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Crítica: «Hollywoodland» (Allen Coulter, 2007)

Cuando más de un cinéfilo empezaba a acostumbrarse a la idea de que explorar la trastienda de Hollywood no sirve para urdir un buen libreto, el reciente estreno de un excelente filme, Hollywoodland, confirma que los misterios más desgarradores de la industria merecen una nueva revisión cinematográfica.

En este caso, el realizador Allen Coulter, nominado a los Emmy y a los DGA por su labor en Los Soprano y Sexo en Nueva York, traduce a imágenes la oscura muerte de George Reeves, protagonista de la teleserie Adventures of Superman. Por si no lo saben, lo que pasó tras el funeral de Reeves fue más o menos esto: los seguidores del Hombre de Acero entrevieron una conspiración tras el aparente suicidio del artista. Desde luego, la duda era razonable, sobre todo después de que los investigadores reconocieran no haber detectado las huellas dactilares del muerto en la empuñadura del arma: una pistola Luger con la que se habían realizado más disparos en la misma habitación.

En la película, Ben Affleck da vida a Reeves con una formidable convicción, no menor a la que se advierte en Adrien Brody, que interpreta al detective privado Louis Simo, cortado al trasluz del clásico hardboiled. La trama, negra donde las haya, incluye asimismo a una mujer fatal: Toni Lanier (Diane Lane), a la sazón esposa del ejecutivo del estudio MGM, Eddie Mannix, y amante nada furtiva del difunto.

Con estos ingredientes y un guión bien diseñado, Coulter se apropia de los sucesos reales que configuraron este drama, los impregna de una tenue melancolía y nos conduce, paso a paso, por los salones menos aireados de la fábrica de sueños.

Desde luego, el consabido rótulo Basado en hechos reales invita a cotejar ficción y biografía. Criado en Pasadena, el verdadero George Reeves había nacido el 5 de enero de 1914 en Iowa. Practicó el boxeo amateur y también subió a los escenarios teatrales. Por medio de ambos talentos −su corpulencia de gimnasta y sus virtudes interpretativas−, logró llamar la atención de los cazatalentos. De hecho, se le pudo ver como uno de los gemelos Tarleton en Lo que el viento se llevó. En todo caso, sus experiencias como soldado en la Segunda Guerra Mundial y su fallido matrimonio con Ellanora Needles no contribuyeron a fomentar su optimismo.

De mala gana, y cuando no le quedaban otras opciones, The adventures of Superman, aceptó interpretar a Superman en una nueva serie televisiva. Esa decisión, por cierto, le convirtió en mito. Y probablemente, por vía indirecta, también le costó la vida el 16 de junio de 1959. Sólo tenía 45 años, y es posible que estuviera minado por la depresión, pero muchos −demasiados, a juzgar por los tabloides− dudaron de aquel suicidio.

Reeves no tenía problemas económicos, pero nadie le daba trabajo, y eso lo desesperó profundamente. Su carácter se volvió aún más agrio tras separarse de su amante, Toni Mannix, en 1958. Todos sus planes profesionales fracasaron porque los ejecutivos del cine y la televisión le consideraban totalmente identificado con Superman. El juicio fue unánime: los niños de América no podrían ver a su héroe favorito despojándose del uniforme. Cuando una bala le perforó la sien, los periódicos titularon la noticia Superman ha muerto.

Sinopsis

George Reeves se llamaba en realidad George Keefer Brewer y nació el 5 de enero de 1914 en Iowa. En su currículum su fecha de nacimiento suele ser el 5 de abril de 1914, porque nació antes de que cumplieran nueve meses de la boda de sus padres. Su madre, Helen, siempre le dijo a Reeves que había nacido el 5 de abril, y el actor sólo supo la verdad cuando fue adulto. Fue adoptado por su padrastro, cambió su nombre por el de “George Bessolo” antes de tomar el nombre artístico de “George Reeves”. Creció en Pasadena, California, y fue boxeador amateur y músico y también se formó como actor en el Pasadena Playhouse. Su verdadera vocación se despertó en los escenarios teatrales. Debutó en 1935 y durante los siguientes 18 años, apareció en un sinfín de producciones del Playhouse. Una de sus primeras interpretaciones teatrales llamó la atención de un buscador de talentos de Hollywood. A finales de 1938, adoptó el nombre artístico de George Reeves, y firmó su primer contrato y su primera película Gone with the Wind (Lo que el viento se llevó), que se convirtió inmediatamente en un clásico y en la que encarnaba a Brent Tarleton.

Después siguió trabajando en el cine y el teatro, junto a estrellas como Claudette Colbert en la cinta de 1943 So Proudly We Hail! (Sangre en Filipinas), dirigida por Mark Sandrich, su mentor. Participó en la Segunda Guerra Mundial y estuvo casado diez años con la actriz Ellanora Needles. El camino que llevó a Reeves a encarnar su personaje más famoso coincidió con la revolución que se produjo en el mundo del cine y en el nuevo medio de la televisión. Durante la Segunda Guerra Mundial y después, los grandes estudios se vieron sometidos a gigantescos cambios y los estudios fueron abandonando el sistema de contratos de siete años.

En 1950, sin grandes proyectos en el horizonte, el actor firmó un contrato para interpretar a Clark Kent/Superman en una película de bajo presupuesto de una hora de duración que se tituló Superman and the Mole-Men. Kirk Alyn, que había interpretado recientemente el papel en un par de serailes cinematográficos, fue descartado para interpretar una versión de la película dirigida por Lee Sholem, debido a sus exigencias económicas.

Reeves, junto a Phyllis Coates en el papel de Lois Lane, causó una excelente impresión a Sholem y a los productores durante el rodaje de 12 días. Así fue como le ofrecieron el personaje de Superman en un proyecto de mayor duración.

Así fue como en 1951 (el mismo año en el que Edgar [Eddie] Mannix, el director general de los estudios MGM se casaba con su amante Camille [Toni] Lanier).

Reeves firmó un contrato mal pagado pero para varios años para protagonizar una nueva serie de televisión de media hora titulada Adventures of Superman. El actor era perfectamente consciente de que la calidad artística de la televisión se consideraba menor a la de las películas. Pero no tardó en conseguir la fama que se le había negado en el cine, aunque no vino aparejada con la suerte.

El programa (del que Sholem dirigió varios capítulos) fue la primera serie de televisión que relataba las hazañas del personaje, basado en los comics de los años 1930, y que se convirtió en un éxito internacional al final de esa década. El Hombre de Acero ya se había representado en la radio (de 1940 a 1951), en 17 cortometrajes animados y en dos seriales cinematográficos. Pero con la aparición de la televisión, fue la interpretación que hizo Reeves del personaje la que caló en todo el mundo.

El rodaje de la serie (con Jack Larson encarnando a Jimmy Olsen, junto a Reeves y Coates) empezó en julio de 1951, con la producción de 24 capítulos. Para sentar las bases de la serie, Superman and the Mole-Men se estrenó el día de Acción de Gracias de 1951, y obtuvo un clamoroso éxito. En 1952, Reeves obtuvo un papel en From Here to Eternity (De aquí a la eternidad), que sería su último gran largometraje.

Pero cuando se empezó a emitir la serie Adventures of Superman, patrocinada por Kellogg, en septiembre de 1952, el éxito fue inmediato. Pasó a ser la cita obligada de millones de niños y catapultó a su protagonista a la categoría de estrella. Un año después, Reeves (que interpretaba el doble papel de Clark y Superman) apareció en la portada de TV Guide con la frase “George Reeves – Man and Superman” (George Reeves. Hombre y Superhombre; la película Mole-Men se cortó y se emitió como dos capítulos adicionales de la serie; y se empezó a rodar otro ciclo de 26 episodios de media hora (con Noel Neill, que había encarnado a Lois Lane en los seriales cinematográficos, sucediendo a Coates en ese papel).

El reducido presupuesto y el apretado programa de rodaje obligaba a Reeves a rodar cinco capítulos al mismo tiempo en un plazo de tan sólo doce días. En los siguientes años se rodaron más temporadas de 26 capítulos y se empezó a filmar en color. El número total de programas (contando los segmentos de Mole-Men) fue 104; Reeves dirigió tres capítulos. Durante todo este tiempo, nuevas generaciones veían y volvían a ver las hazañas de Superman que representaban a la perfección «la verdad, la justicia y el estilo de vida americano».

Por contrato, Reeves estaba obligado a aparecer vestido con el traje de Superman, que millones de niños pondrían a prueba para hallar «su» naturaleza invencible. Para demostrar el enorme impacto que su caracterización había producido en la cultura popular, en 1957, Reeves hizo una aparición especial en otra serie de enorme éxito, I Love Lucy. El capítulo unió a las dos estrellas más fulgurantes de la televisión de aquellos años y se tituló “Lucy and Superman”). El argumento se basaba en el deseo de Little Ricky de que Superman viniera a su fiesta de cumpleaños.

Reeves terminó de rodar otra temporada de 26 capítulos de Superman en noviembre de 1957. En aquel momento, la cadena ABC ya había empezado a reponer diariamente episodios anteriores. Esto atrajo a nuevos telespectadores y encasilló aún más al actor en el papel de Superman. El último capítulo nuevo se emitió en abril de 1958 y los anteriores se siguieron emitiendo en todo el mundo.

Cuando la serie empezó a emitirse, Reeves ya había iniciado lo que sería una larga relación con Toni, que había sido chica de coro en la revista Ziegfeld Follies. Toni conoció al que sería su marido, el director general de los estudios MGM, cuando rodó en 1936 la película The Great Ziegfeld (El gran Ziegfeld) – y se convirtió en la amante de Eddie. Se decía que Eddie, que había sido gánster en Nueva Jersey y sospechoso de varios asesinatos, seguía manteniendo conexiones con la mafia mucho después de convertirse en un ‘fixer’ en Hollywood, lo que llamaríamos ahora un manager. Los ‘fixers’ estaban en las nóminas de los estudios y resolvían los problemas de las estrellas (por ejemplo, ocultaban sus delitos, sus secretos y sus escándalos) con todos los medios que fueran necesarios para que la prensa no manchara sus nombres. El matrimonio Mannix era una unión abierta y poco convencional. La relación de Toni con Reeves era un secreto que todos conocían en Hollywood y uno de los mejor guardados. Por miedo más que por respeto, la prensa nunca aireó esta relación, que Howard Strickling, jefe de publicidad de MGM supo mantener oculta con gran maestría.

Toni era al menos ocho años mayor que Reeves y a pesar de ser él el famoso, fue ella la que pagó su mansión de Benedict Canyon (en las colinas de Hollywood) y el estilo de vida que disfrutaba. Pero a mediados de 1958, Reeves la abandonó por otra mujer más joven llamada Leonore Lemmon, una habitual de la sociedad neoyorquina y aspirante a estrella en Los Ángeles. Esta relación hundió a Toni en la desesperación y de paso salpicó a Eddie.

Reeves se encontró sin ofertas de trabajo en el cine y a la espera de rodar otro ciclo de 26 capítulos de Adventures of Superman y llegó a considerar la idea de aparecer en espectáculos de lucha. Lemmon, que ya se había convertido en su prometida, daba fiestas en su casa. Y la madrugada del 16 de junio de 1959, mientras estaba en una de esas fiestas en la planta baja, George Reeves moría en su dormitorio de las heridas provocadas por una sola bala. Tenía 45 años.

La primera noticia fue que Reeves se había suicidado debido a una carrera en decadencia y al encasillamiento en el papel de Superman. Pero diez días después, el 26 de junio, se supo que la policía había encontrado otros dos orificios de bala en la moqueta que cubría el suelo donde fue encontrado Reeves. Estas balas provenían de la misma arma que había matado a Reeves, una Luger automática. Una de las balas había atravesado el suelo estaba alojada en el revestimiento del salón en el piso inferior y la otra se encontró en una viga del techo. Pero el dormitorio sólo se encontró un casquillo y no se hallaron huellas en el arma.

Leonore Lemmon declaró que unas semanas antes había disparado a las vigas del techo para demostrar a una amiga el ruido que hace un disparo. La amiga corroboró su historia, y Lemmon abandonó inmediatamente Hollywood. Dejó atrás sus aspiraciones de actriz y volvió a Nueva York. Murió en 1990.

Helen Bessolo, la madre de Reeves, nunca creyó que su hijo se había quitado la vida. No tardó en solicitar una investigación, pero la autopsia determinó que las circunstancias coincidían con el suicidio. Helen murió en 1964. Al quedarse viuda de Eddie Mannix en 1963, Toni Mannix vivió en la opulencia el resto de sus días y falleció en 1983.

Cincuenta años después del suceso, la muerte de George Reeves sigue sin dilucidarse. El caso sigue siendo uno de los misterios sin resolver más extraños de Hollywood y también uno de los ejemplos más desgarradores del trágico fin de la vida y la carrera de un actor de talento.

La muerte en 1959 de George Reeves, que encarnó a Superman, un héroe para millones de personas, es un misterio de Hollywood que sigue despertando interés a pesar de que han transcurrido casi 50 años. A pesar de que no se resolvió, el caso está tan bien documentado que Paul Bernbaum, el guionista de Hollywoodland, pudo mezclar en la justa medida los hechos reales y la inspiración para escribir un magnífico guión.

Bernbaum lo refleja así: “Cuando era niño, vivía para Adventures of Superman. Leía los cómics, he visto los dibujos animados, pero Reeves tenía algo especial. Sabía que era un actor y sabía que sólo era un programa de televisión, pero estaba seguro de que si Superman hubiera sido real, habría sido exactamente como Reeves. Conectaba perfectamente conmigo y con todos los niños que veían la serie. Como adulto, sigo siendo un apasionado de su serie y he llegado a comprar uno de sus trajes originales en una subasta. He seguido creyendo que ese tipo era alguien muy especial y no me equivocaba.

Llevaba años pensando en escribir un guión sobre él. La vida de Reeves fue apasionante, desgarradora y acabó en tragedia. Pero también quería contar el malestar que le producía ser Superman a pesar del enorme impacto que esto producía en sus fans. Es la historia de un actor que quería ser una estrella y que logró ser una de las más fulgurantes, mucho más de lo que él jamás había imaginado… pero sólo para los niños. Pero a pesar de vivir con esa frustración y con la amargura de saber que el papel de Superman le cerró las puertas de la carrera que él creía merecer, siempre supo valorar el lugar que ocupaba en millones de corazones infantiles. Nunca los defraudó. Para ellos siempre fue Superman, y para mí, esto le convierte en un héroe de verdad».

Glenn Wiliamson, productor de Hollywoodland añade: “Lo que Paul ha hecho es tremendamente original ya que ha elaborado la historia alrededor de Louis Simo, el detective. Esto le ha permitido ser mucho más objetivo con la historia de George Reeves. Uno se ve arrastrado irremisiblemente por este famoso misterio y por un relato formado por múltiples historias paralelas con un sesgo muy humano».

Williamson empezó a trabajar en la adaptación del guión para la gran pantalla en el otoño de 2001. Afirma: «Supe enseguida que eran papeles que cualquiera actor querría interpretar. Tenía en las manos un guión que abordaba un tema universal: todos queremos lo que no tenemos y no nos damos cuenta de lo que tenemos.

“Desde un punto de vista histórico, la muerte de George Reeves marcó el final de la inocencia para toda una generación. Tuvo un enorme impacto en millones de personas. Cuando lees los titulares tras su muerte te das cuenta que dicen ‘Superman ha muerto’ y no dicen ‘George Reeves ha muerto’. Era un actor que encarnó un personaje inmortal pero cuya mortalidad se hizo patente de forma violenta. Queríamos mostrar quién era, lo que a su vez sirve para que otro hombre descubra quién es en realidad».

El director Allen Coulter leyó el guión un año después, y lo encontró inteligente y maravillosamente bien escrito. Un cuento sobre dos hombres que no quieren ser lo que son. Además, comprendí que era una forma muy original de hablar de una época realmente increíble que va del apogeo del cine al impacto de la primera televisión. Este tema no se había abordado en una historia que resultase creíble. Así que cuando terminé de leerlo llamé a mi agente”. Poco después, Coulter se comprometía a debutar como director de cine con este proyecto.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Focus Features, 2006. Cortesía de Buena Vista International Spain.

Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.