Al comenzar esta película, todo apunta a que vamos a asistir a una comedia sobre un cascarrabias Steve Coogan montando follón en un restaurante exclusivo, estilo “El Bulli”. A medida que avanza la historia, comprobamos que el film va tomando unos derroteros siniestros y que nadie es lo que parecía ser a primera vista.
Este largometraje de Oren Moverman, director y guionista, adapta el bestseller de Herman Koch, quien no ha quedado demasiado contento con el resultado. Esta es la tercera versión cinematográfica del libro en cuatro años, todo un récord, y viene precedida por la holandesa Het Diner (Menno Meyjes, 2013) y la italiana I nostri ragazzi (Ivano de Matteo, 2014).
Según el autor, la adaptación americana inyecta moralismo en lo que es una historia oscura y cínica, y algo de eso hay. Al fin y al cabo, es difícil eliminar esa característica tan propia del cine estadounidense. Sin embargo, La cena no se percibe como una película especialmente cálida y amable, más bien al contrario.
La debilidad de La cena es un desarrollo arrítmico en el que se intercalan flashbacks de desigual interés con escenas casi teatrales y absurdos platos de esa cocina pamplinas de la que tanto se habla y por la que tanto se cobra. No obstante, la cinta se beneficia de la solidez de un reparto encabezado por cuatro intérpretes de lo más dispar: el británico Steve Coogan, el ¿reinventado? Richard Gere, la versátil Laura Linney y la elegante Rebecca Hall. Sus personajes son complejos, con aristas, y ninguno resulta agradable.
Escena tras escena, las dos parejas protagonistas van exhibiendo conductas más incómodas y exponiendo secretos que huelen a podredumbre y veneno. Asimismo, la puesta en escena y la narrativa de Oren Moverman van cediendo a la irracionalidad de los personajes, que es la de la propia especie humana.
¿Moralista, entonces? No tanto. El espectador no sale de la película con la sensación de haber visto un film aleccionador o con un mensaje de esperanza, sino convencido de que algo se ha estropeado en el mundo y no hay manera de arreglarlo a estas alturas.
Entre el incómodo batiburrillo de ideas y situaciones que conforman La cena, queda, eso sí, un necesario comentario sobre la lamentable desatención de la salud mental en Estados Unidos por parte de las autoridades, aunque este problema, por desgracia, también se extienda a la mayor parte del planeta.
Sinopsis
La cena está basada en The Dinner, de Herman Koch, una novela ácida y provocadora que ha impactado a miles de lectores en todo el mundo.
El nominado al Oscar Oren Moverman (The Messenger, Invisibles) dirige la adaptación cinematográfica de este drama protagonizado por el ganador de un Globo de Oro Richard Gere (El fraude, Pretty Woman), la nominada a tres premios Oscar Laura Linney (La familia Savage, Sully), Steve Coogan (Philomena, 24 Hour Party People) y Rebecca Hall (El regalo, Vicky Cristina Barcelona). Completan el reparto Chloë Sevigny (Amor y amistad, Boys don’t cry) y Charlie Plummer (King Jack, Broadwalk Empire).
La cena es un inquietante drama que plantea dudas sobre la sobreprotección paterna y expone lo delgada que es la línea de los límites de la moralidad cuando el futuro de los seres queridos está en juego.
¿Hasta dónde es capaz de llegar un padre para encubrir a un hijo que comete un delito injustificable? ¿Debe prevalecer el instinto de protección paterna, o la lealtad a unas normas sociales que garantizan la coherencia y la fortaleza del grupo?”
En un restaurante de lujo tiene lugar una cena, a primera vista, diplomática, entre dos parejas adultas. A medida que devoran sus platos, los comensales pierden sus inhibiciones y modales con el fin de salvaguardar la inocencia de sus respectivos hijos, acusados de un grave delito. Los secretos y revelaciones de los presentes desembocarán en un acto inesperado que sacudirá sus vidas.
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