No hubo mejor época que los ochenta para ser héroe de acción. Me refiero, por supuesto, a los Schwarzenegger, Stallone, Norris y compañía, dotados de invulnerabilidad y capaces de doblegar a un regimiento con una ametralladora Uzi en cada mano.
Este modelo ha ido evolucionando desde entonces, y sin embargo, aún encontramos ejemplos de ese tipo de estrella que, justamente a través de la acción, constituye un subgénero en sí mismo. Dwayne Johnson, que por otro lado es un buen actor, pertenece a esa misma estirpe. Además, tiene presencia física y carisma suficientes como para atraer al público con su sola presencia en el póster.
Mezcla de thriller y de película de catástrofes, apoyándose siempre en el temperamento de Johnson, El rascacielos predispone a la complicidad de un público que sabe lo que puede esperar: una intriga ajustada al patrón que impuso La jungla de cristal (1988), unos efectos visuales fulminantes y un protagonista sin miedo, amante de su familia, que encuentra su mejor ángulo entre llamaradas y ventanas que explotan.
¿Previsible? Todo dependerá de cuánto cine haya visto el espectador. No es éste, creo yo, un producto para veteranos. Por otro lado, esa es la posición ideal en la que todo encuadra: la de la diversión ligera, sin más rodeos. Johnson se enfrenta aquí a la absoluta aleatoriedad del riesgo, y con eso basta.
El rascacielos no es ni pretende ser verosímil, y la gracia consiste en dejarse llevar por situaciones ilógicas, que desafían el sentido común y la ley de la gravedad.
En pocas palabras, al elegir esta película como entretenimiento, no conviene esperar que el guión sea plausible. En cambio, uno puede pedirle al director que ejecute su labor con cierta eficacia ‒Rawson Marshall Thurber maneja bien los subidones de adrenalina‒ y que el resto del reparto ‒Neve Campbell, Chin Han, Roland Møller…‒ se encarame con habilidad a la misma cornisa en la que se encuentra Dwayne Johnson.
Ni siquiera los cinéfilos más sibaritas ‒los que hablan de Robert Guédiguian o de Asghar Farhadi como si fueran de la familia‒ pueden ocultar que un artefacto escapista como El rascacielos conlleva dificultades. Créanme, no es fácil poner en pie esta montaña rusa, y menos aún hacerlo con convicción y soltura técnicas.
En este sentido, la película pasa revista a todos los tópicos del género y se empeña en transmitirnos la impresión de que no han pasado de moda. Es más: siempre habrá una nueva generación de espectadores quinceañeros que los descubra por primera vez.
Acabo con un detalle curioso. Aunque rodada en Vancouver, la producción se ambienta en Hong-Kong e incluye numerosos guiños para la audiencia asiática. Todo un acierto comercial, dado que El rascacielos ha logrado aparecer en el competitivo calendario de estrenos del verano chino, reservado en ese país a los lanzamientos locales.
Sinopsis
Dwayne Johnson protagoniza El rascacielos en el papel de Will Sawyer, un ex líder del Equipo de Rescate de Rehenes del FBI y veterano de guerra del ejército de Estados Unidos, que ahora se encarga de evaluar la seguridad de losrascacielos. Durante un viaje de trabajo en China, se ve incriminado en el incendio del edificio más alto y seguro del mundo. Perseguido y a la fuga, Will deberá encontrar a los que le han tendido la trampa, limpiar su nombre y rescatar a su familia, atrapada en el interior del rascacielos… sin sucumbir a las llamas.
Este thriller de acción en 3D, escrito y dirigido por Rawson Marshall Thurber (Un espía y medio, Somos los Miller), está producido por Beau Flynn (San Andrés, Baywatch: Los vigilantes de la playa), Johnson, Thurber y Hiram Garcia (San Andrés, Un espía y medio).
Los productores ejecutivos de El rascacielos, de Legendary, son Dany García (Baywatch: Los vigilantes de la playa, Ballers), Wendy Jacobson (San Andrés), Eric Hedayat (La gran muralla, Acero puro) y Eric McLeod (Kong: La isla calavera, la saga Piratas del Caribe).
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