Cualia.es

Crítica: «El Caballero Oscuro (The Dark Knight)» (Christopher Nolan, 2008)

El cambio lleva tiempo… En el cine y en el cómic, han tenido que pasar muchas décadas para que el detective con traje de murciélago se desprenda de su aire camp –el que caracterizó a los tebeos de Bob Kane–, y aparezca como un justiciero temible, en cuya elegancia formal reconocemos a un digno heredero de la aristocracia gótica.

La nueva película que Christopher Nolan dedica a Batman es The Dark Knight –El Caballero de la Noche en Iberoamérica, El Caballero Oscuro en España–, un título con el que su realizador evita añadir números romanos a la entrega anterior, Batman Begins (2005), distanciándose así de la ordenación de las secuelas que es propia de este tipo de franquicias.

Acostumbrado a salir airoso de guiones complicados –pienso en Memento (2000) e Insomnia (2002)–, el londinense Nolan encara los desafíos de El Caballero Oscuro con una pericia incontestable y con un estilo cinematográfico fluido e inteligente.

¿Nos hallamos ante una obra maestra del cine de acción? Sin duda, y también ante un drama poderoso, descarnado, en el que confluyen otros géneros. Contra pronóstico, aquí evolucionan de forma impecable ingredientes tomados del cine de mafiosos, y también de las películas policiacas de los setenta y los ochenta.

Todos los actores –incluidos los secundarios– están sensacionales. Heath Ledger sobrecoge en su encarnación del Joker. No es casual que en sus ojos podamos medir la temperatura de la demencia y del mal aislado químicamente.

Por otro lado, la suya es una tensión psicológica que, si bien se piensa, también es parte natural de Batman. Lo da a entender Christian Bale con una interpretación meticulosa, en la que ningún gesto queda al azar. Ni siquiera cuando, enfundado en su traje de murciélago, participa en espectaculares persecuciones.

Dada la estructura de El Caballero Oscuro, los misterios que rodean la trama plantean la prolongación de un enigma aún más profundo: el que Wayne, harto de ser un vigilante, arrastra dentro de sí. No les adelantaré el desarrollo de ese conflicto interior, pero créanme: nos sitúa ante una tragedia adulta, febril, que podríamos tomar como modelo del futuro cine de superhéroes.

En el panel de corcho donde Nolan clava sus recortes hay páginas de numerosas historietas. Les invito a repasarlas en los próximos párrafos. Con la libertad, por supuesto, de que los menos aficionados al cómic vayan directamente a la segunda mitad de este artículo, pues ahí es donde entraremos de nuevo en materia cinematográfica.

Indudablemente, el cómic proporciona precedentes de interés. Bob Kane ya usó el título de Dark Knight en una aventura de Batman publicada por la DC en 1940. Otro visionario de la novela gráfica, Frank Miller, lanzó en 1986 su miniserie El regreso del Caballero Oscuro (Batman: The Dark Knight Returns), donde Bruce Wayne se nos presenta como un cincuentón, amargado ante el giro dramático que ha tomado Gotham City: una urbe con malas vibraciones a su alrededor, asediada por los pandilleros y corrompida desde sus cimientos por una clase política y unos medios de comunicación en vertiginosa decadencia.

Este Batman de Miller, violento, tortuoso y con un gen para la supervivencia, dio pie a una irregular secuela (Batman: The Dark Knight Strikes Again, 2001), y aligeró el camino a otros cómics que complicaban aún más el perfil psicológico del hombre murciélago.

Amoldándose a esa nueva ética, Nolan ha diseñado su Batman cinematográfico como un caballero furioso que se hundiría en el vacío de no ser por su perfecto sentido de la justicia.

¿Es Miller el único antecedente del que se fía Nolan? Obviamente, no… A poco que analicemos Batman Begins y El Caballero Oscuro queda claro que el guión de ambas también es tributario de los cómics que, a mediados de los setenta, dedicaron al personaje el guionista Dennis O’Neil y el dibujante Neal Adams.

Sin duda, la obra de O’Neil y Adams es fundamental para comprender la deriva tenebrosa del superhéroe en cómics posteriores como Una muerte en la familia (Batman: A Death in the Family, 1988), de Jim Starlin y Jim AparoIdentity Crisis (2005), de Brad Meltzer y Rags Morales, y muy en especial, La broma asesina (The Killing Joke, 1988), escrito por Alan Moore y dibujado de forma espléndida por Brian BollandArkham Asylum (1989), con texto de Grant Morrison e ilustraciones de Dave McKean, y Batman Año Uno (Batman: Year One, 1987), escrito por Frank Miller y con viñetas de Dave Mazzuchelli.

Estos tres últimos títulos resultan, a mi entender, indispensables para entender la estética y la orientación dramática de Batman Begins y de El Caballero Oscuro. Y no sólo en lo que concierne al propio Bruce Wayne o a figuras secundarias como el comisario Jim Gordon. También El Joker, en la piel de Heath Ledger, deja de ser un bufón aspirante a tipo duro –tal y como lo entendió Bob Kane– y se convierte en un psicópata cuyas sinapsis chasquean. En suma, un adicto al homicidio, como sucedía en Arkham Asylum.

Más referencias: el máximo colaborador de Nolan, David S. Goyer, ha establecido la trama de ambas películas empleando como referencia temporal Batman Año Uno, y eso implica que tome muy en cuenta otros dos tebeos influidos por el comic book de Miller y MazzuchelliEl largo Halloween (The Long Halloween, 1996), de Jeph Loeb y Tim Sale, y El hombre que cae (The Man Who Falls, 1989), de Dennis O’Neil y Dick Giordano.

Como ocurría en Batman Begins, esta nueva entrega de Christopher Nolan apiña a su alrededor a un reparto impresionante. Con sólo citar a Christian Bale, Michael Caine y Gary Oldman, el paso por taquilla parece obligado. Por si ello no bastara, hablamos del último largometraje que pudo completar Ledger, fallecido el 22 de enero de 2008, poco después de que el rodaje hubiera concluido.

Filmada en Chicago y en localizaciones del Reino Unido y Hong Kong, la cinta generó una importante expectación gracias a la excelente campaña viral diseñada por Warner Bros.
En todo caso, queda claro que no se trata de un blockbuster con la publicidad como único fundamento.

Sin lugar a dudas, el rodaje fue meticuloso, sobre todo en lo que se refiere a las interpretaciones. Forma ya parte del imaginario de Hollywood el modo en que Ledger desarrolló su papel. Encerrado en un hotel, empezó a escribir un diario y fue añadiendo notas de locura a su interpretación hasta dar con la clave necesaria: un híbrido entre el protagonista de La naranja mecánica y el cantante punk Sid Vicious.

Es innegable que la fortuna de Ledger al conseguir este papel queda ensombrecida por su final. En todo caso, no hay duda de que otros muchos compitieron por ocupar su puesto. Por ejemplo, el propio Jack Nicholson, Steve Carell, Robin Williams, Paul Bettany, Lachy Hulme y Adrien Brody. Visto en pantalla, el Joker encarnado por el australiano parece un payaso grunge. Un criminal de ritmo rapidísimo, que defiende con estridencia cada linea de su ficha policial y que nunca lograría salir bajo fianza. Si tomamos como punto de comparación el Joker interpretado por Nicholson, éste carece de de su simpatía. Más bien al contrario: aquí el personaje está impregnado de resentimientos, y da una sensación de abandono, como si lo hubiesen educado a base de culatazos de pistola.

Dos intérpretes magníficos, Maggie Gyllenhaal, en el papel de Rachel Dawes, y Aaron Eckhart, como Harvey Dent / Dos Caras, completan el equipo de protagonistas, lo sucicientemente poderoso como para que el nivel interpretativo resulte sofisticado e incluso deslumbrante.

El guionista David S. Goyer, con un ejemplar de El largo Halloween sobre su escritorio, redactó el primer tratamiento de El Caballero Oscuro al poco de terminar Batman Begins.
Desde el principio, quedó claro que el nudo argumental debía plasmar con realismo la carrera asesina de Joker y el desgraciado origen de Dos Caras. Aunque el personaje del arlequín sociópata (el Guasón, como lo llaman en México) queda definido en términos naturalistas, Christopher Nolan y su hermano, el también guionista Jonathan Nolan, hablaron con un veterano de la DC, Jerry Robinson, con el fin de mantener la coherencia de un personaje tan excesivo que más bien parece un cliché.

En el calendario de Warner Bros., el 31 de julio de 2006 fue marcado como fecha de inicio de esta producción. A partir del primer guión, siempre quedó claro que ésta debía ser una historia de intrigas entrelazadas y rivalidades paralelas: 1) En la noche y los bajos fondos, Batman debía vérselas con el Joker. Y 2) En los salones de buen nivel y en la vida privada, mientras los reporteros les disparan sus flashes, a Bruce Wayne le convendría pasar por delante de su aparente aliado, el admirable fiscal Harvey Dent, a una distancia prudencial. Y eso que Wayne confía ciegamente en Dent como caballero blanco que ha de liberar a Gotham de su podredumbre (Los lectores del cómic ya saben por qué esta confianza se ve trágicamente frustrada).

A partir del 18 de abril de 2007, y a lo largo de las trece semanas que el equipo pasó en Chicago, Christopher Nolan puso de manifiesto el estilo que deseaba imprimir a la película: el realismo sucio de los thrillers más sombríos y elegantes de los años noventa, en la línea de Heat (1995), de Michael Mann.

Por razones que a ningún cinéfilo se le escapan, dicha estética le va bien a otro escenario excepcional: la zona financiera de Hong Kong, donde el equipo permaneció entre el 6 y el 11 de noviembre del mismo año.

Como en Batman Begins, los músicos encargados de componer la banda sonora de El Caballero Oscuro fueron Hans Zimmer y James Newton Howard. No dudo que forman un equipo inusual –ambos tienen una formación y un estilo muy diversos–, pero debo reconocer que su creatividad es de muchos quilates, y eso también queda de manifiesto en este caso.

Sinopsis
El Caballero Oscuro, continuación del éxito de acción Batman Begins, vuelve a juntar al director Christopher Nolan y a la estrella Christian Bale, que interpreta de nuevo el papel de Batman / Bruce Wayne.

En El Caballero Oscuro, Batman asume más riesgos en su guerra contra el crimen. Con la ayuda del teniente Jim Gordon y el fiscal del distrito Harvey Dent, Batman se propone desmantelar las organizaciones criminales que infestan las calles de la ciudad.

La asociación demuestra ser efectiva, pero pronto se verán atrapados en un reino del caos desatado por una mente criminal en auge conocida por los aterrorizados habitantes de Gotham como El Joker. Heath Ledger, nominado al Oscar al Mejor Actor por Brokeback Mountain, interpreta el papel del gran villano El Joker, y Aaron Eckhart interpreta el papel del fiscal Harvey Dent.
Maggie Gyllenhaal se une al reparto en el papel de Rachel Dawes. Otros actores de Batman Begins que regresan son: Gary Oldman como el Teniente Jim Gordon; el ganador del Oscar Michael Caine (Las normas de la casa de la sidra) como Alfred; y el ganador del Oscar Morgan Freeman (Million Dollar Baby) como Lucius Fox.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de las imágenes, la sinopsis y las notas de producción © Warner Bros. Pictures, Legendary Pictures, DC Comics, Syncopy. Cortesía de Warner Bros. Pictures – Publicity Dept. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.