Más allá de otras e importantes razones estéticas, pienso que Leatherheads (Ella es el partido) merece todos los elogios por atreverse a revivir un género, el de la screwball comedy o comedia loca, que en los años treinta y cuarenta nos convenció de que el humor, el romance sofisticado y la inteligencia podían seducirnos por igual.
Citar referencias en una crítica puede ser injusto. Siempre hay espectadores que acceden a un determinado tipo de cine sin haberlo experimentado previamente.
Por eso mismo, no creo que sea inoportuno aconsejar a los recién llegados que, antes o después de ver Ella es el partido, echen un vistazo a screwball comedies como Vivir para gozar (Holiday, 1938), de George Cukor, La fiera de mi niña (Bringing Up Baby, 1938), de Howard Hawks, Medianoche (Midnight, 1939), de Mitchell Leisen, y Las tres noches de Eva (The Lady Eve, 1941), de Preston Sturges.
Así descubrirán un buen puñado de obras maestras y, de paso, comprenderán que Renée Zellweger es una alumna más o menos digna de Barbara Stanwyck y Rosalind Russell. Para no caer en una trampa peligrosa, prefiero no extenderme sobre las equivalencias que Ella es el partido propone entre su director y protagonista, George Clooney, y ese pícaro elegante y actor descomunal que fue Cary Grant.
El guión, lleno de diálogos vibrantes, es obra de dos periodistas del Sports Illustrated, Duncan Brantley y Rick Reilly, que se sintieron fascinados por la historia de Johnny Blood, un auténtico jugador de fútbol americano de los años veinte. A mediados de los noventa, el libreto despertó el interés de Steven Soderbergh, quien se lo cedió al productor Casey Silver, presidente de producción de Universal Pictures.
Finalmente, otro amigo y colaborador de Soderbergh, Clooney, ha entendido que ese texto era el idóneo para recuperar (hablo de homenaje, no de arqueología) un modelo de cine que a algunos les parecerá trasnochado y acaso nostálgico, pero que aún cuenta con una legión de defensores, entre los que se cuenta quien esto escribe.
Además de ese excelente guión –¿de verdad escriben tan bien los periodistas deportivos en Estados Unidos?–, Ella es el partido se beneficia de una soberbia fotografía de Newton Thomas Sigel.
Asimismo, la película cuenta con una impecable escenografía diseñada por Jim Bissell y con una banda sonora sensacional, a cargo de ese mito del rock y de la música cinematográfica que es Randy Newman (No se pierdan su cameo como pianista de un bar clandestino).
Divertida, optimista, sensible y llena de encanto, la cinta demuestra que, a estas alturas, Clooney se ha convertido en un verdadero todo terreno como director.
Sinopsis
Los oscarizados George Clooney y Renée Zellweger se enfrentan en una ingeniosa comedia romántica inspirada en los curiosos comienzos de la liga profesional de fútbol americano en 1925.
Mucho antes de la época de los jumbotrons, del Astroturf y de las animadoras, de primas y fichajes multimillonarios, de contratos publicitarios exorbitantes, se jugaba por el mero placer de jugar. Eran chicos duros y brutos, malhablados y testarudos. Eran duros de pelar.
George Clooney interpreta a Dodge Connolly, un héroe del fútbol con mucho encanto y desparpajo, consciente de que la liga profesional sólo atrae a unos cuantos seguidores más dados a gritar y a beber que a pagar por ver un partido. Muchos partidos acaban en auténticas batallas campales, y no parece que las cosas vayan a mejorar. Pero el capitán está convencido de que es posible encaminar a su equipo y conseguir llenar los estadios.
Cuando el patrocinador les deja tirados y toda la liga está a punto de derrumbarse, Dodge convence al cazatalentos CC Frazier (Jonathan Pryce) para que fiche a Carter “Bala” Rutherford (John Krasinski), la estrella en ciernes del fútbol universitario que llena los estadios. Con esto espera llamar la atención del país.
Carter, además de ser un héroe de la I Guerra Mundial que se enfrentó en solitario a varios soldados alemanes y les obligó a rendirse, es apuesto y rápido como ninguno en el campo. El nuevo campeón parece demasiado perfecto para ser verdad, y Lexie Littleton (Renée Zellweger) está decidida a demostrarlo.
La joven periodista, a la que su jefe manda a cubrir la liga profesional a pesar de su falta de experiencia, sospecha que la historia bélica de Carter no es tan clara como parece. Y mientras escarba en el pasado, el joven Carter y el veterano Dodge rivalizan por su amor.
Dodge, además de ver cómo el fútbol profesional se aleja cada vez más del deporte que tanto ama, debe luchar dentro y fuera del campo por la cohesión del equipo y por la chica de sus sueños. Cuando descubre que las reglas del juego en el fútbol y en el amor son sorprendentemente parecidas, decide reservarse una jugada para el último cuarto.
Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.
Copyright de la sinopsis y las notas de producción © Universal Studios, 2008. Cortesía de Universal Pictures International Spain. Reservados todos los derechos.