Nos hallamos ante un combinado de aquella pelicula de Hitchcock titulada Alarma en el expreso y de las peligrosas paranoias (fundadas) de William Shatner y John Lithgow en ambas versiones del relato Nightmare at 20,000 Feet, de Richard Matheson. Esta vez quien desaparece no es una viejecilla, y los ataques de histerismo no los causa un gremlin que destroza el ala de la aeronave, sino que Jodie Foster vuelve a apurarse por la seguridad de su hija como en su anterior película, La habitación del pánico.
Por lo demás, Plan de vuelo es un ejercicio de suspense muy bien dirigido e irregularmente interpretado (de todo hay en este reparto), pero condenado al olvido después de su visionado.
La situación que establece el guión solo da opción a dos resoluciones, y las dos inverosímiles. Mucha gente se ha quejado de esto, pero hay que tener en cuenta que el género de suspense hitchcockiano se caracteriza por los finales increíbles, cuando no estúpidos (Psicosis, Recuerda o Vértigo son ejemplos de grandiosas películas con desenlaces tirando a chapuceros).
El alemán Robert Schwentke demuestra pericia y elegancia a la hora de mover la cámara por el interior de la aeronave sin que la realización resulte repetitiva mientras que la Foster aporta energía dramática a una historia que la pide a voces.
Plan de vuelo se puede disfrutar mientras uno no vaya al cine en plan tiquismiquis a quejarse por idioteces como la absurda subtrama de los árabes (de descacharrante resolución) o los efectos digitales, sorprendentemente malos para tratarse de una producción norteamericana.
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Sinopsis
A 12.000 metros del suelo, a bordo de un tenebroso E-474, Kyle Pratt (Jodie Foster) se enfrentará a la peor pesadilla de cualquier madre: su hija Julia, de seis años, desaparece sin dejar ni huella en medio de un vuelo Berlín-Nueva York. Kyle, que todavía no se ha recuperado de la inesperada muerte de su marido, intentará desesperadamente demostrar a la incrédula tripulación y a los pasajeros que no está loca y deberá hacer frente a la posibilidad de que realmente haya perdido la cordura.
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