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«La profecía» (John Moore, 2006)

Algún productor de Hollywood, posiblemente un colobo drogado, ha visto la luz y ha aprovechado dos circunstancias (la moda algo suicida de producir exclusivamente remakes y la llegada de la fecha 06/06/06) para dar luz roja a un proyecto barato y de nulo valor innovador como es esta nueva versión de La profecía.

Es curioso, a directores pseudo-retirados como Richard Donner o John Carpenter sólo les dan proyectos de segunda clase, mientras que no dejan de hacerse remakes de sus clásicos. Sin ir más lejos, este verano tenemos la vuelta de Damien y de Superman (si nos fiamos de las imágenes del trailer, retoma la estética y tono del film de Donner). Esperemos que dejen a Los Goonies y a Lady Halcón tranquilos.

La profecía se sitúa en la peor categoría de los remakes, los que no aportan nada nuevo y encima son peores que el original. El guión es prácticamente el mismo, con algún añadido mínimo (la juventud de los padres o el ya cansino tema de las Torres Gemelas como aviso del Apocalipsis. Álex de la Iglesia les podría demandar), pero siguiendo la estructura del original paso a paso.

Hay que dejar claro que la película es innecesaria e insípida, pero no es mala. En general está bien hecha y, aunque no haya ningún Gregory Peck a la vista, el reparto es bastante sólido. Liev Schreiber es un sobrio intérprete al que no le vendría mal un papel que no estuviera a la sombra del intérprete original (Peck en La profecíaLaurence Harvey en El mensajero del miedo o incluso Orson Welles, al que encarnó magistralmente en RKO 281).

Por su parte Julia Stiles vuelve a demostrar que sabe darle fuerza a sus papeles de niña bien, a los que está condenada por su físico. En el apartado de «secundarios» bien elegidos destaca la psicótica Mia Farrow ejerciendo de chiste cinéfilo (no hace falta que lo explique) e interpretándose a sí misma en el papel de freak peligrosa y posesiva. En el improbable caso de que Woody Allen vea este remake, le supondrá una alegría verla siendo golpeada repetidamente y atropellada por un coche.

El film echa mano de las nuevas tecnologías para recrear las bizarras muertes de los personajes, usando además, no podía ser de otro modo, el estilo visual post-Sam Raimi que se ha transformado en el estándar estético del cine de género.

Curiosamente, y pese a aisladas escenas llamativas como la de la decapitación (rizando el rizo, la secuencia se desarrolla a la manera de las muertes de Destino Final, que por su parte eran una evolución las de La profecía original), la película transcurre sin afectar al espectador lo más mínimo, al menos al que haya visto (¿y quién no?) el film original, mucho más impactante por alguna satánica razón.

Los cambios introducidos no ayudan a dar más miedo, ya que el director irlandés John Moore (cuya anterior cinta era otro remake, de un film de Robert Aldrich, nada menos) recurre al truco barato de moda en el nuevo cine de terror: las escenas oníricas con imágenes bizarras que acaban con un estruendo. En esta ocasión, dichas imágenes parecen sacadas de cualquier video cutre de Sôber, incluyendo una inesperada aparición de la máscara de Loki de la película de Jim Carrey La Máscara. El resultado, lejos de ser terrorífico, es de mera sordera para el espectador. Resulta también ridícula la escena del ataque de los monos, tan perturbadora en la película original y que aquí se resuelve con unos tíos disfrazados de gorila golpeando un cristal.

Pero quizá el mayor fallo de este olvidable remake es la elección del chaval que interpreta al Anticristo, quien resulta ser un pequeño nada amenazador. La verdad es que es incluso rico, y da cierto apuro verle ante las cámaras, pues exhibe esa expresión de «no me gusta esto, me da vergüenza» tan propia de los niños tímidos ante los extraños. Si los productores tuvieran esa misma vergüenza a la hora de volver a hacer películas que no necesitan mejoras…

Sinopsis

Robert Thorn (Liev Schreiber), un diplomático americano de alto rango, tiene otras cosas en mente. Su mujer, Kathryn (Julia Stiles), ha sufrido un penoso alumbramiento y todavía no sabe que su hijo recién nacido ha muerto. Devastado por la pérdida, la preocupación de Thorn se centra en Kathryn, quien ha sufrido dos abortos anteriores. La noticia, con toda seguridad, la va a dejar desolada. El sacerdote del hospital, el Padre Spiletto (Giovanni Lombardo Radice), se presenta a Thorn con otro niño que ha nacido esa misma noche y cuya madre ha fallecido en el parto. El cura apremia a Thorn para que acepte al chico como si fuera suyo; Kathryn nunca sabrá la verdad, y su hijo, al que pondrán por nombre Damien, crecerá como si fuera de ellos.

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Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).