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Crítica: ‘Immaculate’ (2024)

En el futuro se podrá tomar esta película como un perfecto ejemplo del cine de la primera mitad de 2024, por tratarse de una película de terror monjil y al estar protagonizada por la muy activa y popular Sydney Sweeney, quien maneja con mucha inteligencia -de momento-, su doble faceta de sex symbol y actriz competente.

Resulta casi inevitable comparar Immaculate con La primera profecía, estrenada prácticamente al mismo tiempo y con argumento similar: una joven religiosa estadounidense (aquí una novicia) es destinada a un convento en Italia con aviesas intenciones que ella desconoce, y que incluyen un embarazo antinatural de proporciones bíblicas. Aquí, la protagonista tampoco hablará una palabra de italiano, ni se molestará en exceso en aprenderlo -algo tan gringo-, ya que siempre contará con intérpretes y abundarán los angloparlantes por doquier (algo similar sucedía en La monja II, pero en Francia).

A diferencia de las películas mencionadas, y de la española Hermana Muerte (2023), Immaculate cuenta con el atractivo de no formar parte de ninguna franquicia, narrando una historia independiente y cerrada, muy sencilla y directa. Al igual que sus «hermanas», el film se apoya en una atmósfera retro, opresiva y gótico-católica que aporta cierta clase y gusto vintage frente al terror de ambientación urbana o contemporánea, donde el uso de los móviles y las redes sociales siempre cobra demasiado protagonismo -algo inevitable, dado que la realidad actual es así-. En todo caso, Immaculate no transcurre en el pasado, pero su entorno es atemporal, salvo por un asunto tecnológico que no desvelaremos.

Se tratan en Immaculate asuntos como la fe, la devoción y la desesperada búsqueda de sentido a la vida propia, pero no se trata tanto de un film existencial y religioso como de una película de sustos (quizá lo peor de Immaculate son los sobresaltos baratos, mil veces vistos antes y acompañados de sonidos estridentes, siempre un síntoma de inseguridad por parte de los cineastas), paranoia y gore casi festivo, todo al servicio de la loable tarea de transformar a Sydney Sweeney en la scream queen que estamos deseando que sea.

Gritar, grita mucho, y acaba tan pringada de hemoglobina como Marilyn Burns o Bruce Campbell, aunque sin tener que recurrir a sus atributos sexy para realzar la presencia en pantalla (Sydney enseña anatomía, pero hablamos de una monja embarazada, así que el erotismo no es un ingrediente en este guiso). La actriz ejerce el papel de protagonista absoluta con eficiencia, acompañada de secundarios no estelares, pero sí con oficio, incluyendo al algecireño Álvaro Morte, quien desempeña el papel más pulp dentro de un film que combina las atmósferas góticas (la monja explorando pasillos del viejo convento vela en mano) con elementos y personajes propios de la ficción de bolsilibro.

Con una duración que no llega ni a la hora y media, Immaculate supone un entretenimiento rápido, no muy sorprendente pero bien presentado por el director Michael Mohan, creador de peliculillas resultonas y ligeramente retro cuya carrera parece basarse en la devoción a Sydney Sweeney (¿quién le puede culpar?), a la que ya dirigió en la serie Todo es una mierda (2018) y en el notable thriller erótico de espíritu noventero Los Voyeurs (2021).

Esperemos que esta asociación tenga continuidad en el futuro.

Sinopsis

Sydney Sweeney interpreta a Cecilia, una monja americana de fe devota, que se embarca en un viaje a un remoto convento de la pintoresca campiña italiana. La cálida bienvenida que recibe a su llegada se convierte rápidamente en una pesadilla cuando descubre que su nuevo hogar alberga un siniestro secreto y horrores indescriptibles.

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Black Bear Pictures, Fifty-Fifty Films, Lupin Film, Neon, Diamond Films. Reservados todos los derechos.

Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).

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