Vicente DíazEra inevitable que la aclamada y exitosa novela de James Baldwin fuera carne de adaptación cinematográfica. Ha tardado bastante en llegar a la pantalla, aunque hay que reconocer que en 1974, cuando se publicó, todavía no resultaba sencillo tratar temas como el racismo, la injusticia del sistema, o asuntos tan sensibles como las secuelas de una violación.
Barry Jenkins, director afroamericano de moda, que ganó con Moonlight (2016) un Oscar que ya casi nadie recuerda (como sucede con estos premios desde hace mucho), se atreve con el venerado libro de Baldwin, y lo adapta desde un estilo tan personal que prácticamente hace que su oscarizado film y El blues de Beale Street sean películas hermanas.
Sin duda, este largometraje ha sido rodado con todo el sentimiento y la máxima seriedad por parte de Jenkins, a quien el drama afroamericano no le es ajeno. Además, opta por un enfoque más humanista que revanchista a la hora de retratar y denunciar el odio, los abusos y los traumas. Pero una vez dicho esto, hay que añadir que las bondades cinematográficas de El blues de Beale Street no están a la altura de las circunstancias.
Esto último se advierte en el uso de la voz en off, en las escenas excesivamente teatrales y en la frecuente confusión del intimismo con el estilo publicitario. Hay muchos primerísimos planos mostrando los poros de los actores, ralentizados, y asimismo un tono general que busca la trascendencia, pero que puede lograr que el espectador se quede traspuesto.
Desde luego, encontramos aquí buenas interpretaciones, aunque también un exceso de miradas profundas y de momentos congelados en el tiempo que, sumados a unos diálogos excesivamente literarios, dificultan que el público se acerque a los personajes.
En este sentido, El blues de Beale Street es un film serio y decente, pero también frío, a su pesar.
Sinopsis
Tish (KiKi Layne) es una joven de Harlem que se ve obligada a luchar contra reloj para probar la inocencia de su novio Fonny (Stephan James), del que lleva un hijo en su interior. Basada en la novela de James Baldwin, El blues de Beale Street es una celebración del amor incondicional a través de la historia de una joven pareja, sus familias y sus vidas, tratando de llevar a cabo justicia sin más armas que el amor y la promesa del sueño americano.
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