Cuando confirmaron a McG como director de Terminator Salvation, tanto él como el resto del equipo tenían claras dos cosas. En primer lugar, les convenía pasar por alto el pésimo resultado de Terminator 3: La rebelión de las máquinas (Terminator 3: Rise of the Machines, 2003). Y en segundo término, todo el proyecto debía situarse en la línea definida por Christopher Nolan en Batman Begins. Es decir, emprendiendo una exploración oscura de los orígenes de la saga.
Reforzando ese parentesco emocional de Terminator Salvation con el ciclo de Batman, Christian Bale es quien da vida a John Connor, el líder de la resistencia de los humanos contra las máquinas.
En esta irregular película de acción, Connor posee una profundidad psicológica que es fruto, en buena medida, de las extensas conversaciones de McG, Christian Bale y el equipo de guionistas: Paul Haggis, Shawn Ryan, Anthony E. Zuiker y otro de los impulsores de Batman, Jonathan Nolan.
Pese a sus defectos estructurales, Terminator Salvation es, en algunos tramos, un espectáculo trepidante, que por momentos parece acercarse al mejor cine bélico, siempre dentro del marco futurista que impone la saga.
La presencia de Bale fue constante a lo largo de la filmación. Alguien diria que casi obsesiva. De hecho, se sabe que el protagonista incluso acompañó al realizador a lo largo de varias jornadas en la sala de montaje.
Apartde de John Connor, otro de los personajes decisivos en la cinta es Marcus Wright, un soldado de la resistencia cuya identidad plantea misterios muy perturbadores. Como sucedía en Blade Runner o en la teleserie Battlestar Galactica, se introduce aquí la idea del replicante: el ser humano que podría ser una máquina. No les adelantaré la auténtica naturaleza de Wright, pero a los aficionados no se les escapará su relación con las criaturas literarias de Philip K. Dick.
Consciente de ello, McG recomendó a sus actores que leyeran una famosa novela, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968), la obra maestra de Dick.
Otra lectura impuesta a su equipo por el director fue La carretera (2006), el estremecedor relato de Cormac McCarthy que próximamente será adaptado al cine.
Quien interpreta a Wright es Sam Worthington. Su presencia en Terminator Salvation se debe al creador de la saga, James Cameron, que cuenta con el actor en el elenco de Avatar y se lo recomendó apasionadamente a McG.
Les hablo de un largometraje violento, con una dureza que ya se demostró durante el rodaje: Bale se rompió una mano en una de las secuencias y Worthington sufrió una dolorosa luxación. Más curiosidades: Bryce Dallas Howard es Kate, la esposa de John, y el joven Anton Yelchin interpreta a Kyle Reese, un combatiente que no ha superado la adolescencia. Si atamos cabos, este Reese es el viajero del futuro que defendía y enamoraba a Sarah Connor en el primer Terminator (1984). Como es natural, Yelchin fue elegido por su capacidad para emular a Michael Biehn, el actor que se puso entonces en la piel de Reese.
El juego de referencias se aplica asimismo al personaje más icónico de la saga: el Terminator T-800, encarnado por Arnold Schwarzenegger en las anteriores entregas. Retirado del cine desde que fue elegido gobernador de California, Schwarzenegger dio su permiso para que su rostro, por medio de una clonación digital, fuera implantado en su doble, Roland Kickinger. A decir verdad, casi no hace falta, pues ambos son casi idénticos.
Otro viejo amigo de Cameron, el entrañable Michael Ironside, encarna al general Ashdown, y Linda Hamilton, la Sarah Connor cinematográfica, recupera este papel: podemos oírla en las grabaciones que entrega a su hijo antes de morir, en las que predice las apocalípticas consecuencias de la rebelión de las máquinas.
El rodaje comenzó el 5 de mayo de 2008 en Albuquerque, Nuevo México, y se prolongó hasta el 22 de agosto. Aunque James Cameron no ha contribuido a la promoción de Terminator Salvation, parece claro que su estilo influyó en el acabado de la película.
No es casual que el difunto Stan Winston, otro fiel amigo de Cameron, volviera a ocuparse de los trucajes animatrónicos, y que un veterano de Titanic, Martin Laing, sea el diseñador de ese ejército de robots que convierte nuestro futuro en un infierno.
Sinopsis
Es el año 2018. El Juicio Final ya ha llegado y a su paso ha arrasado con la civilización moderna. Un ejército de Terminators deambula por el paisaje post-apocalíptico, capturando o matando a los humanos que se esconden en las desoladas ciudades y desiertos. Pequeños grupos de supervivientes se han organizado y han formado la Resistencia, se ocultan en búnkeres bajo tierra y cuando tienen ocasión, atacan a la fuerza enemiga. Una fuerza que los supera ampliamente en número.
Quien controla a los Terminators es la red de inteligencia artificial Skynet, que 14 años antes cobró conciencia propia y en un abrir y cerrar de ojos se volvió contra sus creadores, desatando la aniquilación nuclear en un mundo completamente ajeno a lo que estaba ocurriendo.
Sólo un hombre supo que el Juicio Final estaba por llegar. Un hombre cuyo destino siempre ha estado entrelazado con el destino de la existencia humana: John Connor (Christian Bale).
Ahora el mundo está al borde de ese futuro del que Connor ha sido prevenido durante toda su vida. Pero algo completamente nuevo ha sacudido su fe en que la humanidad pueda tener alguna oportunidad de ganar esta guerra. La aparición de Marcus Wright (Sam Worthington), un extranjero que viene del pasado y cuyo último recuerdo, antes de despertarse en este extraño nuevo mundo, es haber estado en el pasillo de la muerte.
Connor debe decidir si Marcus es digno de confianza. Y a la vez que Skynet pone en marcha nuevas estrategias para terminar de una vez y para siempre con la Resistencia, Connor y Marcus deben dejar de lado sus diferencias para poder defenderse del ataque e infiltrar a Skynet para conocer al enemigo frente a frente.
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