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Los enigmas del hinduismo

Bhimrao Ramji Ambedkar es considerado el padre de la Constitución de la India. Su participación tiene un mérito increíble, puesto que Ambedkar era dalit o paria, es decir, pertenecía a la casta de los intocables. Los expertos y aficionados a las diversas espiritualidades procedentes de la India ofrecen mil y un argumentos para negar que existan castas (¡algunos incluso aseguran que no han existido nunca!). Se recurre a razones de todo tipo:

Etimológicas: «No hay que confundir el complejo concepto varna con lo que nosotros llamamos casta».

Sociológicas: «Las castas en lndia son sólo una manera de diferenciar ocupaciones o profesiones».

Tradicionales: «Todo procede de un mito acerca de un ser que fue desmembrado en las diversas varnas o castas, mito que es tan respetable como el de comerse la carne y la sangre de Dios en la eucaristía».

No creo que los mitos sean respetables en sí mismos, pero me parece mucho menos respetable usar un mito para justificar la discriminación que hacerlo para simplemente comerse pedazos de un dios.

Sin embargo, es mejor no dejarse llevar por tan estupendas explicaciones y es suficiente con investigar de manera honesta el pasado y el presente de la India, para constatar que las castas, en el peor de los sentidos imaginable, existieron y todavía existen.

Cuando antes dije que Ambedkar pertenecía a una casta, pequé de optimista, porque los dalit están más allá de las cuatro castas. Ni siquiera merecen ser shudras (esclavos, obreros, campesinos), pues son literalmente «intocables»: contaminan a quienes los tocan, hasta el punto de que se ha llegado a evitar incluso pisar sus sombras. Estaban y todavía están en muchos lugares destinados a limpiar, a menudo con las manos desnudas, los excrementos de los demás. La discriminación de castas sobrevive incluso entre los indios que viven en Reino Unido, como se denunció en No escape.

Hay muchas razones para sospechar que los dalits fueron considerados infrahumanos debido a que no eran arios, sino pertenecientes a otras etnias o pueblos, como la población dravídica original del sur de la India. También se ha dicho que muchos dalits de la actualidad descienden de poblaciones o individuos budistas, lo que explicaría en parte la misteriosa volatilización del budismo (filosofía y religión que rechaza las castas) de su tierra de origen, a pesar de que todavía hoy se repite esa supuesta verdad de que la India siempre ha sido tierra de tolerancia religiosa.

Ambedkar, además de participar en la creación de la India tras la independencia, combatió toda su vida el sistema de castas, la discriminación de las mujeres y los dogmas de las religiones brahmánicas (las que consideran sagrados los himnos religiosos llamados Vedas). Su libro Aniquilación de las castas es un discurso que tuvo que difundir por escrito al serle prohibido pronunciarlo en público, e incluso polemizó con Gandhi, quien, a pesar de todo su temperamento reformista, defendía las castas y el hinduismo.

Uno de los libros más interesantes de Ambedkar es Riddles of hinduism (enigmas o acertijos del hinduismo), que contiene capítulos que pueden interesar a quienes no tengan ningún conocimiento de la India, y que resultará especialmente interesante e incluso divertido para quienes conozcan libros como el Majabharata, el Baghavad Gita o el Ramayana. El libro provocó disturbios y fue quemado públicamente, en especial por su burla del héroe Rama, ese personaje al que se invoca en canciones tan hermosas como My Sweet Lord, de George Harrison.

Pero Enigmas del hinduismo incluye un enigma que intentan resolver los prologuistas del libro: ¿por qué Ambedkar se convirtió al final de su vida al budismo, junto a varios miles de seguidores, y por qué cada vez son más los dalits que lo hacen? La razón fundamental, aparte de los atractivos que pueda tener el budismo en sí mismo, es que los dalits, a pesar de no ser ni siquiera considerados dignos de la casta más despreciable, son censados como hinduistas. Lo menos que se puede hacer es borrarse de esa estadística que sirve para justificar y perpetuar el abuso social.

En el próximo artículo tendremos ocasión de conocer algunos de los argumentos escépticos de Enigmas del hinduismo.

Copyright del artículo © Daniel Tubau. Reservados todos los derechos.

Daniel Tubau

Daniel Tubau inició su carrera como escritor con el cuento de terror «Los últimos de Yiddi». Le siguieron otros cuentos de terror y libro-juegos hipertextuales, como 'La espada mágica', antes de convertirse en guionista y director, trabajando en decenas de programas y series. Tras estudiar Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, regresó a la literatura y el ensayo con libros como 'Elogio de la infidelidad' o la antología imaginaria de ciencia ficción 'Recuerdos de la era analógica'. También es autor de 'La verdadera historia de las sociedades secretas', el ensayo acerca de la identidad 'Nada es lo que es', y 'No tan elemental: como ser Sherlock Holmes'.
Sus últimos libros son 'El arte del engaño', sobre la estrategia china; 'Maldita Helena', dedicado a la mujer que lanzo mil barcos contra Troya; 'Cómo triunfar en cualquier discusión', un diccionario para polemistas selectos. Además, ha publicado cuatro libros acerca de narrativa audiovisual y creatividad: 'Las paradojas del guionista', 'El guión del siglo 21', 'El espectador es el protagonista' y 'La musa en el laboratorio'.
Su último libro es 'Sabios ignorantes y felices, lo que los antiguos escépticos nos enseñan', dedicado a una de las tendencias filosóficas más influyentes a lo largo de la historia, pero casi siempre ignorada o silenciada. A este libro ha dedicado una página que se ha convertido en referencia indispensable acerca del escepticismo: 'Sabios ignorantes y felices'.
En la actualidad sigue escribiendo libros y guiones, además de dar cursos de guión, literatura y creatividad en España y América.