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Crítica: ‘El exorcista: Creyente’ (2023)

El deslumbrante lanzamiento de El exorcista en 1973 solo puede describirse como un meteorito cultural que impactó de lleno en el imaginario pop de la época. Al margen del formidable trabajo de William Friedkin tras las cámaras, lo cierto es que la cinta revolucionó el cine de terror y atrajo a un público masivo hasta las salas.

Los motivos de aquel éxito son diversos. Por un lado, hay que entender que los jóvenes componían el grueso de la audiencia y que sus dos géneros predilectos eran la aventura y el horror. Por otra parte, como indica David J. Skal en The Monster Show, hay razones más profundas. La novela de William Peter Blatty que dio lugar al film, despojada del tema de la posesión diabólica, ya era, en palabras de Skal, «una historia con moraleja sobre una madre soltera asediada que cree que no puede soportar más, pero que con la ayuda de la doctrina católica, sobre la que antes se había mostrado indiferente, logra soportarlo todo». Y añade: «La película se convirtió en un ritual cultural muy publicitado que exorcizaba no al diablo, sino más bien a los confusos sentimientos de culpa y responsabilidad de los padres de la era de Vietnam, cuando, al menos desde una perspectiva conservadora, los chavales malhablados tomaban drogas que transformaban su personalidad, lo cual les llevaba a ser violentos, a comportarse mal y, en general, a hacer la vida desagradable a sus mayores».

Esta secuela de David Gordon Green se engancha al mismo repertorio de metáforas, sobre todo en su primer tramo. De nuevo, el choque generacional y las dificultades de la paternidad están en el fondo del relato.

Esta vez, son dos las familias afectadas: la que forman el fotógrafo viudo Victor Fielding (Leslie Odom Jr.) y su hija Angela (Lidya Jewett), y la de una amiga de esta última, Katherine (Olivia O’Neill). Al poco de comenzar el film, Victor, un hombre torturado y descreído, y los padres de Katherine, un matrimonio de profundas convicciones religiosas, han de enfrentarse a la desaparición de las niñas en un bosque cercano.

Cuando parece que la incertidumbre va a cesar tras el traumático hallazgo de ambas en una granja, los síntomas de una doble posesión demoniaca vienen a desbaratar las vidas de todos estos personajes.

De forma providencial, Victor encuentra un libro escrito por Chris MacNeil (Ellen Burstyn), y eso le pone tras la pista de un caso similar: el que padeció la pequeña Regan (Linda Blair) en 1973.

Quien se ocupa de revivir esta franquicia es David Gordon Green, responsable de resucitar otro mito del terror en La noche de Hallloween. Pero quienes crean que nos vamos a encontrar con un exorcismo que el propio Friedkin habría aprobado con entusiasmo, deben tener en cuenta que a Green aún le queda aprender un par de cosas para llegar a ese nivel.

El exorcista: Creyente entretiene y está realizada con la marca de fábrica de otros films del productor Jason Blum, pero aquí las sorpresas son mínimas. A diferencia de la película de 1973, este es un producto genérico, correcto pero también discreto.

Incluso asumiendo los postulados sociológicos que más arriba citaba a propósito de David J. Skal, no hay nada particularmente escalofriante o turbio en esta nueva producción. Y eso, hablando de diablos encarnados, equivale a bajar bastante el volumen.

Con todo, hay méritos que conviene destacar, sobre todo en lo que se refiere a las interpretaciones de Ann Dowd, Ellen Burstyn y Leslie Odom Jr. Muy especialmente, brillan las jóvenes Lidya Jewett y Olivia O’Neill, totalmente entregadas a sus papeles. Un mejor trabajo de guion, sobre todo en el caótico acto final, hubiera aportado más densidad e interés a un film sin duda comercial, pero con un vago concepto de dónde deberían estar sus prioridades creativas.

Sinopsis

Hace exactamente cincuenta años que la película más aterradora jamás vista llegó a la gran pantalla, impactando al mundo entero. Y ahora, el 13 de octubre de 2023 empezará un nuevo capítulo. De la mano de Blumhouse. Dirigida por David Gordon Green, el cineasta que hizo pedazos el statu quo con la franquicia Halloween, llega El exorcista: Creyente.

Desde que falleció su esposa embarazada en el terremoto de Haití hace doce años, Victor Fielding (interpretado por Leslie Odom, Jr., ganador de un Tony y nominado a un Oscar; Una noche en Miami, Hamilton) se ha encargado de cuidar de Angela (Lidya Jewett, la serie Chicas buenas), la hija de ambos.

Pero cuando Angela y su amiga Katherine (la recién llegada Olivia O’Neill) desaparecen en un bosque durante tres días y a su regreso no recuerdan nada de lo que les pasó, se desata una serie de acontecimientos que obligarán a Victor a enfrentarse a la cúspide del mal. Desesperado y aterrado, decide pedir ayuda a Chris MacNeil, la única persona que ha sido testigo de algo parecido.

Por primera vez desde el largometraje de 1973, la oscarizada Ellen Burstyn vuelve a meterse en el papel de Chris MacNeil una actriz cuya carrera se vio truncada por lo que le ocurrió a su hija hace cinco décadas.

Coprotagonizan la película Ann Dowd, ganadora de un Emmy (la serie El cuento de la criada, Hereditary), en el papel de la vecina de Victor y Angela, así como Jennifer Nettles, ganadora de un Grammy (Harriet: En busca de la libertad, la serie Los Gemstones) y Norbert Leo Butz, ganador de dos Tony (Fosse/Verdon, la serie Bloodline) como los padres de Katherine, la amiga de Angela.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Blumhouse Productions, Morgan Creek Productions, Universal Pictures. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.