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Crítica: «Matrix Resurrections» (2021)

Ciberpunk, mitología, acción al estilo oriental, revelaciones conspiranoicas, filosofía pop, religión y para redondear la oferta, ensueños digitales… Estos materiales, bien mezclados, convirtieron a Matrix en un fenómeno popular, que además sirvió para que muchos empezasen a reflexionar sobre un futuro en el que las máquinas ‒quién sabe‒ quizá tomen el control sobre una humanidad anestesiada.

Cuando se estrenó la última entrega de la trilogía, Matrix Revolutions, algunos no llegamos a comprender del todo la necesidad de llegar hasta ese punto. Quiero decir con esto que la novedad del primer film fue perdiendo lustre, hasta llegar a un clímax ‒o mejor dicho, un anticlímax‒ que no expandía debidamente los límites de su potencial. La lucha entre un reducto rebelde de humanos y una colmena cibernética ya había quedado expuesta en Matrix, y lo que vino después ‒cortos animados, cómics y videojuegos incluidos‒ reiteraba el mismo concepto, pero con más inercia que inspiración.

Gracias a la nostalgia y a la necesidad de recuperar viejas experiencias para los nuevos espectadores, Lana Wachowski ha pronunciando la palabra mágica: relanzamiento. Veamos esto como una oportunidad de regresar al universo de Matrix disparando la expectación, y de paso, buscando algún detalle actualizado.

Sin duda, el punto de partida es prometedor. Incluso diría que inteligente. Aquí Neo ya no es un pirata informático. Lejos ha quedado ese héroe que, tras tomar la pastilla roja, descubre que el nuestro es un mundo ilusorio y que su cuerpo forma parte de una granja energética, gobernada por las máquinas.

En esta nueva entrega, el personaje solo es un veterano diseñador de videojuegos, afectado por un extrañamiento de la realidad que controla con medicación y psicoterapia. ¿Y qué juegos le han hecho famoso? Pues, justamente, una saga titulada Matrix, cuyo argumento es el de las películas que ya conocemos.

Gracias a una activista llamada Bugs (Jessica Henwick) y a una nueva versión de Morfeo (Yahya Abdul-Mateen II), la enfermedad mental del protagonista ‒como si hubiera sucumbido a un mal viaje de ácido tras leer a Lewis Carroll‒ es puesta en cuestión, y una vez más, Neo descubre su genuina identidad.

Los espectadores actuales ya atisbamos en el mundo contemporáneo algo parecido a lo que nos contó Matrix: redes sociales cada vez más adictivas, juegos de realidad virtual y la promesa de un multiverso en el que desearemos vivir. No voy a fingir que soy un experto en el tema, pero se me ocurren reflexiones inquietantes sobre todo ello, con una relevancia social y política muy acentuada. Entiendo que la nueva historia que ha querido contar Wachowski va en otra línea, pero esta historia de amor crepuscular entre Neo y Trinity (Carrie-Anne Moss) me sabe a poco, y lo nuevo que aporta, no me invita a pensar en nada relevante.

Desde luego, hay personajes bien construidos (por ejemplo, el psicoanalista interpretado por Neil Patrick Harris) y episodios concretos que tienen fuerza y que cobran cierta pureza. Pero si comparamos aquella producción superlativa que fue Matrix con esta tardía secuela, se echan en falta bastantes cosas. Es como si Neo siguiera con la mirada clavada en el mismo horizonte que ya conocíamos, sin invitarnos a ver nuevos paisajes.

Pese a que Wachowski tiene una voz propia, a uno le da la impresión de ver a Neo y a Trinity volver al mismo baile de fin de curso donde se conocieron, escuchando las mismas canciones y echando de menos tiempos mejores.

Los efectos visuales fueron la otra gran baza de aquella primera entrega de Matrix. Da la impresión de que, en esta ocasión, no ha habido recursos para dejarnos con la boca abierta.

Lo sé: quizá sea injusto plantear tantas comparaciones. Pero es lo malo de este tipo de retornos. Uno siempre tendrá presente la experiencia original.

Sinopsis

De la mano de la directora Lana Wachowski llega Matrix Resurrections, la cuarta entrega de la franquicia que redefinió todo un género. La nueva película reúne a las estrellas originales Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss encarnando a Neo y Trinity, los papeles icónicos que hicieron famosos en todo el mundo.

En Matrix Resurrections, regresamos a un mundo de dos realidades: uno, la vida cotidiana; el otro, lo que hay detrás. Para saber si su realidad es una construcción física o mental, para conocerse de verdad a sí mismo, el Sr. Anderson tendrá que optar por volver a seguir al conejo blanco. Y si Thomas… Neo… ha aprendido algo, es que la elección, aunque es una ilusión, sigue siendo la única forma de salir o entrar en Matrix. Por supuesto, Neo ya sabe lo que tiene que hacer. Pero lo que aún no sabe es que Matrix es más fuerte, más segura y más peligrosa que nunca. Deja Vu.

Conversación con Lana Wachowski (Directora / Coguionista / Productora)

P: Volviendo a Matrix:

Lana Wachowski: Todo mi arte proviene de este lugar emocional. Pienso en las cosas de manera intelectual, pero todo está guiado por esta emoción. Este deseo de decir algo sobre mi corazón al corazón de otras personas. Y eso se fue haciendo cada vez más claro a lo largo de mi carrera. En el plano artístico, El atlas de las nubes fue un verdadero avance para mí, y luego Sense 8: La creación del mundo fue con toda seguridad la cosa más autobiográfica que haya hecho: soy verdaderamente yo. Y quería llevar ese mismo corazón a la trilogía. Que la trilogía es un amor realmente hermoso; la lucha de los seres humanos y el significado de nuestras vidas… todo está ahí. Luchaba con todo eso cuando era joven. Pero quería que este yo más mayor, este corazón más mayor, formara parte de La trilogía de Matrix. Esa es una de las razones por las que quería volver.

P: Por qué este era el momento adecuado:

Lana Wachowski: Después de que termináramos Sense8: La creación del mundo, que fue una experiencia increíble, nos dio la impresión de que habíamos terminado. Lily tampoco quería seguir haciendo películas, y decidimos que, por ahora, ese sería el final. Después nuestros padres se enfermaron. Mi esposa y yo volvimos a Chicago, nos mudamos con ellos y los cuidamos durante los últimos meses de sus vidas. Una noche, me desperté y tenía un gran dolor. Mientras experimentaba el dolor que me causaba la muerte de mis padres, mi cerebro se puso a imaginar una historia que fuera relajante. Y de repente, una noche mi cerebro se puso a resucitar a estos dos personajes que estaban muertos y les dio vida. Me refiero a Neo y Trinity. Me desperté con esa idea, reaccioné, bajé las escaleras y empecé a escribir.

P: Keanu ReevesCarrie-Anne Moss:

Lana Wachowski: Es maravilloso ver a Keanu y Carrie en esta película. Tienen la edad perfecta para hacer esto ahora. Tenemos la edad perfecta. Todo encaja. Y Keanu está en la edad límite porque si fuera mucho más mayor, no sería posible. Y si fuera mucho más joven, no tendría tanto peso y credibilidad. Pero, como dice en su diálogo: «Siento que nada de lo que he hecho en mi vida tiene importancia». Son preguntas con las que estamos lidiando y sobre las que reflexionamos. Cuando llegas a la siguiente parte de tu vida empiezas a centrarte en preguntas como «¿Qué es real?» Y lo que importa se vuelve cada vez más fino. Y ves cómo ambos reflejan esta situación, y es algo que solo es posible por el tiempo que ha pasado. Carrie aportó un nivel completamente nuevo; era valiente y atrevida durante la primera trilogía, pero lo ha llevado a otro nivel. Ahora es sencillamente extraordinaria. Y, por supuesto, quiero a Keanu. Quería vivir otra experiencia con él, ver qué pasaba con él con esta nueva narrativa.

P: Keanu y Carrie-Anne y sus acrobacias:

Lana Wachowski: Ver a Keanu y a Carrie hacer sus propias acrobacias en Matrix fue muy estimulante. En esa época no era nada habitual. Ahora todo el mundo lo hace, pero entonces nadie lo hacía. Y ese realismo supo llegar a los corazones y a los cuerpos de la gente que fue capaz de experimentarlo. Así que quería que hablara de eso, algo simbólico. Y les dije a los dos que quería hacer una secuencia en la que están en lo alto de un edificio, se cogen de la mano, corren a toda velocidad y saltan juntos desde un rascacielos. Y quería que fuera con la luz del sol perfecta, en el momento perfecto. Y además que pareciera totalmente real.

Y dije: «En ese momento el miedo no puede existir. Se trata de otra cosa». Así que construimos una plataforma diminuta, y ellos saltaron y aprendieron. Construimos cada vez más alto y luego más alto. Fue un entrenamiento para sus corazones y sus mentes. Había demasiada energía así que nada podía detenernos. Pero después el tiempo se complicó. Solo teníamos unas pequeñas ventanas para saltar. Así que teníamos que escalar esa montaña todas las noches, alrededor de las 3:00 de la mañana. Pusimos todo en esos elevadores; los miembros del equipo tuvieron que cargar con todo, ¡pobres¡ Y luego nos limitamos a esperar. Pero subimos hasta allí como si fuera una vigilia, una peregrinación a ese rascacielos. Y seguimos pensando: «Por favor, por favor, por favor…»

P: Los colaboradores se reunieron para hacer Matrix Resurrections.

Lana Wachowski: Fue un acontecimiento trágico lo que me incitó a volver. Quería tener a los amigos a mi alrededor, y el productor James McTeigue fue una de las primeras personas a las que llamé, y estoy muy agradecida que dijera que sí. Es por eso por lo que ambos queríamos volver: porque hacer Matrix cambió nuestras vidas y nos enseñó algo realmente profundo sobre la manera de hacer arte. Hacer arte es transformador. Si le pones el corazón y te entregas al máximo, te cambia. Así que queríamos volver al final y tener este testimonio de lo que hemos aprendido. Y todo eso está en esta película. Desarrollé este nuevo estilo de filmar durante Sense 8 los directores de fotografía John Toll y Daniele Massaccesi, y James, creamos todos juntos este estilo en el que soy súper flexible, un estilo de improvisación continua. El equipo es absolutamente increíble. Y luego, por supuesto, el brillante David Mitchell [guionista] lo resumió perfectamente: «No es un cuarto rectángulo en una serie de rectángulos; es más bien un rectángulo que abarca todos los rectángulos anteriores».

P: La evolución de su manera de hacer cine:

Lana Wachowski: Evolucioné como persona y como artista, y me siento cada vez más cómoda con la incertidumbre; lo cierto es que me ha empezado a gustar. Por ejemplo, el sol es la forma más incierta de iluminar una película. Es tan impredecible. Nunca sabes lo que el sol tiene preparado para ti. Nunca se sabe cómo va a rebotar, qué cosa cuántica mágica va a aportar a una imagen. Al principio el sol me aterrorizaba porque nunca sabes lo que va a hacer. Después conocí a John Toll y me enseñó a amar el sol. Y amar el sol me llevó a enamorarme de la incertidumbre. Cuando un actor aporta algo de magia a un momento, lo mismo que el sol, todos forman algo que no hubieras imaginado. Es una energía superior y para mí eso es tremendamente emocionante. Así que siempre estamos buscando, siempre estamos cambiando. James se incorporó al proyecto y se enamoró del mismo estilo. Todo el mundo coge una cámara para intentar captar ciertos momentos, para captar la belleza. El sol está resplandeciente y es perfecto durante 20 minutos. Entonces intentas rodar una escena de diálogo completa de seis páginas en esos pocos minutos. Lo haces casi en tiempo real, capturas tomas generales, tomas medias y primeros planos. Capturas todo lo que necesitas de esta manera improvisada. Y a eso es a lo que quería aferrarme para hacer Matrix Resurrections. En lugar de volver a ser precisa, quería aportar la energía de la improvisación.

P: Su colaboración con el compositor Tom Tykwer:

Lana Wachowski: He tratado de incorporar algo más de mi vida a mi arte. Y más de mi arte a mi vida. He intentado unir ambas cosas. Y lo mejor de estar aquí [con el equipo] es que Matrix nos unió a todos. Fuimos a Australia a conocer a James [McTeigue] y nos hicimos amigos. Después Tom [Tykwer] estrenó Lola al mismo tiempo que salió Matrix. Nos contamos que habíamos visto la película del otro y me habló de cómo le había afectado Matrix. Escuchó que estábamos buscando la música [para Matrix Revolutions] y nos reunimos para cenar. Fue amor a primera vista. Esta película nos unió, y después seguimos haciendo arte juntos, seguimos creciendo como personas y evolucionando como artistas. Fue maravilloso evolucionar como personas y artistas y hacerlo juntos. Hay personas que entran en tu vida y ya no puedes imaginar cómo serías si no hubieras conocido a esa persona. Eso es lo que siento por James y Tom. Fue una oportunidad para hacer algo hermoso y cerrar el círculo; esta narrativa nos unió para que todos volviéramos a estar juntos y contar otra parte de la historia.

P: En resumen:

Lana Wachowski: Creo que la energía de Matrix ha marcado el tono de la carrera de Lily y de la mía. Siempre hemos buscado personas que crean que pueden intentar hacerlo todo de manera diferente, que no tienen por qué hacerlo de la manera habitual… que buscan algo que represente un desafío y que esté fuera de su zona de confort y de su campo de experiencia. Es lo que soy como ser humano y seguramente como artista: empujo a la gente a probar cosas que creyeron no ser capaces de hacer. Y puede que yo tampoco creyera que fuera capaz de hacerlo.

Conversación con Keanu Reeves (Neo / Thomas Anderson)

P: Recibir la llamada:

Keanu Reeves: Un día recibí un correo electrónico de Lana, «¿Qué tal estás? Estoy pensando en…» Y yo le dije: «¿¡Qué!?» Después tuvimos una conversación en la que ella me contó lo que le estaba sucediendo personalmente y qué la había llevado a contar una historia con Matrix. Y me preguntó qué me parecía. «SÍ». En estas películas, con Lana, es un «SÍ».

P: Continuar con Neo y Trinity:

Keanu Reeves: Cuando estábamos haciendo la primera Matrix, Lana y Lilly ha hablaban de la segunda película. Hablaban sobre ciertas secuencias que tenían en mente. Comprendí entonces que ya estaban pensando en esta parte de la historia en la primera película. Como actor, mi personaje tenía una meta maravillosa en la trilogía: era un personaje que unía el mundo real y Matrix, un equilibrio entre los mundos humanos y de máquinas… solo pedía paz. Lo que le sucedía a Thomas Anderson parecía como si esa parte de la historia estuviera contada.

Lana habló sobre contar otra historia que se centraba en Neo y Trinity, una historia de amor, y eso me pareció tremendamente interesante. Me pareció que era una unión perfecta. Al analizar el mundo de la codificación de Thomas Anderson surge la palabra «binario», elecciones que resultan singulares. Para mí, Trinity y Neo representan esa unión. Creo que se complementan muy bien tanto en su manera de pensar como en su energía. Yo me identifico con ellos. Cuando interpreto al personaje y trabajo con Carrie-Anne como Trinity, sucede algo que va más allá de mí mismo. Es algo grande… sea lo que sea eso, da la impresión de que están juntos en eso.

P: El guion:

Keanu Reeves: Cuando leí Matrix Resurrections, Morfeo no era el mismo Morfeo, Thomas Anderson no era el mismo Thomas Anderson y Trinity era Tiffany, era otra versión de una señal de alarma. Para Morfeo, el viaje que realiza el personaje es muy diferente, y la relación con Neo es realmente diferente. Lana ha escrito unos papeles muy ricos, y además contamos con actores como Yahya [Abdul-Mateen II], Jonathan [Groff]. Interpretan sus papeles con mucha seriedad pero también con humor. Crean estos personajes dentro de estos contextos; tienen un yo interior que es a la vez claro y oscuro… es genial verlos actual.

P: La evolución de la realizadora:

Keanu Reeves: Voy a hablar de Lana, la realizadora con la que trabajé en la trilogía, de la Lana en Matrix Resurrections… En primer lugar, ha trabajado con [el director de fotografía] John Toll, que le enseñó algo sobre la luz natural. Mi experiencia [de la trilogía] fue con ella detrás de un monitor; ahora ella está delante, aunque también consulta el monitor. Su evolución como realizadora es extraordinaria. Ahora tenemos a una artista que está interesada en la luz natural, que quiere estar al lado de la cámara y que literalmente se conecta a la cámara y se convierte en otra cosa, algo que no había visto nunca. Hay una inmediatez que es muy diferente. Sigue habiendo la planificación de antes: planificar, ensayar, rodar. Pero ahora, es «estar listo… y ya». Como le gusta decir a Lana, «aprendemos haciendo», y ella lo sabe muy bien.

P: Reencontrarse con Carrie-Anne Moss:

Keanu Reeves: Carrie-Anne y yo hemos seguido en contacto. Le han pasado muchas cosas a esta persona tan maravillosa. Cuando trabajé con ella por primera vez, no tenía tres hijos y un marido. Teníamos una rutina, algo así como «Buenos días», «Buenos días». Luego, estirábamos, calentábamos y entrenábamos juntos. Ponía su música, aportaba la luz. Nos apoyábamos mutuamente, podíamos hablar de la vida mientras estábamos en la colchoneta. Le tengo mucho cariño a esa época que compartí con ella y ahora nos hemos vuelto a encontrar. Está diferente pero también está igual. En esencia sigue siendo la misma persona. Me ha encantado conocer a sus hijos, a su marido. Forman una familia fantástica. Actuar con ella, interpretar ese amor. Tenemos un par de escenas en las que Tiffany y Thomas toman un café; para nosotros, es tremendamente emotivo. No sé cómo no nos pusimos a llorar.

P: Sobre la lucha:

Keanu Reeves: Fue muy emocionante pensar en cuál sería el personaje de artes marciales de Thomas Anderson, Neo, 20 años después. Está claro que no se parece en nada a John Wick. Además, Lana quería asegurarse de que se fuera así, así que no hacemos proyecciones de judo. Nos trasladamos orgánicamente desde donde estaba el personaje antes. Ha sido absolutamente increíble. En esta película, tuve la oportunidad de volver a trabajar con Tiger Chen Hu; Trabajé con él en la trilogía. Hablar con él y entrenar fue muy emocionante para él. Hacíamos muchos estilos diferentes (RISAS). También tuve la oportunidad de trabajar con Eric Brown, que me entrena en John Wick. Fue genial contar con estas perspectivas orientales y occidentales. Sus conocimientos y su experiencia me ayudaron a la hora de intentar hacer estas cosas. Así que fue realmente interesante. Es diferente. Si tuviera que resumirlo diría que es un estilo duro y suave a la vez.

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Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.