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Crítica: «Vaiana» («Moana», 2016)

Aventura. Humor. Momentos entrañables. Del buen tratamiento de estos materiales se destila el guión de esta nueva entrega de la factoría Disney.

Las leyendas polinesias determinan toda la trama y todo el contexto de Vaiana, una cinta en la que la mitología de los Mares del Sur se despliega con la misma naturalidad con la que, en otras entregas de la Casa del Ratón, se reelaboran los cuentos de hadas.

La historia de películas como Vaiana es, en realidad, la historia de las princesas Disney. Una fórmula que, con el paso del tiempo, ha ido conformando ese modelo de joven soñadora, inteligente y dispuesta a dominar sus miedos por el bien de los suyos y con el firme propósito de adueñarse de su destino. En el caso de Vaiana, sólo falta en la receta el prescindible interés romántico, sustituido aquí por esa amistad a contracorriente que la joven protagonista (Auli’i Cravalho) entabla con el semidiós Maui (Dwayne Johnson).

En el trazado de la película participan distintas sensibilidades. Sus directores, Ron Clements y John Musker, son dos veteranos que nos remiten a los títulos que permitieron el renacimiento de Disney a fines de los ochenta y principios de los noventa. Obviamente, en el film deja su impronta la programación digital más puntera, pero el toque más contemporáneo llega con la música, compuesta por un equipo en el que, por encima de nombres como los de Opetaia Foa’iMark Mancina y Fiona Davies, destaca la personalidad inconfundible del portorriqueño Lin-Manuel Miranda, rapero y compositor de éxitos de Broadway como Hamilton e In the Heights, que le han llevado a ganar el Premio Pulitzer, dos Grammys y tres premios Tony.

Sé que a algunos esto les parecerá una falta de conexión mía con el siglo XXI, pero, aun reconociendo el enorme talento de Miranda, confieso que hubiera preferido escuchar en Vaiana canciones en la línea melódica de Alan Menken. En fin, llámenlo nostalgia o cosas de la edad.

El colorido de la cinta, ambientada en esa Polinesia idealizada, y sobre todo, en un océano vibrante y lleno de vida, es simplemente arrebatador. En cuanto al elenco, destaca la presencia de figuras como el ya citado Dwayne Johnson, que luce aquí su lado más risueño, y Temuera Morrison, prestando su voz al jefe Tui. En todo caso, quien demuestra mayor entrega es la hawaiana Cravalho, en el papel de la encantadora protagonista.

Si hablamos de animación, el dinamismo es una cualidad esencial. Cualquier otro ingrediente es secundario. Y en Vaiana ese dinamismo se expresa de forma trepidante, sin intervalos, con un relato que fluye estupendamente de principio a fin.

La perfección es inalcanzable, claro, a no ser que nos refiramos a los clásicos. Sin embargo, hablamos de una firma ‒el binomio Disney-Pixar‒ que maneja con indiscutible soltura los mejores elementos de la industria del dibujo animado. Y eso, créanme, se deja notar en un producto como éste, elaborado para el consumo y disfrute del público familiar más exigente.

Sinopsis

De la mano de Walt Disney Animation Studios llega Vaiana, una extraordinaria película de animación generada por ordenador sobre una adolescente aventurera que se embarca en una audaz misión para salvar a su pueblo. «Vaiana tiene 16 años y es hija de del jefe de Motunui», dice el director Ron Clements. «Es atlética, ágil, compasiva y tremendamente lista. Nunca se da por vencida y siente una profunda conexión con el mar».

«Así que le preocupa, por decirlo suavemente, que su pueblo no se atreva a ir más allá del arrecife que rodea la isla», añade el director John Musker. «Se quedan dentro de los confines de ese arrecife, y Vaiana no entiende por qué».

La historia se inspira en parte en las historias orales del pueblo y las culturas de Oceanía. Hace 3.000 años, los marinos polinesios, los mayores navegantes del mundo, surcaron las inmensidades del Océano Pacífico y descubrieron miles de islas. Pero después, durante todo un milenio, no hubo más viajes y nadie sabe por qué. «La navegación es una gran parte de la cultura del Pacífico», dice Musker. «Los antiguos polinesios se abrieron camino a través de los mares sin utilizar instrumentos modernos, usando sus conocimientos sobre la naturaleza, las estrellas, las olas y las corrientes».

Clements añade: «Hemos escuchado muchas veces que el mar no separa a las islas sino que las conecta. La navegación es un motivo de orgullo para los habitantes de las Islas del Pacífico y forma parte de su identidad. Estaban y están entre los mejores exploradores de todos los tiempos. Lo que hicieron fue muy sofisticado, casi milagroso».

Hay muchas teorías, pero nadie está seguro de lo que llevó a esa interrupción de 1.000 años en las exploraciones. Y esta circunstancia intrigó a los realizadores. Musker afirma: «En nuestra historia, nuestra heroína, Vaiana, es Ia protagonista del renacimiento de la búsqueda de nuevas rutas».

Durante su viaje, Vaiana se encuentra con el poderoso semidiós Maui, un personaje exuberante inspirado en multitud de cuentos y leyendas que circulaban sobre él en la región de Oceanía. Musker dice: «Estábamos fascinados con las historias que leíamos, los cuentos que nos relataban los expertos de esa región. Maui era grandioso, un embaucador y un transformista. Podía sacar miles de islas del mar con su anzuelo; tenía poder para frenar al sol. Es una figura increíble».

Maui, que está viviendo su propio viaje de autodescubrimiento, guía a regañadientes a Vaiana en su búsqueda por convertirse en una avezada exploradora y salvar a su pueblo. Juntos, surcan los mares en un periplo repleto de acción, donde se encuentran con enormes monstruos y obstáculos imposibles. Y por el camino, Vaiana descubre la única cosa que siempre ha buscado: su propia identidad.

La primera vez que pensaron en hacer una película de animación ambientada en las hermosas islas del Pacífico, los realizadores Ron Clements y John Musker recordaron las entrañables películas y cuadros de su juventud que recreaban el Pacífico. Pero hace unos años empezaron a explorar los increíbles cuentos de la mitología polinesia y los realizadores se dieron cuenta que necesitaban bucear mucho más profundo. Sabían que tenían que ir a las islas del Pacífico para ver esos lugares y conocer a la gente en persona. Así que Clements y Musker, junto con un grupo de artistas de Disney Animation, viajaron a la región sur de Oceanía en dos viajes de los que regresaron con mucho equipaje.

«Volvimos de esos viajes, no sólo con ideas, imágenes e inspiración para nuestra historia, sino también dispuestos a hacer algo con lo que disfrutase la gente que habíamos conocido», dice Musker. «Está claro que no estamos haciendo un documental sino una película de animación. Pero lo que no habíamos previsto es que nuestras experiencias pusieran a funcionar de esa forma nuestra imaginación».

ClementsMusker y varios miembros del equipo de producción viajaron primero a Fiji, Samoa y Tahití y después a Nueva Zelanda. «Queríamos evitar al máximo las cosas de turistas y profundizar más», dice Clements. «Queríamos conocer a gente que creció en las islas; queríamos escuchar y saber por qué la cultura de estas islas es tan extraordinaria».

Los realizadores también se reunieron con el Consejo de la Historia Oceánica que está formado por un equipo de especialistas: antropólogos, académicos, educadores, lingüistas, navegantes y asesores culturales, que colaboraron con el equipo creativo de Disney. «El Consejo influyó poderosamente en el aspecto y el alma de esta película», dice la productora Osnat Shurer.

Con créditos como Aladdin y La Sirenita en su haber, John Musker y Ron Clements tienen un excelente currículum en animación dibujada a mano. También han trabajado en animación digital en varios de sus proyectos. Pero cuando imaginaron «Vaiana», sabían que su enfoque sería diferente. «Lo que queríamos conseguir en esta película con los escenarios en el mar y en las islas exigía animación digital», dice Clements. «La iluminación, las texturas y la dimensión de lo que podemos conseguir con la animación digital crea una experiencia increíble, absolutamente immersiva».

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Walt Disney Animation Studios. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.