En opinión de una parte de la crítica norteamericana, Posdata: te quiero (P.S. I Love You) es un film aquejado de males incurables, que hubiera necesitado un triple by-pass, o lo que viene a ser lo mismo: otro guión, otro director y otro reparto. Imagino que, por un efecto dominó, algunos comentaristas de este lado del Atlántico repetirán opiniones similares, insistiendo en que nos hallamos ante –cito textualmente– “un film de argumento increíble”, un caso de “escapismo emocional” y de “explotación sentimental”.
¿Es razonable comparar esta comedia romántica con cintas de expresión mucho más sombría, como La vida sin Grace (Grace Is Gone, 2008)? A juzgar por lo leído en la prensa, así parece, aunque ello signifique buscar en cada secuencia, como si fueran picaduras de insectos, un error o un detalle cursi, postizo e inverosímil.
Lo cierto es que este género romántico, con toda su carga de ternura y lugares comunes, no acaba de instalarse en el repertorio que agrada a una mayoría de críticos. Como ya habrán imaginado, no es, desde luego, el caso de quien esto escribe. Así pues, dispónganse a leer una opinión disidente.
Dirigida y escrita por Richard LaGravenese, Posdata: te quiero es una película inteligente, emotiva, optimista y equilibrada, que se beneficia de un enfoque clásico, en el que no están prohibidos viejos conceptos como el amor eterno, la alegría de vivir, el romanticismo estimulado por pura simpatía y las casualidades afortunadas.
Que nadie busque un atisbo de cinismo –LaGravenese no plantea un melodrama social ni ambienta el relato en el corredor de la muerte de San Quintín–. Al contrario, Posdata: te quiero nos habla de gente encantadora, ocasionalmente sofisticada, cuyo máximo objetivo es la felicidad.
El guión, inspirado con relativa fidelidad en el best-seller de la veinteañera irlandesa Cecelia Ahern, se vale de un argumento que podríamos relacionar con el de Mi vida (My Life, 1993), de Bruce Joel Rubin, a la sazón guionista de Ghost (1990).
Ese punto de partida es atractivo y LaGravenese no lo desaprovecha: Holly y Gerry forman el matrimonio ideal. Cuando él fallece, Holly pierde las fuerzas para seguir adelante. Pero todo cambia cuando empieza a recibir las cartas que Gerry le escribió antes de morir. Guiada por los planes del difunto, la joven viuda emprende un nuevo y sorprendente rumbo en su vida.
En todo momento, LaGravenese evita narrar la película desde esa cámara frigorífica acorazada en la que transcurren ciertas historias de amor del cine reciente. Posdata: te quiero sabe reflejar el sufrimiento de la protagonista –una Hilary Swank irreprochable– y tiene más de un momento conmovedor, pero asistimos a la mayoría de sus pasajes con una sonrisa, y quizá eso explique ciertas opiniones adversas.
Por medio de flash-backs y de ensoñaciones, Gerry está presente a lo largo de todo el metraje, y a la vista de cómo lo interpreta el escocés Gerard Butler, uno ya no sabe qué envidiar más: si el encanto natural de este actor o sus dotes interpretativas, que le permiten seducir, cantar, discutir y bromear con el mismo acierto.
El resto de miembros del elenco también tiene carisma, lo cual evita que tengan que forzar sus registros. Kathy Bates, Gina Gershon y Lisa Kudrow dominan sobradamente sus papeles. El cantante, pianista y actor Harry Connick Jr. nos predispone a simpatizar con él –vean en DVD su Only You In Concert y creo que estaremos de acuerdo en lo que es un tipo brillante–. Ya en segundo plano, participan dos actores televisivos en busca de un porvenir cinematográfico: Jeffrey Dean Morgan (Denny Duquette en Anatomía de Grey) y James Marsters (Spike en Buffy cazavampiros).
Rodada a medio camino entre Nueva York e Irlanda, Posdata: te quiero inició su filmación en ocubre de 2006. Llegó al publico norteamericano el 21 de diciembre de 2007, y pese a esos reproches un tanto aleatorios que mencioné más arriba, buena parte de los espectadores se puso de su parte. Lo cual ya le ha ocurrido a LaGravenese en otras ocasiones. Al fin y al cabo, recuerden que se trata del guionista de producciones muy apreciadas en la taquilla, como El rey pescador (1991), de Terry Gilliam, Los puentes de Madison (1995), de Clint Eastwood, El amor tiene dos caras (1996), de Barbra Streisand, La princesita (1998), de Alfonso Cuarón, y El hombre que le susurraba a los caballos (1998), de Robert Redford.
Sinopsis
La protagonista, Holly Kennedy (Hilary Swank), es una bella e inteligente mujer casada con el amor de su vida –un apasionado, divertido e impetuoso irlandés llamado Gerry (Gerard Butler). Por todo ello, cuando una enfermedad acaba con la vida de Gerry también destroza la de Holly. El único que podía ayudarla se ha ido para siempre. Nadie conocía a Holly mejor que Gerry, así que él dejó ideado un plan de futuro para ella.
Antes de morir, Gerry le escribió a Holly una serie de cartas que la guiarían, no sólo en su duelo sino también en un viaje de redescubrimiento de sí misma.
El primer mensaje llega el día del 30º cumpleaños de Holly en forma de pastel y, para su asombro, una cinta grabada con un mensaje de voz de Gerry, quien le ordena que salga a la calle a “celebrarse a sí misma”. Durante las semanas y meses siguientes recibirá más cartas de Gerry por las vías más sorprendentes, cada una de ellas con una nueva aventura para Holly, y todas terminadas de la misma forma: Posdata: te quiero.
La madre de Holly (Kathy Bates) y sus mejores amigas, Denise (Lisa Kudrow) y Sharon (Gina Gershon), comienzan a preocuparse al ver que las cartas de Gerry mantienen a Holly anclada en el pasado. Sin embargo, lo que realmente hace cada misiva es empujarla a un nuevo futuro.
Con las palabras de Gerry como guía, Holly se embarca en un sensible, excitante y a menudo hilarante viaje de redescubrimiento, en una historia sobre el matrimonio, la amistad y la fuerza que puede llegar a tener un amor, hasta el punto de convertir la finalidad de la muerte en el comienzo de una nueva vida.
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