Crítica: ‘M3GAN’ (Gerard Johnstone, 2022)

Los robots se rebelaron en la ficción antes de que existieran en la vida real. RUR, la obra teatral de Karel Čapek en la que surgió el mismo término “robot”, escrita en 1920, ya narraba una revolución proletaria de siervos artificiales. Desde entonces, las historias sobre máquinas contestonas han sido incontables, incluyendo un buen puñado de películas sobre ordenadores y robots domésticos que acaban resultando un peligro para sus usuarios: Engendro mecánico (1977), Juegos de guerra (1983), Sueños eléctricos (1984), Amiga mortal (1986), Pequeños guerreros (1998) o la reivindicable reinvención de Juguete diabólico (2019) son solo algunos ejemplos de un ¿subgénero? en el que se acomoda M3GAN.

Con mucho que ver con la mencionada versión cibernética de Chucky de 2019, M3GAN da lo que promete de manera correcta. Nos hallamos ante una película de terror con una muñeca inquietante y psicótica, con tendencia al homicidio. Hay suspense, hay sustos y un poco de gore tímido, casi para todos los públicos. En este sentido, la película cumple (apoyándose sobre todo en el grimoso aspecto de influencer sintética del robot), pero sin llegar a sorprender o impactar excesivamente en ningún momento.

Lo más interesante del film es su sátira/retrato del (primer) mundo actual, más certera que muchas películas que presumen de una mayor seriedad. M3GAN nos habla de la poco envidiable situación psicológica de la infancia de hoy en día, que tiene que sufrir a una generación de padres que nunca ha madurado y ha delegado la educación y crianza de los hijos en móviles, tablets y consolas, ideales para que las criaturas se estén quietas y calladitas. El problema deriva del desconocimiento paterno del impacto psicológico en sus hijos de una tecnología que se va desarrollando tan rápido que hasta empieza a escaparse del control de sus creadores.

La cinta gira en torno a una pobre niña (Violet McGraw) que pierde a sus padres en un viaje en coche (a lo que podría ser el hotel Overlook de El resplandor) por culpa de un accidente provocado por la incompetencia. La custodia de la huérfana pasa a su tía (Allison Williams), genio de la cibernética que trabaja para una multinacional juguetera, y que no tiene ni conocimientos, ni ganas ni tiempo para cuidar de la cría. No es que no la quiera, solo que no es lo suyo.

Con sana mala leche, el guion de Akela Cooper y James Wan refleja la peor cara del capitalismo y nos muestra a una serie de adultos transformados en sociópatas no por maldad, sino porque el mercantilismo les dibujó así. El robot-juguete M3GAN apoya a la niña en su momento de duelo y se ocupa muy eficazmente de su educación, algo que la empresa (incluyendo a su tía) utiliza como vomitivo reclamo publicitario. Como es de esperar ‒y anticipa el tráiler de la película‒, la cría acaba convirtiéndose en una yonqui de M3GAN, mientras que el robot (inteligencia artificial con capacidad de aprendizaje casi ilimitada) llega a la conclusión de que está más capacitado que los humanos para cuidar de la niña. Y para todo lo demás.

En el mejor de los casos, si todo mejora, dentro de varias décadas M3GAN será estudiada por antropólogos e historiadores para entender mejor estos tiempos porque, a diferencia de otras películas sobre inteligencia artificial problemática, en 2022, M3GAN no es ciencia ficción, sino realidad ligeramente exagerada.

Sinopsis

No es solo un juguete. Es parte de la familia.

De las mentes más prolíficas del terror —James Wan, el cineasta responsable de las sagas Saw, Insidious y The Conjuring, y Blumhouse, productora de las películas de La noche de Halloween, Black Phone y El hombre invisible— llega un nuevo rostro al cine de terror.

M3GAN es una maravilla de la inteligencia artificial, una muñeca realista programada para ser la mejor compañera de los niños y la mayor aliada de los padres. Diseñada por Gemma (Allison Williams de Déjame salir), una brillante robotista de una compañía de juguetes, M3GAN es capaz de escuchar, observar y aprender mientras se convierte en amiga, profesora, compañera de juegos y protectora del niño al que se vincule.

Cuando, inesperadamente, Gemma se convierte en la cuidadora legal de Cady (Violet McGraw, La maldición de Hill House), su sobrina huérfana de 8 años, no sabe muy bien qué hacer ni se siente preparada para ejercer de madre. Sometida a un intenso estrés laboral, Gemma decide vincular su prototipo de M3GAN a Candy en un intento por resolver ambos problemas…, pero no tardará en descubrir las inimaginables consecuencias de su decisión.

Copyright de imágenes y sinopsis © Atomic Monster, Blumhouse Productions, Divide/Conquer, Universal Pictures. Reservados todos los derechos.

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.