lector ese mundo nuevo.
Tras los pasos de las Aventuras del FBI, la firma madrileña lanza otros títulos, algunos muy populares: El Jeque Blanco (1951), de José Laffond y Armando Sánchez, remedo exótico de la serie de Luis Bermejo, y Mendoza Colt (1955), un western del dibujante Martín Salvador que alcanza rápidamente el favor de un público que siempre sabe agradecer el reconfortante mecanismo de la iteración.
Capítulos anteriores
Cap. 1 La historieta española de 1951 a 1970
Cap. 2 Los cuadernos de aventuras en España
Cap. 3 Los cuadernos de aventuras de Bruguera
Cap. 4 Los cuadernos de aventuras de Ediciones Toray y la Editorial Valenciana
Capítulos siguientes
Cap. 6 La editorial Maga y la evolución de los cuadernos de aventuras
Cap. 7 Las revistas de historietas: el caso del ‘TBO’
Cap. 8 Las revistas de historietas: la escuela Bruguera
Cap. 9 Las revistas de historietas: Editora Valenciana
Cap. 10 ‘El Coyote’, ‘El Capitán Trueno Extra’ y otras revistas de aventuras
Cap. 11 La historieta española entre 1966 y 1970. Perplejidades y mutaciones
Copyright del artículo ‘La historieta española de 1951 a 1970’ © Pedro Porcel. Publicado previamente en ‘Arbor’, nº 187, con licencia CC y editado en ‘Cualia’ con permiso del autor. Reservados todos los derechos.